Al reloj del ministro de Justicia, Félix Bolaños (Madrid, 1975), le faltan horas en el día para cuadrar su apretada agenda. Y no solo porque además de notario mayor del reino sea también titular de Presidencia y responsable de Relaciones con las Cortes, sino porque no hay asunto que tenga que ver con el Gobierno que no pase por sus manos o ‘marrón’ que resolver que Pedro Sánchez no le confíe. Si a eso se añade que, de facto, en esta legislatura el poder judicial se ha convertido en la verdadera oposición al Ejecutivo, se explica que apenas logre arañar al día cinco horas de sueño y que en 12 meses tuviera que pasar dos veces por un quirófano.