El guiño del Gobierno a Junts con el catalán en la UE: pretende incluirlo en la agenda este semestre

La oficialidad del catalán en la UE requiere de la unanimidad de los estados miembros y algunos tienen reticencias a dar ese paso por el efecto contagio que puede tener en otros países

España apela a la “identidad nacional” en la pelea por la oficialidad del catalán, el euskera y el gallego en la UE

Conseguir que el catalán, el euskera y el gallego sean lenguas oficiales en la UE es uno de los compromisos que adquirió Pedro Sánchez con las fuerzas independentistas para lograr su investidura. El camino no es fácil porque requiere de la unanimidad de los 27 estados miembros y mucho han expresado reticencias a aceptar la inclusión de esos tres idiomas en el elenco de lenguas oficiales del club comunitario fundamentalmente por el temor a que haya un efecto contagio en otros países.

El asunto lleva en el cajón varios meses, aunque el Gobierno asegura que trabaja con discreción para intentar convencer a los socios minoritarios. Pero ahora, en pleno pulso de Carles Puigdemont, que reclamó una nueva reunión con el mediador por los incumplimientos de Sánchez, el Ejecutivo ha hecho un guiño para intentar apaciguar a Junts, al menos en ese frente al asegurar que intentará reactivar el tema este semestre.

“Espero tener reuniones con la presidencia polaca en febrero sobre este asunto (…) para que podamos avanzar de forma significativa este semestre”, ha dicho el secretario de Estado de Relaciones con la UE, Fernando Sampedro, a su llegada a una reunión del Consejo de Asuntos Generales en Bruselas. Es en ese foro en el que se tiene que discutir y, en su caso, aprobar la oficialidad de las lenguas.

España llevó el tema al Consejo de Asuntos Generales durante el periodo en el que ostentaba la presidencia rotatoria del Consejo de la UE, pero desde entonces el resto de países a los que les ha correspondido pilotar las negociaciones lo han metido en el cajón bajo la premisa de que el asunto no estaba lo suficientemente maduro. Las dudas que expresan algunos de los gobiernos tienen que ver con cuestiones legales y económicas y reclamaban más informes a España o a las instituciones europeas.

La “intención” del Gobierno es que el asunto se vuelva a abordar, aunque el secretario de Estado no ha especificado si pretende que se someta a votación. Pero el mensaje tiene a Junts como destinatario en un momento en el que los socialistas confían en encauzar las negociaciones presupuestarias con avances en cuestiones como la delegación de las competencias en materia migratoria o la oficialidad del catalán en la UE. Lo que está por ver es si para los de Puigdemont es suficiente y el ánimo del resto de socios europeos al respecto.

“Somos conscientes de que requiere la unanimidad, lo estamos haciendo sin prisa, pero sin pausa para que esa unanimidad sea posible”, ha dicho Sampedro, que ha asegurado que el tema económico no sería un problema porque España ha reiterado su voluntad de correr con los costes y ha asegurado que la estimación de la Comisión Europea de un gasto anual de 132 millones es un “máximo” porque se basa en el caso del gaélico que tiene especificidades distintas a las lenguas cooficiales españolas.

El Gobierno también ha trazado un argumentario legal sobre la base de la “singularidad” de las lenguas oficiales españolas que permita crear del catalán, el euskera y el gallego un caso único en la UE para tratar de convencer a los gobiernos que temen que se abra ese debate en sus correspondientes países.

Así, entre las especificidades que esgrime España respecto a esos tres idiomas es que tienen reconocimiento constitucional, el uso en el Parlamento nacional, los acuerdos administrativos que rigen su uso en la Unión Europea desde hace años así como el depósito de copias certificadas de los tratados ante el Consejo de la Unión Europea en esas lenguas. “Todo este grupo de condiciones sólo lo cumplen las lenguas cooficiales españolas en la Unión”, defendió ya hace un año Albares en Bruselas.