Donald Trump quiere ser el nuevo William McKinley, el presidente que gobernó Estados Unidos a finales de siglo XIX y se caracterizó por una dura política proteccionista. No solo ve los aranceles como la solución mágica para una nación que, según él, se acerca al colapso económico, sino también como la principal arma diplomática que tiene a su disposición, y lograr que los países vecinos refuercen la seguridad con más dinero y efectivos en las respectivas fronteras.