Hemos asistido al fracaso colectivo que supone no haber podido cerrar acuerdos presupuestarios ni en Barcelona ni en Catalunya, acuerdos que todos los implicados teníamos claro que queríamos que fueran progresistas y transformadores
“¿En qué narices está pensando la izquierda?”, apelaba indignado hace unos días el secretario general de CCOO en Catalunya, Javier Pacheco, en la inauguración del 17º Congreso de la UGT. “Si el mensaje que le damos a la ciudadanía es que la izquierda sirve sólo para bloquear las instituciones, estamos alimentando la ofensiva reaccionaria, ultraderechista y populista” que se nos viene encima, afirmaba.
Tiene razón. En las últimas semanas, hemos asistido al fracaso colectivo que supone no haber podido cerrar acuerdos presupuestarios ni en Barcelona ni en Catalunya, acuerdos que todos los implicados teníamos claro que queríamos que fueran progresistas y transformadores. No hablo de fracaso por la afectación concreta sobre partidas económicas, que iremos salvando con mayor dificultad de gestión pero sin dejar de desplegar los compromisos adquiridos. El fracaso es haber perdido una nueva oportunidad de tejer complicidades entre partidos que expresamos objetivos compartidos, y hacer así un poco más sólida la red de protección que salvaguarde derechos y libertades.