El mismo camión que trató de cruzar en dos ocasiones con productos de higiene en el mes de enero siendo rechazado, logró pasar este martes por la frontera del Tarajal con materiales para automóviles, dejando en apariencia abierto un canal de tránsito permanente de mercancías con el país vecino
Marruecos frena de nuevo las aduanas de Ceuta y Melilla y el silencio del Gobierno crispa al tejido económico local
La primera expedición comercial entre Ceuta y Marruecos ha conseguido completarse con éxito este martes tras dos intentos fallidos previos, en los que un camión con productos de higiene fue rechazado en la frontera por el país vecino. Esta vez, los productos de para automóvil que llevaba el mismo vehículo sí pasaron. Un hito histórico que supone la apertura de un espacio de tránsito de mercancías ampliamente reclamado por los empresarios locales.
Este martes era uno de esos clásicos días de la Ceuta estaba agitada. Cuando aún no había salido el sol, Policía Nacional y Guardia Civil ya se habían desplegado por más de una decena de puntos de la localidad para detener a alrededor de veinte personas, incluido un miembro de la Benemérita, en el marco de una macrooperación antidroga que acabó de un plumazo con varias organizaciones criminales dedicadas al tráfico de hachís.
Entonces la ciudad aún permanecía ajena a lo que estaba por venir, un nuevo intento de abrir la tan deseada aduana comercial que permita el tránsito constante e ilimitado de mercancías entre Ceuta y Marruecos.
Camino al Tarajal, en los taxis se comentaba la operación policial y no dejaban de verse furgones y coches del cuerpo nacional en todo el trayecto, saliendo incluso de forma coordinada de sus dependencias. Estas escenas contrastaban con la tranquilidad absoluta en la frontera. Sin medios de comunicación, sin colas, sin los jaleos habituales de un paso caliente.
No eran ni las diez de la mañana y la delegada del Gobierno, Cristina Pérez, y miembros de su equipo, como el recién nombrado jefe de gabinete, Gonzalo Sanz, ya esperaban en el lugar. Dentro de las instalaciones, preparando una operativa muy compleja por cuestiones “administrativas”, a las que ya había aludido días atrás la representante del Estado en Ceuta.
El Ministerio de Exteriores, avanzaba entonces Pérez, no ha capitaneado en esta ocasión parte del proceso, al entender que las cuestiones diplomáticas entre países estaban zanjadas, el ‘nudo gordiano’ a deshacer se centraba ahora en el papeleo. Puros “problemas de andar por casa”, documentos “que hay que actualizar” y trámites “que se escapan al control político” al tener que “ir limándose sobre la marcha”.
“Estamos con los pre-trámites”, aludía una fuente cercana al proceso a eso de las doce de la tarde. Mientras, la vida seguía fluyendo. Alguien pedía una cerveza en el pequeño bar de tablones de madera que se encuentra sobre la playa que comparte nombre con el paso fronterizo. “Ya no tenemos, está el Ramadán a la vuelta de la esquina. Hay que parar”, comentaba el dueño. En su lugar escogían los clientes pequeños bocadillos de atún con queso fresco o de chóped de pavo con manchego. También se bebía mucho café y algún té.
Del frío de las primeras horas, marcadas por unas nubes un tanto oscuras, se pasó al cálido mediodía. El sol calentaba las cabezas de quienes esperaban a pasar hacia el Reino Alauita, o de los que pretendían realizar trámites en la Frontera. Un chaval de tez oscura y auriculares grandes de un blanco impoluto pululaba con un ritmo danzarín, aguardando a un colega que rato después salía, papeles en mano, de las instalaciones para coger un taxi. Pasaba por el vial de la rotonda también un agente de la Benemérita, que sacaba un sobre para alguien, a riesgo de casi torcerse el tobillo en uno de los baches de la carretera. Era ya la una y no había ni rastro de la furgoneta. El tercer intento, tras los dos fallidos de primeros y mediados de enero, parecía ir a quedarse en nada.
Sin embargo, los movimientos se aceleraron. El personal de la Delegación del Gobierno comenzó a hacerse visible en el exterior, teléfono en mano, intentando acabar de solucionar todo para poder, aunque fuera, optar a dejar el paso comercial abierto en este martes loco. A las tres menos diez llegó el aviso. “Viene para acá”.
El camión que ha cruzado de Ceuta a Marruecos.
Tardó cuarenta minutos, pero a paso firme y seguro, el mismo camión –el único de las características que exige Marruecos que hay en toda Ceuta– de la firma Vivera Atlántica y que ya había sido usado en las dos pruebas fallidas, enfiló la recta por la carretera nacional hacia la frontera. Esta vez no llevaba papel higiénico, sino productos para automóvil de la firma Rodaco. En el tramo español del Tarajal esperaban por él varios miembros de la Delegación, que le entregaron papeles al conductor, ultimando con él los últimos detalles hasta su incursión, ya casi a las cuatro de la tarde, en la cola de vehículos que aguardaban para entrar en Marruecos.
La espera fue larga, pero a las siete y media fuentes implicadas en la expedición comercial se mostraban optimistas, cerrando los últimos detalles y, finalmente, a las ocho, el camión salió de la zona fronteriza para ir a la zona logística de Altos Castillejos, donde se realizaron los últimos trámites. Con ello se dio por completado por primera vez en la historia un pase de mercancías entre la ciudad autónoma y el país vecino. En apariencia, a falta de confirmación oficial, se trata de la apertura de la Aduana Comercial, un anhelo de los empresarios locales, que deberá comprobarse eficaz en los próximos días. Por el momento parece que pasará como mucho un vehículo diario, para progresivamente incrementarse el tránsito, según lo informado por el Gobierno de la nación.