Hay conciertos que trascienden al género de música que se toca en el escenario. El de Fermin Muguruza este sábado en Madrid ha sido uno de ellos. No era un más ni para el músico de Irún ni para muchas de las personas que llenaron el Movistar Arena. Para buena parte de estas, la cita bien podría ser de esas marcadas en el calendario con meses de antelación, una de las pocas a las que no se puede faltar, organización de responsabilidades familiares mediante. Tanto público como artista sabían que tenía toda la pinta de ser una noche especial. Una recordada durante años cuyo único obstáculo parecían ser las altas expectativas.