En diciembre, tras la elección de Trump, las exportaciones de caldos españoles se dispararon un 23%
Trump activa los aranceles a la Unión Europea con la excusa del IVA
La delirante política del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, entablando una guerra comercial sin precedentes al resto del mundo, ha puesto en alerta a las bodegas españolas, que temen que la aplicación de un nuevo impuesto a la importación de vino les acabe repercutiendo. Así que, ante la incertidumbre generada por el nuevo inquilino de la Casa Blanca, los fabricantes de caldos españoles han empezado a protegerse mandando existencias adicionales a sus importadores del otro lado del Atlántico para intentar mitigar un eventual impacto arancelario.
EEUU es uno de los principales mercados para los vinos españoles. Es el segundo en valor (243 millones de euros) y el sexto destino en volumen, con casi 40 millones de litros envasados, según datos de la Organización Interprofesional del Vino de España (OVIE) hasta noviembre de 2024. En el caso de los vinos espumosos (como el cava) es el primero. En 2024, las exportaciones de vino de España a Estados Unidos aumentaron un 7% y alcanzaron más de 391 millones de dólares en ventas y 67,2 millones de litros.
Pero en diciembre, tras la elección de Trump, los guarismos fueron otros. Las ventas de caldos españoles se dispararon un 23% en valor y casi un 29,5% en volumen, según datos de la aduana recogidos por la OVIE, lo que “sugiere una acumulación de existencias por parte de los importadores”, según la Interprofesional.
Protos (Peñafiel, Ribera del Duero), una de las principales bodegas españolas, ha enviado suficientes existencias a EEUU para cubrir hasta seis meses en caso de que Trump aplique un arancel, según ha explicado a Reuters la directora de exportación de la bodega, Luisa de Paz. “Nos anticipamos ya a finales de año, cuando salió elegido”, añade. Protos exporta unas 250.000 botellas al año a Estados Unidos, su segundo mayor destino internacional después de México.
“Estados Unidos se está llenado de vino”, admite un directivo de una conocida bodega de Rioja, que prefiere mantener su anonimato. Las exportaciones representan un pilar esencial para los tempranillos de Rioja (España absorbe el 60% de la producción), y especialmente EEUU, que es su segundo mercado en valor. “Estados Unidos es un mercado muy complejo y competitivo, todo el mundo quiere estar allí y los aranceles generan mucha confusión, modifican la situación de competencia, ya lo vivimos hace unos años”, advierte el director comercial de Muriel Wines, Íñigo Eguren, en alusión al arancel de 2019. Para este grupo de Elciego (Rioja alavesa), propiedad de la tercera generación de la familia Murúa, las exportaciones constituyen casi el 85% de su negocio y, tras España y Reino Unido, donde vende más es en el país norteamericano.
En 2019, durante el primer mandato de Trump, EEUU impuso aranceles del 25% al vino envasado (no espumoso) de algunos países europeos de cuatro países europeos (Alemania, Reino Unido, Francia y España), para compensar las ayudas que algunos gobiernos concedieron a Airbus.
Algunas compañías confían en que la nueva administración norteamericana no acabe aplicando ninguna tasa, puesto que el mercado doméstico no tiene capacidad para absorber toda la demanda del país. De hecho, el año pasado EEUU importó 1.226, 5 millones de litros por valor de 6.790 millones de dólares (unos 6.520 millones de euros con el cambio actual entre el dólar y el euro).
Otros esperan poder capear el temporal gracias a su estrategia de diversificación, una tendencia cada vez más extendida entre las bodegas españolas, como Raventós Codorníu (Sant Sadurní d’Anoia, Barcelona). Las exportaciones representan casi la mitad del negocio del grupo, que en su último ejercicio fiscal (julio de 2023 a junio de 2024) superó los 230 millones de euros. Estados Unidos es su tercer mercado internacional, tras Reino Unido y Japón, pero tiene una bodega en Napa (California), que “se vería beneficiada” en caso de un eventual arancel, y otra en Argentina, cuyo presidente, Javier Milei, mantiene buena sintonía con Trump, recuerda el responsable de marketing internacional del grupo, José Ángel Osuna.
Marcas fuertes y precios altos
Las bodegas están expectantes ante la incertidumbre. “Por lo menos que nos den un tiempo entre el anuncio y la entrada en vigor para que podamos mandar vino para allá”, ruega Carolina Rouco, la responsable de exportación de Paco & Lola, de Pontevedra. Estados Unidos es el principal cliente de Rías Baixas, con casi el 40% de las ventas al exterior. En los últimos años, esta denominación ha disparado sus ventas al país americano, hasta alcanzar los 62 millones de euros en la última campaña. Pero Rías Baixas cuenta con una ventaja, señala el presidente del consejo regulador, Isidoro Serantes, y es su precio elevado: “El consumidor, especialmente el internacional, los percibe como unos vinos de alta calidad y está dispuesto a pagar un poco más”, explica. El precio medio de salida de bodega del albariño se sitúa así en los 7,94 euros por litro, un 8,46 % más que la campaña anterior.
Miguel A. Torres, presidente de Familia Torres (Vilafranca del Penedès, Barcelona), uno de los principales grupos de España, es de la misma opinión. “Los vinos económicos sufrirán más, puesto que son más vulnerables a las variaciones de precios”, asegura. Estados Unidos figura entre los 10 principales mercados del grupo en cuanto a vino y es el quinto en destilados, como el brandi.
“Necesitamos marcas fuertes para que podamos subir los precios”, exclama Alberto Saldón, director de marketing de Grupo LAN (Fuenmayor, La Rioja), que exporta más de la mitad de su producción a un precio medio-alto, 40.000 cajas a Estados Unidos. “Sólo uno de cada tres consumidores de vino se fija en el precio, al 60% le importa la marca”, subrayaba Saldón hace unos días en la feria Barcelona Wine Week, una de las mejores plataformas para abrir nuevos mercados internacionales, según el sector, y cuya quinta edición acaba de celebrarse con cifras de participación récord, tanto de bodegas como de profesionales.
Para la responsable de inteligencia económica de la OIVE, Begoña Olavarría, “hay que seguir apostando por la calidad, la innovación y la promoción en Estados Unidos y fortalecer la imagen del vino español”.
La contribución del sector vitivinícola (que aglutina las actividades de cultivo de la vid, elaboración y comercialización del vino) a la economía española se estima en más de 11.000 millones de euros y genera más de 200.000 puestos de trabajo directos.