El sueño de toda una vida le llega a Asunción a sus 93 años: “Si encuentran los huesos de mi padre, puedo morir tranquila”

La exhumación proyectada para esta semana en Renieblas (Soria) confirmará si ahí está el cuerpo de Pedro Izquierdo, un electricista de Cigudosa y fusilado por militares sublevados en septiembre de 1936

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Todo lo que saben sobre él ha sido fruto de los testimonios orales de aquellos que lo conocieron hace un siglo. Pedro Izquierdo Lasanta nació en Cigudosa (Soria) en 1907. El 13 de septiembre de 1936, los sublevados le detuvieron en el pueblo de Rebollar. Fue asesinado en su trayecto a prisión, en las cercanías del puente de Renieblas, junto a otro hombre. “A los 16 días de vida me quedé sin madre, y con cinco años sin padre, y solo quiero poder recuperar sus restos”, cuenta su hija, María Asunción Izquierdo Zamora, a sus 93 años. Y lo hace contenta y apenada al mismo tiempo. La asociación memorialista Recuerdo y Dignidad tiene previsto exhumar el cuerpo de Pedro esta semana.

María Asunción se emociona ante la perspectiva de que, después de tanto tiempo, seguramente encuentre el cuerpo de su padre, y también de volver a revivir este pasado de tristeza e incertidumbre que la ha acompañado toda su vida. “Cuando reclamé el cadáver de mi padre, hace décadas, me dijeron que no sabían dónde estaba, que estaban desaparecidos. Mira si me mentían…”. Sus palabras suenan nítidas y suaves al otro lado del teléfono. Sobre todo al recordar sus primeros pasos, allá por 1931, en el barrio madrileño de Cuatro Caminos, donde nació.

El recorrido familiar comenzó a trazarlo el trabajo de su madre, María Antonia Zamora Gómez, que era maestra. Conoció a Pedro tras ser destinada a Cigudosa (Soria). El embarazo de María Asunción la pilló camino de Madrid, el nuevo horizonte laboral de ella. Pedro, que era electricista, se quedó trabajando en Soria. “Ella tenía el corazón más grande que el pecho, por eso los médicos le dijeron que no podía tener hijos. Pero me tuvo a mí y unas dos semanas después falleció”, cuenta Asunción con un tímido acento gallego. Porque tras el fallecimiento de María Antonia, su hija fue llevada a la casa de la abuela materna en Galicia, donde se crió.

De hecho, Asunción relata que solo conoció a sus progenitores por algunas fotos que atesoró la familia, por lo que encontrar los restos de su padre es una forma de cerrar una historia construida a base de ausencias. “Mi padre no estaba metido en nada de política. Siempre dijeron que era muy buen trabajador. Si ahora encuentran sus huesos, yo ya me puedo morir tranquila”, dice con firmeza.

Recuerdo y Dignidad asegura que Pedro estaba trabajando en la Central Eléctrica de La Poveda, en Soria, en el momento de su detención. Pedro García Izquierdo, nieto del electricista e hijo de Asunción, subraya las veces que ha visto a su madre llorar por no saber a dónde ir a rezar un padrenuestro. “Eso son cosas que se enquistan con los años”, apunta.

El nieto de Pedro lleva años indagando sobre la vida de su abuelo. Ha recorrido numerosos pueblos de la zona intentando recabar la mayor información para entender cómo terminó fusilado en 1936. “Conocí a una mujer de más de 90 años que nos dio datos y referencias sobre cómo fue la detención, y me enseñó la casa en la que se alojaba mi abuelo junto a otra pareja”, señala.

Recabar el pasado, cerrar la herida

La casualidad ha hecho que el mismo día en que nació Pedro, el 22 de febrero, sea el día en que seguramente encuentren su cuerpo en Renieblas. Apodado El Manquillo, debido al accidente de caza que en su juventud lo dejó sin una mano, no será muy difícil saber si el cuerpo desenterrado es el suyo, aun a la espera de los análisis genéticos. “Yo creo que estaba escondido o camuflado en Rebollar por motivos que todavía no llego a entender, porque no he encontrado adscripción alguna a partido político o sindicato”, rememora Pedro Izquierdo.

En Soria no hubo guerra. Lo que vino después del alzamiento militar del 18 de julio fue represión, tortura y asesinatos de población civil. A través de los testimonios orales, el nieto ha sabido un poco más sobre los últimos momentos de vida de Pedro. Diferentes versiones conducen al fatídico final. Uno de los hombres con los que charló Pedro Izquierdo, de unos 50 años, le dijo que lo sucedido aquel día en Rebollar quedó marcado para la posteridad en el pueblo. “Me dijo que aparecieron un coche y un furgón en la plaza del pueblo, militares, y preguntaron por mi abuelo y por otro señor con el que vivía. Alguien fue a avisarles y se dieron a la fuga”, explica.

Los militares consiguieron capturar a Pedro, al que condujeron al camión para llevarle hasta prisión. “Una versión dice que mi abuelo saltó del furgón cuando tomó una curva a baja velocidad de la carretera que atraviesa un riachuelo. Otra versión dice que los agentes tenían una forma de actuar similar siempre. Decían que paraban el camión para orinar o estirar las piernas y ahí les mataban y dejaban sus cuerpos”, cuenta el nieto.

Los testimonios también sitúan en la escena del crimen a otro hombre, quizá molinero en la zona. “Parece ser que vio que iban a matar a mi abuelo y se lo recriminó, así que también le asesinaron a él”, añade Pedro Izquierdo. Esos dos cuerpos serían los que se ubican ahora en el puente de Renieblas, aunque todavía se desconoce la filiación exacta de la segunda víctima. Recuerdo y Dignidad ha pedido la colaboración ciudadana para identificarla, escribiendo a [email protected] o llamando al 605 57 74 84.

Tras años de búsqueda llega la exhumación

Sherezade Benito, vicepresidenta de la asociación memorialista soriana, sostiene que “en principio Renieblas no era un lugar destinado por los militares para el asesinato, por lo que algo tuvo que suceder en el trayecto”. El hallazgo de los restos ha llegado tras dos intentos previos infructuosos que comenzaron en 2021. “Hemos tenido mucha suerte porque empezamos a buscar a unos 500 metros de donde ahora hemos ubicado la fosa. Yo paraba ahí el coche y me intentaba imaginar la escena, pensar dónde podría estar su cuerpo, pero era imposible hacerse una idea”, aclara Pedro Izquierdo. Las cosas, dice, hubieran sido más fáciles si el párroco de Renieblas hubiera permitido en su momento que sus restos descansaran en el cementerio del pueblo, pero no fue así.


Fosa que contendría los restos mortales de Pedro Izquierdo.

El pasado 20 de enero, Recuerdo y Dignidad, con los trabajos de ARECO Arqueología, consiguió hallar la fosa que contendría los restos mortales de estas dos personas. Un mes después, serán exhumados por la Sociedad de Ciencias Aranzadi. El nieto de Pedro exclama “la cantidad de cadáveres que todavía quedan tirados por las cunetas de España”. También se muestra tranquilo. “Los nervios no ayudan a comprender la situación, así que mejor estar tranquilo. Yo no conocí a mi abuelo, tan solo le he visto en algunas fotografías, así que imagino que eso hace que no se haya creado un vínculo muy fuerte”, comenta.

“¿Qué restos habrá? Tantos años allí enterrados sin caja ni nada…”, se pregunta Asunción, que este junio cumplirá 94 años. Repite una y otra vez que ya se puede morir tranquila, parafraseando sus términos. “Les he llorado mucho, les he echado mucho de menos toda mi vida”, dice emocionada Asunción. “Muchas veces digo que yo no he tenido envidia en el mundo más que de aquellos que tenían padre”.