Es una barbaridad que, al no modificar este mínimo exento, las personas perceptoras del salario mínimo pasen a soportar un tipo marginal (lo que se paga por el último tramo del aumento del SMI, que son 50 euros) del 46,8%, muy por encima del que aportan las rentas más altas
La historia y evolución del salario mínimo desde 1963 nos ofrece importantes enseñanzas de las que deberíamos aprender si se quiere abordar con acierto el actual conflicto sobre la fiscalidad que debe aplicarse a sus perceptores.
Durante estas seis décadas, el salario mínimo ha reflejado con nitidez el conflicto entre concepciones socioeconómicas confrontadas ideológicamente. Al mismo tiempo que ha sido el terreno propicio para un tacticismo político extremo.