CSIC y universidades se quedan sin poder publicar artículos en algunas de las revistas científicas más prestigiosas

La Conferencia de Rectores y el Consejo pactan con tres editoriales la renovación del acuerdo por el que sus investigadores pueden acceder a las publicaciones y dar a conocer sus trabajos, pero Elsevier, la más grande y la que más cobra, se queda fuera tras no aceptar menos dinero del que viene cobrando

Cuatro editoriales cobran 170 millones en cuatro años a las universidades españolas y el CSIC por leer y publicar artículos científicos

Las universidades españolas y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han renovado a la baja los acuerdos transformativos que tenían firmados con tres de las principales editoriales científicas del mundo para permitir a sus investigadores tanto publicar artículos de pago como leer las investigaciones que otros colegas publiquen en las revistas de estos grupos. En total, la CRUE (Conferencia de Rectores de Universidades Españolas) y el CSIC pagaban en conjunto y de media hasta este 2024 unos 42,5 millones de euros anuales por este servicio.

Springer, Wiley y American Chemical Society han aceptado una rebaja en el pago que reciben, planteada por los organismos españoles (que acaparan la mayoría de la producción científica del país). Sin embargo, la que quizá es la principal editora del mundo y la que más dinero recibía hasta este año (26,5 millones de euros) en virtud de estos acuerdos, Elsevier, ha rechazado la oferta, también a la baja, propuesta por el CSIC y la CRUE. En consecuencia, y si no hay acuerdo, ni las universidades ni el Consejo financiarán la publicación de artículos en ninguna de las revistas de Elsevier.

Pero al menos el CSIC sí tiene preparado un “plan de contingencia” que permita a sus investigadores acceder a la lectura de las investigaciones que publique Elsevier y, por tanto, mantenerse al corriente de los últimos avances. Para ello, propone el uso de algunas aplicaciones para instalar en los navegadores de internet, como Unpaywall u Open Access Button, entre otras, que buscan versiones de acceso libre del artículo en internet, o acudir al servicio de obtención de documento SURAD del propio CSIC.

Pagar por leer, pagar por publicar

Los llamados acuerdos transformativos renovados ahora por la CRUE y el CSIC tras el periodo 2021-2024 responden al funcionamiento del mundo editorial científico, que en los últimos años (¿décadas?) ha pasado de cobrar por leer a cobrar por publicar. Tradicionalmente, simplificando y con excepciones, las revistas científicas funcionaban por un sistema de suscripción: quien quisiera leer los artículos publicados debía abonarse, función que en ocasiones ejercían las bibliotecas de las universidades o el Consejo como institución para facilitar el acceso a sus empleados.

Pero las editoriales cambiaron el modus operandi para ampliar el alcance de sus publicaciones y pasaron de cobrar por leer a cobrar por publicar: así nacieron los Article Procesing Charges (APCs), por los que es el investigador el que asume el coste (supuesto, es un pensamiento común en el sector que el servicio que ofrecen las revistas no justifica el precio que piden por publicar) de la publicación a cambio de que el artículo sea de acceso abierto para todos y obtenga así más difusión. El coste de publicar un artículo varía, pero se maneja en las cuatro cifras en la mayoría de las revistas (por artículo) y además ha subido en los últimos años, según una investigación reciente.

Además de estos dos modelos hay otros híbridos, en los que el investigador puede elegir bajo cuál de los dos formatos publicar, y algunos que son 100% gratuitos y que se están tratando de impulsar desde las administraciones en los últimos años.

Con carácter general, instituciones de todo el mundo están lanzando iniciativas para desvincularse dentro de sus posibilidades de estas editoriales. El sector científico percibe que las revistas abusan de la necesidad –que no han generado ellas sino las administraciones– que tienen los investigadores y académicos de publicar sus artículos en determinadas revistas para progresar en sus carreras. Es el famoso aforismo de “publica o muere” (publish or perish, en inglés) que rige la investigación. Las editoriales, que se apoyan también en el trabajo desinteresado de muchos científicos para corregir textos, mueven miles de millones de euros anuales.

Tres aceptan

El CSIC ha enviado una carta a sus investigadores en la que les informa del estado de las negociaciones y los acuerdos conseguidos por el momento. El centro explica en la misma que “el objetivo de este esfuerzo de negociación conjunto [con las universidades] ha sido el de lograr un precio justo, que, al fin y al cabo, es asumido con dinero de toda la ciudadanía a cambio del servicio que prestan estas editoriales”. La CRUE y el Consejo han detectado durante estos años pasados que el anterior acuerdo, que venció en 2024, superaba las necesidades de las instituciones: se pagaba de más y no se utilizaba en toda su extensión.

Las instituciones han conseguido rebajarlos, según figura en la web del CSIC. El acuerdo con Springer Nature incluye una rebaja en la cuota anual del 30%, explica el Consejo. Esto supone algo recortar en unos dos millones los 6,5 anuales que se estaban abonando. El documento relata que el pacto incluye el acceso a todas las revistas del grupo para lectura de artículos y la financiación de 698 publicaciones en tres años (unas 230 cada uno de ellos). Sin embargo, “están excluidas de este acuerdo algunas revistas por diversas causas, como por ejemplo los títulos de Nature Journals, Academic Journals y Palgrave, o que son publicadas solo en modo de suscripción, así como todas las revistas Gold Open Access” (aquellas abiertas del todo a la lectura). En este caso, los investigadores podrán publicar en unas revistas determinadas y queda fuera del acuerdo la más prestigiosa publicación del grupo, Nature.

El acuerdo con Wiley también incluye una rebaja. En este caso, la editorial ha aceptado cobrar un 9% que hasta ahora, lo que significa restarle 750.000 euros anuales al pago de 8,3 millones que se realizó en 2024. Este acuerdo tiene un año más de duración que el de Springer, hasta 2028, y “contempla la lectura del portfolio completo del editor Wiley (Data Base Model) y una publicación elegible sobre los títulos híbridos en este editor. Además, se incorpora una pequeña porción de los Costes de Publicación (Article Processing Charges, APCs) para publicación en títulos full gold (acceso abierto completo) de Wiley”. En este caso se ha acordado la financiación de 1.490 artículos en publicaciones de Wiley (unas 350 al año).

El último acuerdo cerrado es con la American Chemical Society (ACS), una editorial especializada en ciencias químicas y de materiales. Con esta editora se ha acordado una rebaja del 5% en los 3,5 millones de euros que se pagan actualmente: es un ahorro de 175.000 euros al año. “El acuerdo con ACS cubre el periodo 2025-2027 y contempla la lectura del portfolio completo del editor y la publicación elegible sobre todos los títulos híbridos y gold (acceso abierto) en este editor”, les explica el Consejo a sus científicos.

Elsevier lo rechaza

Con Elsevier, quizá la principal editorial del mundo y la que más cobraba en virtud de estos acuerdos con 27 millones al año, no se ha podido renovar el acuerdo, según explica la carta del CSIC. “La Comisión negociadora CSIC-CRUE ha planteado a esta empresa un acuerdo más justo que el vigente. Tras el análisis de los consumos realizados por los investigadores en el periodo anterior, la propuesta del CSIC y la CRUE plantea que el importe a abonar a esta empresa se corresponda con el volumen real de publicaciones de los investigadores, lo que implica una reducción significativa del importe total a pagar”, explica. En concreto, los organismos españoles pretendían rebajar el pago anual en más de dos millones de euros para quedarse por debajo de 25, pero la editorial lo ha rechazado.

La misiva del Consejo califica de “inasumible” la propuesta alternativa que ha realizado la editorial, “como ya les ha ocurrido a otros organismos científicos internacionales que han decidido suspender los acuerdos con Elsevier”, según recuerdan. Por el momento y mientras no se renueve el acuerdo –si se renueva– quien quiera publicar en alguna revista de Elsevier tendrá que afrontar sus propios pagos.

Esta es la editora más cuestionada en cuanto a las prácticas abusivas que estaría realizando. Internet está lleno de noticias de instituciones, como esta de la Universidad de California (o países enteros, como hizo Alemania en 2017) o llamamientos de científicos (el grupo The Cost of Knowledge, “el coste del conocimiento”, ha logrado 20.525 firmas) a boicotear a este grupo, que factura unos 2.600 millones de euros al año, por no fomentar el acceso abierto a los artículos.