Madrid no puede ser “El cuento de la Criada” donde la principal función de las mujeres tenga que ver sólo con la natalidad. El feminismo reivindica y lucha por la igualdad real entre mujeres y hombres en todas las esferas de la sociedad
El feminismo es uno de los movimientos pacíficos más transformadores a lo largo de la historia, ha impulsado importantes derechos y avances para todas y todos, desde el divorcio a los permisos de paternidad y maternidad o la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, entre otros muchos.
Madrid tiene una de las mayores brechas salariales entre hombres y mujeres en todo el país y es la única región en toda España que no tiene una Ley de Igualdad autonómica. Actualmente, contamos con una Comunidad sin estrategias y con un presupuesto menguante en políticas de igualdad; con una Presidenta que hace gala de despreciar al feminismo y hace apología constante de los “derechos” del hombre enfrentándolo al Día de la Mujer.
La elaboración y ejecución de políticas sin enfoque de género, así como la falta de inversión pública, afectan directamente al acceso a derechos y calidad de vida de las mujeres y niñas en la región. Madrid es la que menor presupuesto per cápita de toda España destina a sanidad, con el consecuente impacto en la salud de la ciudadanía madrileña en general, y de las mujeres, jóvenes y niñas en particular, especialmente en lo referente a su salud sexual y reproductiva. Hay que añadir, además, las diferencias geográficas entre zonas dentro de la misma región, lo que aumenta la brecha social, perjudicando a mujeres, jóvenes y niñas en situación de mayor vulnerabilidad.
Esto se acentúa en lo relativo al acceso a otros derechos, como el de la vivienda, teniendo en cuenta que en la Comunidad de Madrid ha alcanzado precios de máximos históricos. La imposibilidad de acceder a una vivienda tiene un impacto muy negativo para las condiciones de vida de todas las personas, especialmente las que se encuentran en situación más precaria, como mujeres mayores con pensiones mínimas o muy bajas, familias monomarentales, trabajadoras precarias y mujeres migrantes en situación de vulnerabilidad, entre otras. Por no mencionar el acceso a un empleo digno y de calidad, siendo la jornada parcial de las mujeres tres veces superior a la de los hombres en la Comunidad de Madrid, y más de la mitad de las personas desempleadas, mujeres.
Madrid no puede ser “El Cuento de la Criada”, donde la función principal de las mujeres tenga que ver sólo con la natalidad o combatir el invierno demográfico. Las mujeres debemos decidir lo que queremos ser, sin que nadie, ningún gobierno ni ninguna Presidenta, nos diga cómo debemos manifestarnos ni cuántos hijos tener.
Más que nunca son necesarias políticas feministas transversales e interseccionales, inversión pública con enfoque de género y sensibilización feminista desde los estamentos públicos a todos los niveles para fomentar de manera efectiva la igualdad y los derechos de todas las mujeres.