La institución monetaria ejecuta la quinta bajada consecutiva del ‘precio’ oficial del dinero y la sexta desde junio, cuando estaba en el 4%, ante la moderación de la inflación y la debilidad de la actividad económica, en la que ya ve las consecuencias de la guerra comercial
Hasta aquí las bajadas de tipos de interés cantadas del BCE: brotan las dudas con la guerra comercial de fondo
El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido recortar los tipos de interés 0,25 puntos, del 2,75% al 2,5%, en la segunda reunión ordinaria de su consejo de gobierno en 2025. Se trata de la quinta bajada consecutiva del ‘precio’ oficial del dinero en la eurozona y la sexta desde junio, cuando estaba en el 4%, ante la moderación de la inflación, la debilidad del crecimiento económico y las necesidades de inversión, sobre todo en defensa.
Esta “relajación” de las condiciones de financiación —que se reflejan en la caída del Euríbor y el abaratamiento de las hipotecas y el resto de préstamos— estaba dentro de la hoja de ruta de la institución monetaria. A partir de aquí, empieza un complejo debate sobre las siguientes decisiones del BCE con la guerra comercial y los efectos de los aranceles en la inflación, el crecimiento y el tipo de cambio euro/dólar como telón de fondo.
“La política monetaria se está volviendo significativamente menos restrictiva, ya que los recortes de los tipos de interés están haciendo que el nuevo endeudamiento sea menos costoso para las empresas y los hogares y el crecimiento de los préstamos está repuntando. Al mismo tiempo, un obstáculo para la flexibilización de las condiciones de financiación proviene de las alzas anteriores que aún se transmiten a los préstamos en general”, arranca el comunicado del BCE de este jueves.
Inflación en el 2% y menos crecimiento
Los factores internos en la eurozona, como son la expectativa de que la inflación se quede cerca del objetivo del 2% —corroborada en la actualización de las previsiones del propio BCE de este mismo jueves—, la desaceleración de las subidas salariales, el estancamiento de la actividad, sobre todo en Alemania, y los desequilibrios fiscales de Francia, apoyan más bajadas de los tipos de interés en los próximos meses. Sin embargo, “el consejo de gobierno no se compromete de antemano con una trayectoria de tipos concreta”, continúa el comunicado.
En la actualización de sus previsiones, el BCE ha vuelto a rebajar las proyecciones de crecimiento económico del conjunto de la eurozona (al 0,9% para 2025, 1,2% para 2026 y 1,3% para 2027). “Las revisiones a la baja para 2025 y 2026 reflejan una caída de las exportaciones y una debilidad persistente en la inversión, en parte originadas por la alta incertidumbre” de la guerra comercial, “así como por una incertidumbre política más amplia”, recoge el comunicado de la institución.
Los factores externos, principalmente la guerra comercial que ha escalado el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y las tensiones geopolíticas, implican el riesgo de un repunte de la inflación “por los aranceles que ponga la Unión Europea a partir de abril como respuesta a Estados Unidos, lo cual dificultaría bajar más los tipos”, advierte Federico Steinberg, investigador principal del Real Instituto Elcano, en declaraciones a elDiario.es.
Otra opción es que “la Unión Europea decida no contestar con aranceles significativos, sino que intente depreciar su tipo de cambio [el euro] como respuesta y conseguir una ganancia de competitividad de exportaciones equivalente a los aranceles”, comenta este experto. En otras palabras, una caída del euro en su cruce con el dólar abarata automáticamente las exportaciones a Estados Unidos, y las bajadas de los tipos de interés apoyan esa depreciación de la moneda.
“Los factores internos [inflación, crecimiento…] deberían ser determinantes en la orientación de la política monetaria, por dos razones. En primer lugar, los efectos de los factores externos sobre la inflación son inciertos y altamente especulativos: dependen del escenario que uno visualice. En segundo lugar, cuando los impactos de estos factores externos se produzcan, esos se van a materializar en variables como el crecimiento, el empleo o el tipo de cambio, que ya están contemplados en el análisis del BCE”, explica Jordi Schröder, investigador de Positive Money, a este periódico.
“Dicho esto, la inversión es un área donde ambos factores, externos e internos, se entrelazan. Europa necesita incrementar significativamente la inversión en sectores estratégicos, especialmente en la transición verde, tanto para mitigar el cambio climático como para asegurar su seguridad energética y autonomía geopolítica”, finaliza.
Necesidades de gasto público e inversión en la eurozona
Esas necesidades de inversión han supuesto un giro histórico en Alemania, donde tras las últimas elecciones, conservadores y socialdemócratas han pactado levantar los rígidos límites al endeudamiento y al déficit para aumentar el gasto público. Este compromiso para elevar el esfuerzo fiscal —obligado por la urgencia de las inversiones en defensa— ha elevado el interés que se exige a la deuda de Alemania, la referencia más fiable de la eurozona, hasta acercarse al 3% —lo que ha rebajado la prima de riesgo de España, como se explica en esta información—-.
Ese interés que ofrece el ‘Bund’ (que superan por supuesto los bonos de España, Francia o Italia) vuelve a superar la tasa de referencia del 2,5% del BCE, lo que implica que es más rentable para los bancos invertir en deuda alemana (o del resto de grandes economías de la eurozona) que aparcar su liquidez en la banca central y cobrar “la facilidad de depósito” a ese 2,5%.
Este atractivo de financiar la nueva deuda —para financiar los déficits (el diferencial entre los ingresos y los gastos públicos)— de los países de la eurozona supone un impulso para la actividad, porque la mayoría de este dinero será destinado a aumentar la inversión pública productiva y la inversión agregada, y no tanto el gasto corriente.