El Gobierno envía al Congreso la primera ley estatal para prevenir el inicio del consumo en adolescentes tras aprobarla en este martes en el Consejo de Ministros: un 30% ha bebido a atracones en el último mes
Un consumo de alto riesgo y por “atracones”, así ha cambiado la forma de beber entre los menores
El Consejo de Ministros ha aprobado este martes el proyecto de ley con el que el Ministerio de Sanidad busca atajar el consumo de alcohol entre menores en España. El texto, que se aprobó en primera vuelta a finales de julio, está listo para ser enviado al Congreso y comenzar a tramitarse. Se trata de la primera norma nacional enfocada en niños, niñas y adolescentes y busca revertir una cifra preocupante: más de la mitad de los estudiantes de entre 14 y 18 años ha bebido alcohol en el último mes, según la última encuesta ESTUDES. Un tercio de ellos, además, lo ha hecho a atracones.
El consumo de esta sustancia afecta al “desarrollo cerebral y al desempeño educativo”, favorece las conductas de riesgo y aumenta las posibilidades de desarrollar “futuras adicciones”, ha afirmado la ministra de Sanidad, Mónica García, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, en la que ha recordado que “no existe una cantidad segura que no implique un impacto negativo para la salud”. “Hay que desterrar esa idea anticientífica de que hay beneficios para la salud en el consumo moderado. No aporta ningun beneficio y mucho menos a nuestros niños y adolescentes”, ha añadido a renglón seguido.
Sanidad busca, sobre todo, actuar en un entorno que culturalmente normaliza beber alcohol. Es decir, suprimir en la medida de lo posible los estímulos ambientales que pueden empujar a tomar alcohol, con estrategias parecidas a las que ya se usaron con el tabaco. El equipo ministerial considera que el problema no es tanto la acción individual sino el “entorno favorecedor” y, aunque asume que no es realista aspirar a un consumo cero, sí pretende retrasar al máximo la edad de inicio. Cuanto antes, más impacto tiene en la salud.
El texto, ha recordado la ministra, surge de las recomendaciones de la Ponencia ‘Menores sin alcohol’ de la Comisión Mixta Congreso-Senado para el Estudio del Problema de las Drogas, que se aprobaron por unanimidad de todos los grupos parlamentarios en 2018. La norma resultante armoniza las regulaciones que ya existen en diferentes comunidades autónomas y municipios e introduce algunas novedades. Estas son las medidas más importantes:
Nuevos espacios libres de alcohol
Queda prohibido el consumo de alcohol en todos los centros educativos, excepto en las universidades. También en las residencias de estudiantes que admitan a menores o en centros de protección de niños y niñas. Algunas normas autonómicas ya incluyen esta prohibición, pero ahora se armoniza en una ley para todo el Estado. Por ejemplo, los profesores no podrán elegir una bebida alcohólica en el menú del comedor escolar.
Sanidad también pretende sacar el alcohol de los eventos frecuentados por menores. Por ejemplo un concierto para niños o un partido de fútbol infantil. En esos entornos estará prohibido el consumo de bebidas alcohólicas, por parte de adultos también para evitar la exposición de los adolescentes a estos productos.
De hecho, la ley faculta a los cuerpos policiales a realizar pruebas de alcoholemia “en lugares y circunstancias específicas” en las que el consumo de alcohol esté prohibido, como eventos cuyo público objetivo sea el infantil. Estas pruebas pueden realizarse tanto a adultos como a menores. Y las multas podrán suspenderse si los menores participan en programas preventivos o rehabilitadores, según Sanidad.
Más restricciones en los anuncios
La ley establece nuevas limitaciones para los anuncios relacionados con bebidas alcohólicas. No se podrán dirigir en ningún caso a menores de edad, pero tampoco usar la imagen o la voz de personas de menos de 21 años o mujeres embarazadas. Tampoco estará permitido, una vez la norma entre en vigor, que participen en esta publicidad personajes reales o de ficción que sean populares para la población más joven.
Está prohibido, además, el uso de reclamos que traten de vincular el consumo con “el éxito social o sexual” o el “rendimiento físico” y los mensajes que “infraestimen los riesgos para la salud del consumo de bebidas alcohólicas”, como el “consumo responsable”.
Protección alrededor de los colegios
El proyecto obliga a alejar cualquier publicidad sobre bebidas alcohólicas de los centros educativos. Las marcas no podrán instalar anuncios en marquesinas o en cualquier otro mobiliario visible en la vía pública en un radio de 150 metros. Esto incluye, precisaron desde el Ministerio en verano, las mesas y los toldos promocionales de marcas de cerveza que suelen tener los bares. La distancia también opera si hay parques o lugares de ocio infantil; y en las proximidades de centros sanitarios sanitarios, sociosanitarios y de servicios sociales.
La medida entrará en vigor un año después de la publicación de la ley pero no afectará “a las situaciones existentes antes de ese momento”, aclara Sanidad. Inicialmente la restricción iba a aplicarse también a los productos 0,0% pero este punto se ha eliminado del proyecto y, además, estará permitida la publicidad de bebidas fermentadas por debajo de 0,5% de alcohol.
En las urgencias y en el currículo
La ley incorpora “nuevos contenidos” sobre prevención del consumo en todos los niveles educativos y programas para que las familias tengan herramientas. El texto fomenta las actividades extraescolares para “concienciar sobre estilos de vida saludables y retrasar el inicio del consumo de alcohol”.
En el ámbito sanitario, se desarrollarán protocolos para detectarlo en las consultas o prevé la inclusión de registros sobre consumo en las historias clínicas.Los chicos y chicas atendidos en los servicios de urgencias por una intoxicación etílica pasarán por una evaluación integral que implicará, si son menores de 16 años, a sus progenitores o tutores.
Medidas en tiendas y bares
A la hora de que las administraciones públicas autoricen o no la apertura de nuevos establecimientos “podrán tener en cuenta” aspectos como la concentración de puntos de venta o su cercanía a centros educativos, centros de protección de menores o lugares en los que haya actividades recreativas para niños y jóvenes. La ley pretende que las personas que se dedican a la venta de alcohol se formen sobre sus efectos perjudiciales en menores.
En establecimientos de autoservicio, como los supermercados, las bebidas deberán situarse en un espacio concreto del local separado de las zonas con productos destinados a las personas menores de edad. Si el establecimiento vende sobre todo a niños, niñas y adolescentes no podrá tener disponibles bebidas “ni productos que las imiten”.
Si se instalan máquinas de dispensación –dentro o fuera de establecimientos– deben incorporar “mecanismos técnicos eficaces” para impedir su compra por parte de menores como pasa con los aparatos para adquirir tabaco.