Vapores, jengibre o miel: ¿en qué medida funcionan los remedios caseros para la tos?

Con los cambios de tiempo, la gripe, los catarros o las alergias, la tos es una de las molestias más comunes, ¿cuánto sirven estos remedios?

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La tos es uno de las molestias más comunes y desagradables que experimentamos, especialmente durante los meses fríos o cuando cambia el tiempo. La tos no es una enfermedad en sí misma, sino un mecanismo de defensa del cuerpo para expulsar sustancias irritantes, microbios o mucosidad acumulada en las vías respiratorias. Sin embargo, cuando persiste, puede afectar la calidad de vida, dificultar el descanso e incluso causar dolor muscular o irritación en la garganta. 

En cualquier farmacia nos pueden recetar fármacos antitusivos que se venden sin receta, y suelen contener ingredientes activos como dextrometorfano (un supresor del reflejo de la tos), guaifenesina (un expectorante que ayuda a eliminar la mucosidad), o antihistamínicos como la difenhidramina (para reducir la tos asociada a alergias). En algunos casos, contienen combinaciones de estos componentes con analgésicos o descongestionantes. 

Sin embargo, muchas personas recurren a remedios caseros como la miel, los vapores o el jengibre para aliviar la tos. La pregunta es ¿realmente funcionan mejor que los fármacos?

Por qué tosemos

La tos puede ser causada por una variedad de factores, desde infecciones virales como el resfriado común o la gripe, hasta enfermedades crónicas como el asma, afecciones pulmonares o el molesto reflujo gastroesofágico. También puede ser provocada por alergias, contaminación ambiental, tabaquismo o por la inhalación de partículas irritantes. 

Dependiendo de su duración, la tos se clasifica en aguda (menos de tres semanas), subaguda (entre tres y ocho semanas) o crónica (más de ocho semanas). En la mayoría de los casos, la tos aguda está relacionada con infecciones respiratorias, como la gripe o un catarro, y suele desaparecer por sí sola con el tiempo.

Aunque los medicamentos sin receta pueden ayudar a aliviar la tos, muchas personas prefieren optar por remedios naturales, ya sea por tradición cultural, preferencia personal o para evitar los posibles efectos secundarios de los fármacos. 

La miel, el remedio tradicional para la tos que funciona

La miel ha sido utilizada durante siglos como un remedio natural para aliviar la irritación de la garganta y reducir la tos. Su textura viscosa ayuda a recubrir las paredes de la garganta, proporcionando un efecto calmante. Además, la miel tiene propiedades antimicrobianas y antiinflamatorias, lo que puede contribuir a reducir la inflamación y combatir infecciones leves.

En una amplia revisión de estudios publicada en BMJ en 2020, después de revisar 14 ensayos y más de 1.300 casos, se encontró que la miel era más efectiva que los placebos y los antibióticos usados para la tos, especialmente en niños. Sin embargo, es importante recordar que la miel no debe administrarse a niños menores de un año debido al riesgo de botulismo infantil, una enfermedad rara pero grave causada por esporas bacterianas que pueden estar presentes en la miel.

Para consumir miel como remedio para la tos, se recomienda tomar una cucharadita antes de dormir o mezclarla con agua tibia y limón para potenciar sus efectos. Aunque es segura para la mayoría de las personas, aquellos con diabetes deben tener cuidado debido a su alto contenido de azúcar.

Los vapores para despejar las vías respiratorias

Los vapores son otro remedio casero utilizado para aliviar la tos, especialmente cuando está acompañada de congestión nasal o mucosidad espesa. Inhalar vapor ayuda a humedecer las vías respiratorias, lo que facilita la expulsión de flemas y reduce la irritación. Además, agregar hierbas como el eucalipto o la menta puede proporcionar un efecto descongestionante adicional gracias a que contienen compuestos volátiles, como el mentol y el cineol.

Sin embargo, la evidencia científica sobre la efectividad de los vapores es limitada. Una revisión de estudios comprobó que algunos sugieren que la inhalación de vapor puede proporcionar un alivio sintomático temporal, especialmente en casos de resfriados comunes. Sin embargo, los vapores no afectan a la duración de la tos ni sirven para tratar la causa subyacente. Por si fuera poco, existe un riesgo de producir quemaduras en las vías respiratorias por inhalar vapores demasiado calientes. 

Si aun así alguien encuentra alivio en las inhalaciones, lo recomendado es hervir agua, verterla en un recipiente y añadir unas gotas de aceite esencial de eucalipto o menta. Luego, se cubre la cabeza con una toalla y se inhala el vapor durante 5-10 minutos, teniendo cuidado de hacer pausas y de no acercarse mucho para no quemarse. 

El jengibre: antioxidante y antibacteriano

El jengibre es una raíz conocida por sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y antimicrobianas. Estas características lo convierten en un ingrediente de muchos remedios populares, especialmente en las culturas asiáticas. En el caso de la tos, el jengibre puede aliviar la irritación de la garganta y la inflamación de las vías respiratorias. El jengibre contiene compuestos como el gingerol y el shogaol, que pueden ayudar a relajar los músculos de las vías respiratorias y reducir la sensación de picazón que desencadena la tos.

Una revisión de más de 100 estudios sobre el jengibre cuenta, entre otros muchos beneficios, sus efectos antiinflamatorios y antitusivos. Estos efectos parecen deberse a la presencia de unos polisacáridos que inhiben el reflejo de la tos.  

El jengibre puede consumirse de varias formas, entre ellas fresco, en té, en polvo o incluso en caramelos. Para preparar un té de jengibre, se recomienda rallar una pequeña porción de la raíz y añadirla a agua caliente, dejándola reposar durante 10 minutos. Se puede endulzar con miel para potenciar sus efectos calmantes.

Cuidado con la tos persistente

Aunque los remedios caseros como la miel, los vapores y el jengibre pueden ser útiles para aliviar la tos momentáneamente, es importante recordar que no son una cura para las posibles dolencias subyacentes que la causan. Si la tos persiste durante más de dos semanas, está acompañada de fiebre alta, dificultad para respirar o expectoración con sangre, hay que consultar a un médico para descartar problemas más graves como neumonía o bronquitis.