En abril de 2020 Alberto Núñez Feijóo reunió a un grupo de empresarios para pedirles ideas con las que optar a la catarata de millones que Europa ofrecía bajo el paraguas de los fondos europeos para la reconstrucción postcovid. Inditex mandó a ese encuentro a su director general de finanzas, Ignacio González. El directivo le habló a los presentes de la alta demanda de una fibra vegetal llamada lyocell, que la industria textil usa para fabricar prendas con el distintivo de ropa ecológica. El producto se elabora procesando madera y sometiéndola a multitud de procedimientos químicos altamente contaminantes. Pero en aquel momento el proyecto se vendió como una gran iniciativa ecológica y una posibilidad de negocio para una tierra acostumbrada a explotar sus montes con el cultivo masivo de eucalipto de rápido crecimiento. Feijóo se marchó a Madrid y su sustituto, Alfonso Rueda, abrazó la idea de su precedesor con una vehemencia que resulta inexplicable. Han pasado cinco años desde aquello y ha tomado forma: la portuguesa Altri acaba de conseguir el visto bueno medioambiental de la Xunta para poner en marcha su macrocelulosa en Palas de Rei (Lugo), al borde del río Ulla.