Bruselas se pone en ‘modo guerra’ ante la «amenaza de una Rusia revanchista” y apuesta por compras conjuntas de armas

La Comisión Europea se ofrece para centralizar las compras, como sucedió durante la pandemia con las vacunas, para impulsar el ‘rearme’ del continente bajo la premisa de «gastar mejor, juntos y europeo». La retórica bélica se dispara y Bruselas alerta de la amenaza de Putin incluso si hay paz en Ucrania

Von der Leyen deja en manos de los gobiernos la financiación de los 800.000 millones de su plan de rearme

El ‘modo guerra’ en el que entró la Unión Europea tras la invasión rusa de Ucrania se ha multiplicado en los últimos meses a raíz de la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca. La ‘economía de guerra’ a la que apeló la Comisión Europea en la recta final del anterior mandato se ha convertido en una realidad en 2025: todos los gobiernos europeos coinciden en que deben aumentar sustancialmente el gasto en defensa ante la desconexión de EEUU de la seguridad del Viejo Continente. La retórica bélica se ha enfatizado, por tanto, en las últimas semanas, cuando la dirigencia europea ha sido consciente de que Trump ha dejado a la UE y a Ucrania a su suerte. Así queda recogido en el Libro Blanco de la Defensa que el ejecutivo comunitario aprobará este miércoles –y que servirá como marco para desarrollar el ‘plan de rearme’ de Ursula von der Leyen–, que apuesta por las compras conjuntas de armamento con varios modelos, entre ellos la gestión centralizada desde Bruselas, como se hizo con las vacunas durante la pandemia.

“Aunque se acuerde un alto el fuego en Ucrania, Rusia seguirá aumentando su economía de guerra, apoyada por Bielorrusia, China, la República Democrática de Corea e Irán. Una Rusia revanchista es una amenaza militar inmediata para la UE”, recoge el documento, que recuerda que en 2024 Vladímir Putin aumentó en un 40% el presupuesto en defensa hasta alcanzar el 9% del PIB del país, mientras que el gasto de la UE se ha quedado atrás respecto al de otras potencias. A pesar de un incremento del 31% desde 2021, se limita al 1,9% del PIB comunitario. Además de Moscú, la Comisión Europea señala otros desafíos, como China, Oriente Medio o la vecindad sur, para argumentar la necesidad de incrementar el gasto militar incluso si hay un acuerdo de paz en Ucrania.

Bruselas insiste en que durante décadas se ha infrafinanciado la defensa, lo que ha provocado “carencias críticas” en las capacidades europeas, y ha dejado unas fuerzas armadas “agotadas” y una industria “fragmentada e incapaz de producir a gran escala y a tiempo”. “La reconstrucción de la defensa europea requiere una inversión masiva, una colaboración más profunda de los estados miembros y un esfuerzo sostenido en los próximos años”, señala el Libro Blanco, que apunta a la necesidad de “gastar más, mejor y europeo”. La intención, además, es que Ucrania se integre en la industria de la defensa comunitaria y que se asocie en las iniciativas de desarrollo y adquisición.

Priorizar el armamento europeo

La Comisión Europea –de la mano de la labor previa de la OTAN– señala las siete áreas en las que la UE debe focalizar sus esfuerzos para cerrar las “brechas” de capacidades y llevar a cabo los proyectos y compras conjuntos: defensa aérea y antimisiles; modernizar los sistemas de artillería; establecer una reserva estratégica de municiones y misiles; drones y sistemas antidrones; desarrollar la movilidad militar (corredores terrestres, aeropuertos y puertos para facilitar el transporte rápido y fluido de tropas que actualmente no existe); impulsar la Inteligencia Artificial, cuántica, y las herramientas para la ciberguerra; así como diseñar la logística necesaria con facilitadores estratégicos y la protección de infraestructuras críticas.

La Comisión Europea apuesta por abordar esas brechas de “forma colaborativa” entre los estados miembros. Una de las fórmulas que plantea es el impulso de proyectos insignia paneuropeos. “La escala, el coste y la complejidad de la mayoría de los proyectos en estos ámbitos superan la capacidad individual de los Estados miembros. Así pues, una actuación coordinada que cuente con el apoyo de todo el conjunto de herramientas de la UE facilitaría una adquisición rentable e impulsaría el aumento de la capacidad industrial de defensa europea, reforzando nuestra base tecnológica, incluida la innovación en tecnología de defensa”, recoge el documento.

“La adquisición colaborativa es el medio más eficaz de adquirir grandes cantidades de ‘consumibles’ bélicos, como la munición. Pero la adquisición colaborativa también es clave para llevar a cabo los proyectos emblemáticos de la UE, ya que la demanda agregada contiene los costes, acorta los plazos de entrega y garantiza la interoperabilidad y la intercambiabilidad”, agrega el texto.

En Bruselas enfatizan, por tanto, las compras conjuntas como la “vía más rentable” para asumir el rearme. Además de los proyectos comunes, una de las fórmulas que ofrece la Comisión Europea es dar “incentivos” a ese tipo de iniciativas bajo el Programa Industrial de la Defensa Europea (EDIP, por sus siglas en inglés). Y también actuar como intermediaria en los mercados para lograr ventajas competitivas: “A petición de los Estados miembros, la Comisión también podría actuar como central de compras en su nombre”. Esa fue la estrategia en los contratos de las vacunas contra la COVID-19 y será la fórmula que ofrezca también a la hora de conceder los préstamos a los estados miembros para las adquisiciones de material militar. Será a través de una herramienta de endeudamiento por un importe de 150.000 millones de euros.

El objetivo del plan de Von der Leyen es que se impulse el ‘made in Europe’ para el rearme de Europa, aunque no en todos los proyectos se puede introducir ese tipo de cláusulas: “La UE debería considerar la posibilidad de introducir la preferencia europea en la contratación pública de sectores y tecnologías estratégicos relacionados con la defensa. Sin embargo, la preferencia europea solo será eficaz si se dispone de los productos europeos pertinentes. De ahí que deban establecerse reservas estratégicas con fines industriales, así como un Mecanismo de Ventas Militares de la UE, como se propone en el Programa Europeo para la Industria de Defensa”.

Así, el Libro Blanco establece unos “principios” a la hora de llevar a cabo las compras nacionales: buscar una solución en la UE; negociar con proveedores europeos, posiblemente con el apoyo de la UE, para reducir los precios y los plazos de entrega garantizando al mismo tiempo el nivel de rendimiento necesario“; y en caso de que no haya solución dentro del club comunitario agruparse varios estados miembros para ”consolidar su demanda hacia empresas de terceros países con ideas afines“. Entre los países aliados que menciona el documento están EEUU, Noruega, Reino Unido, Canadá, Turquía o India.

Las prisas: abril para flexibilizar las reglas fiscales

Bruselas apremia, además, a los estados miembros a impulsar el gasto en defensa en el corto plazo y les emplaza a solicitar en abril la activación de la cláusula de escape que dejará esas partidas fuera del cómputo de la deuda y el déficit en su análisis de la situación fiscal de las economías.

También se compromete a presentar en junio una propuesta para simplificar y armonizar el mercado único de la defensa. “Las empresas de defensa de la UE necesitan poder contar con unas condiciones equitativas en toda la UE para aprovechar plenamente la escala y el dinamismo del mercado único”, expresa el documento. Así, a mediados de año se impulsará el reconocimiento mutuo de los procedimientos nacionales de certificación de la industria de defensa, la eliminación de trabas normativas, la simplificación de los proyectos financiados por la UE e incluso una revisión de las directivas sobre contratos públicos de defensa y seguridad, y de la que regula las transferencias intracomunitarias.