Chipperfield, el multipremiado arquitecto que deslumbró a Feijóo, contra Altri: «No es el futuro de Galicia»

«La decisión de la Xunta con respecto a Altri es extremadamente decepcionante y es difícil de justificar como la mejor para los intereses de Galicia», escribió en ‘La Voz de Galicia’ el ganador del Premio Pritzker dos días después de que el Diario Oficial de Galicia publicase la luz verde a la macrocelulosa

Altri y la Xunta: cuando un gobierno ignora manifestaciones históricas por tierra y mar contra la amenaza ambiental

“La decisión de la Xunta con respecto a Altri es extremadamente decepcionante y es difícil de justificar como la mejor para los intereses de Galicia”. Así de claro se mostraba este domingo, dos días después de que el Diario Oficial de Galicia publicase la luz verde de la Xunta al proyecto de macrocelulosa, el arquitecto David Chipperfield, ganador del Pritzker —“el nobel de la arquitectura”— en 2023 y alma mater de la Fundación RIA, una organización sin ánimo de lucro que trabaja “por la sostenibilidad a largo plazo del entorno construido y natural” de la comunidad. La creación de esta entidad, en 2017, contó con el respaldo personal de quien entonces era presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo.

A Sir David Chipperfield (Londres, 1953) hoy se lo rifan Ana Patricia Botín o Marta Ortega. Es el autor de la Ciudad de la Justicia de Barcelona o del emblemático Veles e Vents de València, pero también de la restauración de la National Gallery o del Neues Museum de Berlín, por el que recibió el premio Mies Van der Rohe. En Londres y Berlín tiene dos de las oficinas de su estudio, que llegan también a Milán, Shanghái y Santiago de Compostela. La sostenibilidad ha sido la marca de toda su laureada trayectoria.

Enamorado de la aldea marinera de Corrubedo (Ribeira, A Coruña) desde hace tres décadas, Chipperfield —en palabras de Feijóo— “ha hecho de Galicia su casa” y por eso ha convertido a la comunidad en el banco de pruebas de su filosofía, empezando por la propia ría de Arousa, a la que su fundación lleva en el nombre. Allí desemboca el Ulla, el río del que —cien kilómetros arriba, en Palas de Rei (Lugo)— Altri pretende beber hasta un máximo de 46.000 metros cúbicos de agua cada día, el equivalente a toda la provincia, y devolver a su curso, convenientemente “tratadas”, dos terceras partes.

Este domingo, el día en el que tradicionalmente más se lee la prensa, Chipperfield publicó un artículo en La Voz de Galicia —medio de referencia de la Xunta, en el que se filtró el expediente de Augas de Galicia favorable al proyecto— titulado «Proteger el capital de Galicia». En él, bajo una foto de la manifestación contra la celulosa que desbordó la Praza do Obradoiro de Santiago en diciembre, el arquitecto considera que esa movilización “debería haber sido entendida como lo que fue: la expresión de una ciudadanía preocupada, que asume con responsabilidad el debate, más allá de la habitual —y algo manida— contradicción entre desarrollo económico y sostenibilidad medioambiental”.

Para Chipperfield, esa “confrontación” “ya no puede entenderse como una balanza, no se puede simplemente justificar cualquier inversión o restarle importancia a los potenciales peligros: debe demostrarse una contribución positiva hacia un futuro sostenible”.

Los “estragos” de la eucaliptización

El presidente de la Fundación RIA no se queda en las consecuencias ambientales que pueda tener la macrocelulosa, sino que —en línea con su método de trabajo— muestra su preocupación por el modelo productivo que traerá aparejado la infraestructura: “Más allá de la preocupante cuestión de la contaminación y el aumento de temperatura de las aguas —sin duda un tema con el que no deberíamos correr el menor riesgo—, el proyecto trae consigo el inevitable impulso al cultivo del eucalipto. Que la Administración contemple el fomento sustancial de un modelo forestal que ha causado estragos ambientales en Galicia es difícil de aceptar”.

“El futuro de Galicia no es Altri. La riqueza y el futuro de Galicia están en su capital natural. El medio ambiente es su tesoro”, argumenta. Por eso, cree que “impulsar Galicia como una tierra productora de alimentos es garantía no sólo de la sostenibilidad medioambiental, sino también de la calidad de vida que el territorio ofrece”.

Por el contrario, no ve “justificable” fomentar “un cultivo forestal que, además de degradar la biodiversidad, ejerce una enorme presión económica sobre la producción de alimentos”; una presión que, “inevitablemente” reemplazará “una gestión activa de la tierra productiva por otra pasiva, consolidando una economía vaga, que no genera actividades complementarias”.

Como conclusión, Chipperfield afirma que sólo hay una forma de interpretar la declaración de impacto ambiental favorable al proyecto industrial de Altri: “como un descrédito a las economías rurales y una renuncia al capital natural de la comunidad autónoma de Galicia y su futura calidad de vida”.

Tras las concentraciones en una docena de localidades de la cuenca del Ulla de este domingo —convocadas y respondidas con la misma urgencia que la escritura del artículo de Chipperfield—, la siguiente gran movilización contra Altri será el próximo sábado, 22 de marzo, precisamente en Ribeira, el municipio donde el arquitecto inició su relación con Galicia hace más de treinta años. Seguro que, tras su artículo, muchos lo buscarán entre los manifestantes.