Los parques eólicos tendrán que detener sus palas para evitar matar millones de aves y murciélagos todos los años

Un nuevo decreto de Transición Ecológica obligará a tener sistemas de parada «frente a situaciones de riesgo de colisión de aves» y no arrancar los molinos con viento suave las noches de julio a octubre

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Es un reverso feo de la transición energética: todos los años, las palas de los gigantescos molinos de viento de la energía eólica sesgan la vida de millones de criaturas voladoras. Ante esta situación, los parques eólicos van a tener que parar sus aspas cuando se acerquen aves o murciélagos para paliar la escabechina que causan los aerogeneradores. Más de 6 millones de pájaros y cerca de un millón de quirópteros al año.

El decreto de medidas de protección de la avifauna que prepara el Ministerio de Transición Ecológica establece que los nuevos parques deberán tener un sistema de parada “frente a situaciones de riesgo de colisión de aves” y no arrancar los molinos cuando el viento sea inferior a 6m/s “en las noches de los meses de julio a octubre en las que las condiciones meteorológicas permitan el vuelo de quirópteros”.

Estos artículos van incorporados en una nueva norma que hará que las operadoras paguen la adaptación de los tendidos eléctricos para evitar las electrocutaciones de aves –hasta ahora esas obras eran sufragadas por fondos públicos–.

El crecimiento acelerado de los parques eólicos para abandonar un sistema eléctrico a base de combustibles fósiles –emisores de gran cantidad de gases de efecto invernadero– ha permitido que la generación eléctrica a base de viento en España haya crecido un 43% entre 2011 y 2024. El año pasado los molinos de viento aportaron un 23% de la electricidad total.

Pero la expansión de los campos y el recrecimiento de los molinos se han dejado sentir en los números de muertes en los cielos. Tanto como para que el Convenio de Especies Migratorias ya pidiera en 2020 planificar, evaluar, controlar y minimizar los impactos causados por las instalaciones de generación de energías renovables sobre especies migratorias “y en particular la mortalidad de aves y quirópteros en parques eólicos”.

Es una medida muy necesaria para reducir la mortalidad de murciélagos en España donde los parques eólicos son actualmente el mayor problema de los quirópteros

Juan Tomás Alcalde
Presidente de la Asociación Española para Conservación de los Murciélagos

“Es una medida muy necesaria para reducir la mortalidad de murciélagos en España”, cuenta a elDiario.es el presidente de la Asociación Española para Conservación de los Murciélagos (Secemu), Juan Tomás Alcalde. Este doctor en Biología subraya que los parques eólicos son actualmente “el mayor problema de los quirópteros –donde mueren cientos de miles al año”–. ¿Los motivos? “Han crecido mucho en poco tiempo con el boom de la energía eólica” y “se han vuelto gigantes, al pasar de 20 a 80 metros de pala. Así barren superficies enormes”.

El peligro viene cuando el viento no es muy fuerte (por debajo de 6 metros por segundo), ya que “todavía hay insectos en vuelo y, por lo tanto, los murciélagos salen a cazar”. Y ahí es donde se ven golpeados masivamente por las aspas de los molinos. Retener su rotación en esas circunstancias, “no afecta mucho a las energéticas porque se han hecho cálculos de que –al no generar mucha electricidad con esa velocidad– las ganancias podrían verse reducidas en apenas un 1%”, dice el biólogo.

El proyecto de decreto habla expresamente de las noches entre julio y octubre. “Se trata de la temporada en la que se produce entre el 70% y el 80% de la mortalidad de quirópteros. Con esto no se va a eliminar todo el problema porque en el sur, por ejemplo, vuelan más meses al año, pero puede rebajarse hasta la mitad”, remata Alcalde.

Y hay que tener en cuenta que el nivel de mortandad de los murciélagos tiene mucho impacto, ya que se trata de especies con una tasa de reproducción baja, de apenas “una cría por hembra al año”.

Detener el parque cuando se acerquen aves

Aunque muy llamativa, la imagen de un buitre partido por la mitad tras chocar con la pala enorme de un aerogenerador no refleja el meollo de la cantidad de aves que perecen al volar cerca de los parques eólicos.

“La mayoría de lo que choca y muere es de pequeño tamaño, lo que hace más difícil detectar el volumen del problema”, cuenta el responsable de la Unidad de Incidencia para una Transición Verde de SEO-Birdlife, Juan Carlos Atienza. Y esos ejemplares muertos “desaparecen enseguida del campo, en 24 horas; así que es como un crimen perfecto, sin cadáver no hay caso”, analiza.

El proyecto de decreto indica que, a partir de ahora, para autorizar un parque eólico la infraestructura debe ser capaz de “desencadenar paradas en aerogeneradores cuando se detecten trayectorias de vuelos de riesgo”. Las operadoras de los molinos contarán, añade, con “un sistema automático o mediante observadores in situ”, para activar la parada.

No es una solución definitiva porque no evita todo. Los sistemas de parada se regulan por el promotor y eso acaba en que se pare con aves de gran tamaño, las pequeñas ni son contempladas

Juan Carlos Atienza
Responsable de la unidad de incidencia para una transición verde de SEO-Birdlife

La última revisión de la mortandad en campos eólicos (de 2011 y en actualización) arrojó una cifra de seis millones de aves muertas al año. Ante esa cifra, Atienza es más escéptico sobre las bondades de la medida incorporada a la nueva norma: “No es una solución definitiva porque no evita todo. En primer lugar, los sistemas de parada se regulan por el promotor y eso acaba en que se pare con aves de gran tamaño, las pequeñas ni son contempladas”.

Y, en segundo, con los nuevos aerogeneradores tan enormes, “lleva mucho pararlos y no consiguen detenerse a tiempo”, explica Atienza. “En un día de mucho viento, la decisión de parar tiene que tomarse con las aves a un kilómetro y medio de distancia, eso quiere decir que –en realidad– no va a pararse, porque cuando se detecte el peligro no llegaría a tiempo a detenerse y entonces no sale a cuenta”. Así que este sistema “es más eficaz con viento no muy fuerte”.

El responsable de la SEO considera que este paso busca paliar la mortandad que ya se está produciendo y que el primer paso debería ser previo: a la hora de evaluar el impacto ambiental de los parques en proyecto. “La mejor medida sería colocar los aerogeneradores en zonas que no sean de paso, que hay ‘hueco’ de sobra para colocar los parques”. En su opinión, los mapas de sensibilidad “nos dicen dónde hay menos aves y dónde menos especies amenazadas para dirigir las inversiones a zonas menos peligrosas”.

Lo que hace falta, abunda el biólogo, es colocar en esas áreas puntos de conexión a la red eléctrica porque muchas veces las empresas eligen zonas que tengan ya esa conexión, pero que son horrorosas para las aves“.