2024 fue el año más cálido medido y los océanos acumularon más calor que nunca, indica el último informe de la Organización Meteorológica Mundial: “En los últimos ocho años, cada registro ha superado al anterior”
El año 2024 reventó los registros: fue el más cálido de la historia y el primero en superar el límite de 1,5 grados
2024 fue el año más cálido nunca medido. Cada curso de la última década está dentro de los diez años con más temperatura. El calor atrapado en el planeta sigue fundiendo los glaciares, el hielo polar y expandiendo los océanos de manera que el nivel del mar está en el máximo desde que puede medirse por satélite, según el último informe del Estado del Clima de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
La tasa de subida del nivel se ha más que doblado respecto a la de 1993. Cada año se eleva más de tres milímetros, así que desde el inicio del siglo XX ha crecido más de 20 centímetros. Parece poco, pero se trata del nivel medio de todos los océanos. En lugares como las islas Tuvalu –con una altitud promedio de 4,5 metros– ya ha denunciado que están con el agua hasta las rodillas. Kiribati ha llegado a considerar comprar tierras en Fiyi para salvar a su población de la inundación marina.
La subida del nivel del mar fue el primer chivato para el público masivo sobre la amenaza del calentamiento global provocada por la concentración de CO2. La portada de la revista People de octubre de 1979 mostraba una foto del científico Gordon Mac Donald marcando sobre las escalinatas del Capitolio hasta dónde podría subir el mar si se funden los casquetes polares: “El CO2 podría cambiar el clima e inundar la Tierra hasta aquí”. El 22 de agosto de 1981 saltó a la portada del New York Times: “Un estudio halla una tendencia al calentamiento que podría elevar el nivel del mar”.
Un nivel del mar más alto no solo inunda lejanos archipiélagos del Pacífico. Conlleva el aumento de la erosión costera, el retroceso acusado de las playas o la destrucción de dunas. Esto deja el litoral más desprotegido ante los temporales costeros más violentos y favorece las inundaciones. Se trata de una realidad bien conocida en España.
Lo que está midiendo ahora cada año la OMM es cómo la acumulación de gases de efecto invernadero inyectados por las actividades humanas en la atmósfera atrapan el calor que debería escapar al espacio exterior. Si en 2024 la temperatura global media del planeta estuvo unos 1,55ºC más alta que en épocas preindustriales, sigue siendo el mar el que se traga la mayoría de ese exceso de radiación. Así, la OMM ha certificado que la cantidad de calor contenida en los océanos también batió su récord en 2024. “En los últimos ocho años se ha superado el anterior”.
Y al calentarse, el agua del mar se expande. El servicio Copernicus de la Unión Europea ha calculado que cada año el volumen de los océanos crece tanto como “480 millones de piscinas olímpicas” llenas de agua (cada una contiene unos 2.500 m3). Y ese incremento empuja el nivel del mar, que llega más alto.
Además, el mar más cálido no solo degrada los ecosistemas o reduce la capacidad del mar de absorber CO2 sino que “exacerba las tormentas tropicales y subtropicales”, dice la Organización. Episodios como la DANA de Valencia –lluvias torrenciales de gran violencia– son ya cada vez más recurrentes en España (sobre todo en el levante): su intensidad se ha multiplicado por cuatro.
Al lado de estas tendencias prolongadas, los eventos meteorológicos extremos –los episodios agudos– hicieron que en 2024 se registrara “el mayor número de nuevos desplazados en un año desde 2008”. La base de datos de la Organización Meterológica Mundial registró el año pasado 137 olas de calor, 114 eventos de lluvia torrencial, 103 inundaciones, 47 tormentas huracanadas y 44 episodios de sequía.
“Estamos muy cerca del umbral de 1,5 grados, lo cual ya representa un aumento significativo y conlleva consecuencias graves como el incremento de fenómenos climáticos extremos, el deshielo y la subida irreversible del nivel del mar. Este informe sirve, una vez más, como un llamado urgente a la acción”, asegura Anna Cabré, científica del clima asociada a la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos).
Objetivo del Acuerdo de París
El umbral de los 1,5ºC marca el objetivo del Acuerdo de París contra el Cambio Climático. Rebasarlo de manera puntual algún año, aunque indica que no se está en el buen camino, no implica haber fallado porque “existe una variabilidad considerable de año en año en la temperatura global del planeta”, explica la OMM.
El objetivo del acuerdo es que el calentamiento extra de la Tierra no supere esos niveles al final del siglo. Se trata de un objetivo a largo plazo y los científicos entienden que para darlo por perdido tendría que rebasarse durante un periodo de unos 20 años, una década después de que se constate que la temperatura global está más allá del famoso 1,5ºC de la era preindustrial.
Sin embargo, el meteorólogo Superior del Estado y miembro de la Asociación Meteorológica Española, Ernesto Rodríguez Camino no es tan optimista: “Todos los indicadores señalan el cada vez más difícil cumplimiento de los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París”.