Katharina Wagner convierte el ‘Lohengrin’ que concibió su bisabuelo en una controvertida revisión del patriarcado

La bisnieta de Richard Wagner propone en el estreno mundial de su versión de esta célebre ópera, a un caballero que bajo su aura misteriosa esconde crímenes inconfesables a los que se oponen, y que finalmente desvela, su principal oponente femenina

La ópera ‘Lohengrin’ llega al Liceu con el enfrentamiento entre la bisnieta de Wagner y la soprano estrella de la obra

Por fin se estrenó en el Liceu la versión que Katharina Wagner ha querido dar de la célebre ópera que su bisabuelo compuso en 1850, justo antes de decidirse a encarar el periodo definitivo de su vida creativa, en el que compondría el llamado ciclo del Anillo, que comprende algunas de sus óperas más valoradas: El oro del Rin, La Valquiria, Tristan e Isolda y Los maestros cantores de Nuremberg, todas ellas ya en una modernidad que dejaba atrás los acordes más clásicos de etapas anteriores.

Tras la primera representación del lunes 17, en la que la soprano Irene Theorin no estuvo presente en el papel de Ortrud, como señal de protesta por “aspectos técnicos de la producción” –en realidad para no coincidir con Wagner, con quien sostiene una enemistad que ya dura dos años–, en la siguiente de ayer, día 19, Theorin tampoco se presentó, en esta ocasión por una afección vocal, en teoría la misma que le impidió acudir a los ensayos. Aseguran desde el Liceu que estará presente en la representación del 21 y dará con su voz respuesta a las apelaciones de Katharina para que fuera apeada de la producción

Fue sustituida por la mezzosoprano alemana Okka von der Damerau, que, no obstante, hizo olvidar con su Ortrud de sólida y carnosa voz, bien temperada y mórbida cuando el papel lo requería, la ausencia de la sueca Theorin. Fue de lo mejor de la noche, ya que a su despliegue vocal añadió una adecuada y convincente gestualización dramática. Y eso que, según cuentan desde el teatro, apenas tuvo un día para ensayar…

Buen nivel de solistas, coro y orquesta

En términos generales, todo el elenco, tanto de solistas como de coro y sin duda la orquesta, dirigida por Josep Pons, estuvieron irreprochables, con momentos de alta emotividad sinfónica, sobre todo en el final coral del primer acto y en los últimos compases del segundo. También la tenor Elisabeth Teige, en el exigente papel de Elsa, alcanzó la excelencia y sumó a su voz un juego interpretativo de caras que dieron mayor relieve al personaje de la angustiada prometida de Lohengrin, el noble caballero que le salva la vida pero del que desconoce todo.


Una escena del ‘Lohengrin’ en la producción de Katharina Wagner

Como tenor protagonista, Klaus Florian Vogt, cantante curtido en numerosos papeles wagnerianos, cubrió la sesión con su voz de tenor lírico peculiar: cristalina, limpia y con matices más propios en ocasiones de un timbre casi adolescente. Lo hizo con solvencia y acaso solo se le pueda criticar una cierta frialdad facial y gestual en la interpretación, que restaron dramatismo al Lohengrin oscuro y maligno que ha concebido Katharina Wagner.

Cumplidores estuvieron el barítono Ólafur Sigurdarson, en el papel de Friedrich von Telramund, el bajo Günther Groissböck, como el rey Enrique; Roman Trekel como Heraldo del rey y los caballeros Jorge Rodríguez-Norton, Gerardo López, Guillem Batllori y Toni Marsol. Y finalmente destacar el buen tono del coro en los momentos de gran exigencia emotiva ya citados anteriormente.

Ortrud contra el patriarcado

Hasta aquí, en lo interpretativo, impecable como se ha dicho este Lohengrin. Otra cosa es el entrono escénico y, más allá de este, la inversión de roles que Katharina Wagner ha querido inferir al argumento que inspiró a su bisabuelo. En lo referente al segundo punto, destacar que el héroe puro y misterioso, dotado de superpoderes y de gran elevación moral que imaginara el Wagner compositor, lo trasmuta la bisnieta en un oscuro arribista, un sicario lleno de ambición que engaña, manipula y utiliza el amor de Elsa para abordar el cetro del reino de Brabante.

Tal vez sea, en concordancia con los tiempos de revisión que vivimos de las ideografías heredadas y preconcebidas, necesaria esta visión que rompe con el mito patriarcal y sin duda machista que conllevaba la versión del compositor. En ella, el hombre Lohengrin era el reflejo del bien, Elsa de la debilidad y la intrigante mujer Ortrud de la maldad femenina.


Una escena de la ópera ‘Lohengrin’ en el Liceu de Barcelona

El punto de vista de Katharina es el de una Ortrud que, sin dejar de ser maligna e intrigante, desvela los oscuros secretos de Lohengrin, que por mucho que sea un caballero del santo grial tiene las manos manchadas de sangre inocente. Es, como mínimo, una interpretación escénica interesante, a pesar de que en ocasiones el argumento vaya por un lado y el libreto por otro. Chirría un poco, pero refresca y ventila.

Un cisne negro entre aciertos y dudas escénicas

En cuanto a la escenografía, sin duda innovadora y que pretende apoyar el argumento de Katharina, asaltan a ratos más dudas que aciertos. El blanco cisne que en la visión wagnerina clásica guía a Lohengrin hasta el reino de Brabante desde los sueños de Elsa, es ahora negro y cibernético; un cisne teledirigido con movimientos mecánicos que consisten en torcer el cuello y levantar las alas.

Se supone, además, que es testigo de los crímenes de Lohengrin, por lo que este se pasa el primer acto tratando de esconder el ave –que insiste en aparecer en escena– como quien se quita de en medio una mosca cojonera. En el segundo acto, el cisne regresa a escena en la ciénaga en la que yacen desterrados Ortrud y su marido, von Telramund, que ha sido vencido por Lohengrin.


Momento de la ópera ‘Lohengrin’ en el Liceu de Barcelona

Allí permanece con sus movimientos, un tanto hilarantes e inexplicables, que solo logran llamar nuestra atención para distraernos de la escena sin aportar mucho más. Seguirá el cisne como un cuerpo extraño hasta el final del tercer acto, donde es asesinado por Lohengrin para acallar las acusaciones y, de paso, cargarse al hermano de Elsa, el pequeño Godofredo de Brabante, legítimo aspirante al trono, que Ortrud había hechizado y convertido en ánade.

En cuanto al resto de la escenografía, se resuelve con acierto y eficacia transmitiendo un convincente ambiente de bruma misteriosa, casi siniestra, que acompaña a la escena. Criticar quizás el complejo de habitaciones elevadas que simula un motel y que desciende desde el techo. A pesar de su espectacularidad, y de permitir resolver de una manera brillante el juego de parejas atormentadas –Ortrud y von Talramund, por un lado, y Lohengrin y Elsa por el otro–, se antoja un intento de “hollywoodificar” la escena, dando en momentos la sensación de estar más en la representación de una obra de Tennessee Williams que en una ópera wagneriana.

¿Actuará Irene Theorin?

Que el estreno se haya producido en Barcelona supone un tributo a una ciudad que ya desde el siglo XIX ha respondido siempre con gran fervor a todo lo wagneriano, desde las clases más altas al anarquismo popular de los ateneos libertarios de los barrios obreros. Los mitos que maneja el compositor han dado siempre juego a quien los quisiera interpretar.

Ahora bien, no puede soslayarse que es este un estreno con desfase –que no desfasado–, que tenía que haberse producido en 2020 si la pandemia no lo hubiera impedido. Por esta razón, acaso sea la de Katharina Wagner una producción que arrastra diversos conflictos y contradicciones. El primero de los conflictos, es sin duda el que se generó en el teatro Festspielhaus de Bayreuth en 2022 con la sonada peineta que la soprano Irene Theorin dedicó al público que la abucheó tras su interpretación de Isolda.


Montaje de la ópera ‘Lohengrin’ en el Liceu de Barcelona

La Wagner –directora del Fesrtival de Bayreuth– le puso la cruz a la Theorin y a partir de entonces ambas apenas pueden coincidir en el mismo espacio. Tal es la potencia wagneriana de su odio mutuo. Ahora, en este estreno con cinco años de retraso, han tenido que estar presentes ambas por obligaciones contractuales heredadas desde 2020.

La situación se ha resuelto con desplantes y declaraciones de Katharina antes del estreno, más propias de los prolegómenos de un combate por el título mundial de los pesos pesados de boxeo que del anuncio de una gala en el exquisito y elitista teatro lírico barcelonés. Por el momento, el papel de Ortrud ha sido resulto de forma sobresaliente tanto por la finlandesa Miina-Liisa Värelä, el día 17, como por la alemana Okka von der Damerau el 19.

En teoría el próximo viernes se estrena Irene Theorin, muy querida en la plaza barcelonesa. Khataria aseguró en su día a La Vanguardia que si fuera por ella, la Theorín estaría fuera de su producción. Fuentes del Liceo explican a este medio que desligarse del compromiso adquirido en 2020 hubiera implicado una indemnización millonaria para la soprano sueca. Así las cosas, la expectación se mantiene de cara al resto de representaciones. ¿Veremos por fin a Irene Theorin interpretando a la Ortrud fuerte y rebelde que Khatarina Wagner ha inventado? El próximo viernes lo sabremos.