El 30 de marzo de 2020, cuando las autoridades sanitarias registraban más de 800 fallecimientos diarios por COVID en España, envió un correo electrónico a con una frase: “”. Esas tres palabras servían para explicar que las comisiones habían empezado a llegar a sus cuentas bancarias. Los jueces han certificado ahora que , como el de otros comisionistas que hicieron fortuna en la pandemia, y que en la compra de material sanitario en esos meses se convirtió en un coladero de intermediarios que ocultaban su botín en sobreprecios pagados con dinero público.