La alta representante de la UE reduce a 5.000 millones su plan de ayuda a Ucrania ante el enfriamiento por parte de España, Italia y Francia a la propuesta de 40.000 millones de euros a Ucrania en función del PIB de cada país
La UE se conjura para garantizar a Zelenski la ayuda militar pese a las exigencias de Putin a Trump
Pedro Sánchez cuestiona la retórica belicista que se ha impuesto en la Unión Europea en las últimas semanas. Aunque el presidente del Gobierno ha reiterado su compromiso con el aumento del gasto militar a su llegada a una reunión de líderes de los 27 en Bruselas, ha reconocido que el “término rearme” que emplea la Comisión Europea en su propuesta para que los estados miembros disparen el gasto en defensa no les gusta.
“El término rearme no me gusta en absoluto. No comparto ese término. Tenemos que hablar de otra manera dirigirnos a los ciudadanos de otra manera cuando hablamos de aumentar las capacidades de seguridad y defensa europea.”, ha dicho a su llegada a esa cita. “La UE es un proyecto de poder blando y tenemos obligaciones de poder duro pero tenemos que enfatizar el poder blando”, ha respondido a la prensa internacional a la que ha reiterado que su “principal objeción” al plan impulsado por Ursula von der Leyen es la terminología.
El ‘plan de rearme’ consta de varias patas. Una de ellas tiene que ver con la financiación, que queda en manos de los gobiernos nacionales, aunque la Comisión Europea propone una serie de flexibilidades para que crezca en 800.000 millones de euros en los próximos años. ¿Cómo? Con un aumento del 1,5% del PIB sin que compute para la evaluación de la deuda y el déficit. A la estimación de esos 650.000 millones, se suman 150.000 millones en préstamos para compras conjuntas de armamento. Entre las condiciones que impone Bruselas es que participen al menos dos estados miembros o Ucrania y que el 65% de los componentes sean ‘Made in Europe’ para impulsar la industria continental.
Esos detalles los presentó este miércoles a través de una regulación que ha denominado SAFE (seguro, en inglés) coincidiendo con el Libro Blanco de la Defensa Europea, que será la hoja de ruta para preparar la industria con el objetivo de conseguir la autonomía estratégica en 2030 tras constatar que EEUU se ha desconectado de la seguridad europea, que lleva décadas externalizando su seguridad en Washington.
La propuesta de Von der Leyen pretende integrar a Ucrania en la industria europea así como en los planes de defensa de la UE. “Las necesidades de defensa de Ucrania seguirán siendo elevadas mucho más allá de cualquier alto el fuego o acuerdo de paz a corto plazo”, sostiene el Libro Blanco de la Defensa, que se compromete a que “Ucrania seguirá estando en primera línea de la defensa y la seguridad europeas, y es el teatro clave para definir el nuevo orden internacional”.
La UE se ha comprometido a seguir apoyando a Kiev a pesar de la exigencia de Vladímir Putin de que corte el suministro de armamento ante las conversaciones de paz, pero los líderes europeos se conjuran contra esas “condiciones previas”. Sin embargo, la división en el seno de la UE ante el planteamiento de la alta representante, Kaja Kallas, de enviar 40.000 millones de euros extra a Ucrania en función del PIB de cada país lo ha enfriado. La jefa de la diplomacia europea ha asumido este jueves que lo “realista” son 5.000 millones de euros para munición.
España mostró reticencias a esa propuesta, que le llevaría a aportar cerca del 9% del total (por su peso en el PIB europeo), es decir, unos 3.000 millones de euros frente a los 1.000 millones que Sánchez comprometió en su último viaje a Kiev. “España no ha necesitado una propuesta de la alta representante para comprometer 1.000 millones. España va por delante en ese sentido”, expresó el lunes el ministro de Exteriores, José Manuel Albares.
La propuesta de Kallas, que recibieron con entusiasmo los países del norte, apretaba especialmente a los países con mayor PIB, como Alemania (que no lo ha dado por muerto), Francia, Italia y España. Estos dos últimos son de los que menos invierten en defensa según su riqueza nacional. La ultraderechista Giorgia Meloni tiene un panorama complejo por su aritmética nacional y por su estrecha relación con Trump.
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