Esta iniciativa parlamentaria nos permite conocer, a su vez, el sufrimiento y las necesidades de muchos millones de personas y la real posibilidad que tenemos de paliarlo
A veces, algunas veces, la crónica política te da alegrías, alegrías de verdad. No muchas, es cierto. Más bien muy pocas. Pero sí ocurre en ocasiones, cuando ya lo habías olvidado, cuando menos te lo esperas, en un tema que no imaginabas que ningún grupo parlamentario fuera a abordar, dada la línea de debate político existente.
Pues resulta que el pasado 12 de febrero el Grupo Parlamentario Socialista ha presentado una Proposición No de Ley – PNL – relativa a la lucha contra las Enfermedades Tropicales Desatendidas – en adelante, ETDs -, para su debate en pleno. ¿Quién lo iba a decir? En medio de todo este jaleo, doce parlamentarias y parlamentarios de dicho Grupo plantean esa PNL en la que plantean que el Congreso de los Diputados inste al Gobierno a adoptar determinadas medidas en relación con dichas ETDs.
Piden al Gobierno, en esencia, lo siguiente:
Que continúe apoyando la lucha contra las ETDs a través de los programas y proyectos de diferentes Organizaciones – Internacionales y No Gubernamentales – que participan en dicha lucha y aplique los criterios y prioridades de la próxima Estrategia Española de Salud Global;
Que refuerce el Fondo de Cooperación para el Agua y el Saneamiento, impulsando la agenda de agua y aprovechar su impacto contra las ETDs;
Que continúe la consolidación del trabajo en el ámbito de la salud que se realiza con los organismos multilaterales y refuerce el papel de España en los mismos y en la agenda internacional;
Que impulse iniciativas presentadas por los Estados y Organizaciones Internacionales que trabajen desde este ámbito de la salud;
Que estudie la posibilidad de incluir en el futuro en el Plan de Acción de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo – AECID – una mención expresa a la inversión en la lucha contra las ETDs.
Que adapte y enfoque la cooperación española a la situación actual de América Latina y Caribe, bajo el prisma de garantizar los derechos al agua potable y al saneamiento y su impacto en otras áreas como salud o reducción de las desigualdades y ampliar esta actuación a las acciones desarrolladas en el continente africano o asiático.
Que continúe el impulso de la Agenda Europea de Diplomacia Científica, destacando las actividades referentes a la medicina personalizada y salud global.
Esto es lo que el Grupo Parlamentario Socialista pide al Gobierno. No sin antes exponer los motivos de dichas peticiones. Motivos que expresan la dramática situación de las ETDs que, si bien han acompañado a los seres humanos desde siempre, afectan hoy a las personas y poblaciones con menos recursos y son especialmente frecuentes en zonas tropicales y subtropicales del planeta – esto es, en pocas palabras, son enfermedades que afectan a las personas más pobres de entre las pobres y a las más marginadas de las marginadas -.
El problema, claro está, es que son Enfermedades “Desatendidas”, lo que la OMS define como enfermedades que, pese a su alta morbilidad, no están atendidas en los programas nacionales de salud, aunque, si lo fueran, serían perfectamente prevenibles y tratables.
Estas ETDs son, siempre según esa PNL y según la OMS, 21 enfermedades entre las que algunas son bien conocidas: lepra, úlcera de Buruli, filiariasis linfática, helmintiasis, tracoma, pian… Son enfermedades que generan un gran sufrimiento a las personas afectadas y un muy grave problema de salud pública en los países más pobres del planeta.
Enfermedades muy condicionadas por los determinantes de la salud, como lo son la higiene, el acceso al agua y al saneamiento, la adecuada alimentación… y, sobre todo, la detección precoz mediante, particularmente, el acceso a una red adecuada de atención primaria que permita la cobertura universal de la salud. Todo lo que, como es de sobra conocido, escasea en muchos países y poblaciones.
Podría ahora afirmarse que estas ETDs ya no están tan desatendidas o que, al menos, ya no son tan olvidadas. Ciertamente, forman parte del contenido de la Meta 3.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, junto con otras enfermedades. También es cierto que, afortunadamente, se han logrado grandes avances en la lucha contra las mismas, gracias al esfuerzo de organizaciones – sobre todo –, países y la propia OMS.
Pero no cabe olvidar los gravísimos problemas que aún penden en relación con las ETDs. Sin ir más lejos y, por seguir el esquema de la PNL que comento, los programas de lucha contra estas enfermedades sufrieron enormes recortes por la lucha contra la COVID-19, que tuvo toda la prioridad en nuestro mundo rico. Una prioridad que generó más desatención y olvido, no solamente en relación con la vacunación contra la propia COVID-19, sino también en relación con todo tipo de abordaje de otras enfermedades – la detección, las pruebas diagnósticas y el tratamiento, la producción y el suministro de medicamentos… -, disminuyendo en cuanto a las ETDs en el año 2020 en nada menos que en el 33% el número de personas atendidas.
Hoy todavía son 1.500 millones las personas afectadas por estas ETDs, lejos aún de los objetivos de la Agenda 2030. Por tanto, o nos ponemos ya a ello o todas estas personas van a seguir padeciendo estas enfermedades sin tratamiento adecuado y sin poder afrontar las discapacidades que las mismas causan, con las consiguientes exclusión social, estigmatización y discriminación.
Esta PNL habla de derechos humanos, directamente, sin paliativos ni circunloquios. Habla de cuestiones que no se atienden debidamente – ni de ninguna manera -, de personas desatendidas y de nuestra obligación de intervención.
Ha sido esta PNL una gran noticia, una muy buena noticia que hay que valorar y agradecer. Yo lo hago, especialmente ahora que la nueva Administración de los EEUU ha decidido desmantelar la USAID, su Agencia para el Desarrollo Internacional, con las terribles consecuencias que ello va a tener, sin duda, en la cooperación y, en particular, para la lucha contra las ETDs.
Y lamento tanto, tantísimo, que una tan buena noticia no haya tenido eco alguno en los medios de comunicación. Mi lamento se debe a dos razones. De un lado, porque saber de esta iniciativa parlamentaria nos permite conocer, a su vez, el sufrimiento y las necesidades de muchos millones de personas y la real posibilidad que tenemos de paliarlos. De otro lado, porque también nos permite saber de la bondad de la acción política – parlamentaria, en este caso – y nos reconcilia en parte con la misma.
Yo estoy particularmente sensibilizada con el tema, por tener el honor de presidir el Patronato de la Fundación Anesvad, donde nos dedicamos a luchar contra las Enfermedades Tropicales Desatendidas de manifestación cutánea en varios países de África Subsahariana. Y, puedo asegurarles, como acabo de expresar, que una iniciativa parlamentaria de esta naturaleza ayuda infinitamente a seguir trabajando en este terreno.
Ahora, solamente cabe esperar que el Congreso apruebe esta PNL y que el Gobierno responda positiva y activamente a la misma, con los medios económicos necesarios y una acción realmente proactiva. Es lo menos que cabe exigir para lograr un mundo más justo. También para las personas y poblaciones más vulnerables de entre las vulnerables.