Dentro de la ‘experiencia’ Mario Alonso Puig, el médico que recomienda enfrentarse a carcinomas o a problemas económicos con meditación

A lo largo del encuentro, este gurú de la autoayuda alterna información de dudosa rigurosidad científica, bromas, meditaciones colectivas y relatos de superación personal propias y de pacientes, aunque hace 30 años que colgó la bata: «No somos víctimas, somos creadores de nuestra propia historia», proclama

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Este lunes por la tarde, las pantallas del teatro Lope de Vega de Madrid, en plena Gran Vía, no proyectan las imágenes del musical El Rey León. Tampoco las de ningún artista o grupo en concierto. En su lugar, muestran vídeos de un señor con traje ante una audiencia entregada, alternado con mensajes motivacionales.

“¿Ese señor quién es?”, pregunta una mujer mayor a la que la multitud ha interrumpido el paseo con su amiga. “Es ese que es médico, ¿no?, es que me suena mucho, creo que le he visto en la tele”, se contestan.

Efectivamente, se trata de Mario Alonso Puig, un cirujano madrileño reconvertido en conferenciante y divulgador de contenidos de mindfulness, superación y autoayuda, que ha llenado las casi 1.500 butacas del teatro madrileño. Aunque a él le gusta definirse es como un “despertador de posibilidades”.

Bajo el lema ‘Haz posible lo (im)posible’ se encuentra de gira por España, Latinoamérica y Estados Unidos, con cerca de 22 fechas en las que ha colgado el cartel de ‘todo vendido’ en casi todas ellas. En la web donde se adquieren las entradas apela a transformar “tu vida y tu empresa”, aunque en ningún momento del evento se da ningún tipo de consejo de corte empresarial. Muchos aseguran conocerlo por sus contenidos en redes sociales, sus podcasts o por las conferencias ‘Mentes expertas‘, donde ha compartido cartel con otros gurús de la autoayuda como Marian Rojas Estapé o Tal Ben-Shahar. 

María, de Madrid, tiene su entrada desde enero. “En cuanto salieron me lancé a comprarla como una fiera. Me encanta, me gusta todo de él, porque son lecciones con las que reflexionas sobre ti mismo y que te llevan a mejorar”, cuenta a este periódico mientras espera a su acompañante. “Es un chute de positividad, escucharle es una vitamina que te va directamente a las venas”, cuenta Roxana, que ha acudido con su amiga Sara, ambas empresarias. “Yo es la segunda vez que vengo, a ver si lo que cuenta me ayuda a nivel personal y laboral”.

Las entradas van desde los 44 a los 110 euros, algo que no ha frenado a Paula, una jubilada de la capital que espera a su grupo de amigas. “Yo me gasto mi dinero en esto y en viajes, porque con el conocimiento que me va a dar sé que me va ayudar y no voy a perder mi tiempo. Llevo mucho tiempo persiguiéndole, pero nunca conseguía verle, hasta hoy”.

Bromas y meditaciones colectivas

Cuando la audiencia entregada –en su mayoría grupos de mujeres, pero también familias enteras o parejas–, toman asiento, un vídeo con imágenes generadas con inteligencia artificial cuenta la historia de Alonso Puig, destacando aspectos como su vocación de niño de convertirse en Félix Rodríguez de la Fuente, la pérdida de sus abuelos o el amor por su mujer o sus hijos. También la “fuerza que cada día le pide a Dios” (es cristiano confeso), una referencia a la espiritualidad que estará presente durante toda la conferencia. O como él se apresura a aclarar, “una experiencia” con la que llegarán al “subconsciente profundo” para “ver lo invisible, creer lo increíble, recibir lo imposible”.

A lo largo de las dos horas y media que dura el encuentro, Alonso Puig alterna información de dudosa rigurosidad científica, bromas, ejercicios de meditación colectiva y relatos de superación personal propias y de pacientes, a pesar de que hace 30 años que colgó la bata por la vida de conferenciante, según cuenta. Un punto de inflexión que le sirve como ejemplo para hablar de la “neurociencia de la transformación”, piedra angular de su discurso.

Tras pedir a la audiencia que se levante o que cierre los ojos y haga respiraciones profundas, guía sus pensamientos con frases como ‘piensa cómo se transformaría tu vida si creyeras que eres un hijo de las estrellas

“Dentro de cada uno de nosotros sin excepción hay una puerta y cuando se abre cambia todo lo que te pasa. Cuando yo sentí la llamada profunda de dejar la cirugía y dedicarme a esto […] no podía quitarme el miedo, la angustia… era horrible”, cuenta ante su público. “Sentí que la respuesta no me iba a venir de mi formación ni de mi experiencia, era más intuitiva que racional así que me senté, cerré los ojos y empecé a dejar mi yo atrás, entré en un espacio de vacío, la nada… y la puerta se abrió. Abrí los ojos y era distinto que antes, ya tenía la claridad absoluta de que era lo correcto”, sigue. “Mi sensación es que habían pasado 10 minutos, pero habían pasado cuatro horas”. “A partir de ese momento, empezaron a pasarme cosas, a llamarme para conferencias…”, dice el autor de más de una decena de libros (El camino del despertar, Resetea tu mente, Reinventarse…), varios de ellos best seller.  

Respirar en verde

Un total de cinco meditaciones con el público marcan el ritmo de la tarde. La más llamativa, quizá por su condición de doctor, es en la que pide a la audiencia visualizar que respira aire de un color concreto y lo envía hacia un órgano determinado, ya que, asegura, cada órgano acumula distintas emociones. Por ejemplo, el hígado, dice, es a donde van a parar los celos, la envidia o la ira, y se libera introduciendo aire de color verde y exhalándolo gris. Lo mismo con el aire azul y los riñones, en representación de la confianza. “La única manera de que esto funcione es que tengáis evidencia de que es así”, remata. “Esto el hemisferio derecho no lo comprende, porque no es cuantificable”.

Cada meditación está guiada por música épica, a veces más cercana a El Señor de los Anillos que a una sesión de relajación. Tras pedir a la audiencia que se levante o que cierre los ojos y haga respiraciones profundas, guía sus pensamientos con frases como “tu linaje es el de los grandes, de quienes saben que son más grandes que cualquier miedo” o “piensa cómo se transformaría tu vida si creyeras que eres un hijo de las estrellas”. En otra reflexión conjunta, les anima a pensar en un problema que estén atravesando, ya sea “un carcinoma o una dificultad económica” y visualizarlo como un “oponente”.


«No somos víctimas, somos creadores de nuestra propia historia», es uno de los mensajes lanzados por Mario Alonso Puig durante su conferencia.

Al terminar, algunos de los asistentes se limpian las lágrimas o se abrazan entre ellos. Rápidamente el tono vuelve a cambiar y Alonso Puig, como un prestidigitador de las emociones, dirige a la audiencia a otra anécdota personal en tono desenfadado. Sin duda la historia que más pasión despierta es en la que cuenta cómo de niño, a pesar de ser un zote para el judo, consigue derrotar a un alumno muy superior en tamaño y categoría en la primera exhibición de este deporte en España. Y todo gracias a la confianza en sí mismo: “Jamás olvides que nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento, no tomes el papel de víctima”.

Para reforzar esa idea de que la solución está siempre en el individuo (y no en los condicionantes socioculturales, como critican varios psicólogos contrarios a este tipo de mensajes), Alonso Puig cuenta también el caso de una de sus pacientes, Margarita, que ha repetido en numerosas entrevistas. Esta paciente, asegura, acudió a él tras años con una dolencia crónica en el estómago y con un largo historial de pruebas y altas dosis de Omeprazol, sin alivio. Tras charlar con ella y descubrir sus problemas laborales, le recetó, asegura, algo mucho más sencillo: sonreír a su jefe. “Sonreír manda un mensaje al cerebro, aunque no lo sienta, desactiva la amígdala, el cerebro deja de mandar un estímulo al sistema nervioso, se relaja, empieza a funcionar bien y se quita el dolor”. Muchos asienten, reafirmados con la explicación médica y el final feliz de la historia de Margarita, a quien se le quitó la afección tras dos semanas de sonrisas. “No somos víctimas, somos creadores de nuestra propia historia”, añade el doctor.

Un total de cinco meditaciones marcan el ritmo de la tarde. La más llamativa, quizá por su condición de doctor, es en la que pide a la audiencia visualizar que respira aire de un color concreto y lo envía hacia un órgano determinado

Walt Disney, Albert Einstein o Ramón y Cajal le sirven también para ir salpicando de autoridad su mensaje de superación personal, pero es nada menos que Antonio Machado el que pone el broche final, cuando Alonso Puig recita su poema Caminante no hay camino. “Somos todos seres de luz”, se despide ante un público en pie que le aplaude. You′re simply the best, de Tina Turner, acompaña su despedida. 

“Ha sido espectacular”, dice Mar a las escaleras del teatro, donde comenta la experiencia con un par de amigas. “Me ha parecido muy interesante lo que se puede cambiar solo dominando el cerebro”, añade Esther, “aunque creo que no es tan fácil como lo pinta aquí”. Aun así, aseguran repetir. “Aunque es un poco caro para ser autoayuda, sobre todo para los más vulnerables, que son los que más lo necesitan”, añade. 

Cerca de ellas, algunos preguntan si firmará libros o se detienen para hacerse fotos de recuerdo con el doctor. No con él en persona, sino con su imagen en los numerosos carteles de promoción de la gira que hay y que guían a la multitud hacia la salida.