El ministro de Exteriores rusos ha dado algunas pinceladas sobre las maratonianas negociaciones de Moscú y Washington en Arabia Saudí, mientras el Kremlin dice que el contenido de las consultas no se hará público
Trump insiste en controlar recursos de Ucrania mientras Putin reclama conservar territorios ocupados en la negociación
El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, ha dado algunas pinceladas de la última ronda de conversaciones con EEUU en Arabia Saudí, que siguen envueltas en secretismo un día después. El jefe de la diplomacia rusa ha asegurado que se centraron principalmente en la seguridad de la navegación en el mar Negro y, en este sentido, ha señalado que Moscú está abierta a reanudar el acuerdo que permitió la exportación de millones de toneladas métricas cereales y otros productos por esta ruta antes de que Moscú lo enterrara en 2023.
Lavrov ha afirmado en una entrevista en televisión que Rusia está a favor de reactivar “en una forma más aceptable para todos” la llamada Iniciativa del mar Negro, acordada en julio de 2022, con la mediación de Turquía y la ONU, para permitir navegar a los cargueros con cereales ucranianos. Moscú terminó descolgándose del pacto un año después entre quejas de que no se había cumplido lo prometido, alegando que se estaban bloqueando sus exportaciones de fertilizantes y alimentos.
El ministro ruso ha subrayado que Moscú “necesitará garantías claras cuando se reanude la iniciativa”, y solo pueden “ser el resultado de una orden de Washington a [Volodímir] Zelenski”, según recoge la agencia estatal rusa Tass.
Las negociaciones entre las delegaciones de los dos países se prolongaron este lunes durante más de 12 horas, en las que los negociadores hicieron tres pausas para descansar o mantener consultas con sus respectivas capitales. Los equipos de Ucrania y EEUU han celebrado este martes otra ronda de conversaciones tras reunirse el domingo.
“Nada concreto por el momento”
Rusia está rebajando las expectativas sobre las maratonianas conversaciones, que Washington ha presentado como un paso en el esfuerzo del presidente Donald Trump por poner fin a la guerra, insistiendo en poner las bases para un alto el fuego en Riad. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, que ya había enfriado las perspectivas sobre las consultas asegurando que son “apenas el inicio del camino”, ha dicho este martes que hay “un entendimiento de que los contactos continuarán, pero no hay nada concreto por el momento”.
Peskov ha indicado que ambos países están analizando el resultado y ha avanzado que el contenido de las consultas no se hará público. “Estamos hablando de negociaciones técnicas”, ha dicho. “Las negociaciones técnicas son negociaciones que profundizan en los detalles, por lo que, por supuesto, su contenido no se hará público. No debería esperarse que así sea”. También ha afirmado que aún no está prevista una reunión a tres bandas entre representantes de Rusia, Estados Unidos y Ucrania.
Los medios rusos anunciaron que Moscú y Washington publicarían un comunicado conjunto este martes sobre los progresos en las conversaciones. De momento, no se ha hecho público. Ahora, Moscú está tratando de culpar a Ucrania de bloquear el texto. “El hecho de que se sentaran durante 12 horas y aparentemente acordaran una declaración conjunta, que sin embargo no fue adoptada debido a la posición de Ucrania, es muy típico y sintomático”, ha dicho el senador ruso Vladimir Chizhov a la cadena de televisión estatal Rossiya-24.
Las consultas se celebraron en el hotel Ritz-Carlton con la participación por parte rusa del diplomático Grigori Karasin y del asesor del director del Servicio Federal de Seguridad (FSB), Serguéi Beseda. De acuerdo con varios medios, en el lado estadounidense se sentaron Andrew Peek, un alto directivo del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, y Michael Anton, un alto cargo del Departamento de Estado.
En el primer comentario de la parte rusa acerca de las negociaciones, el jefe de la delegación rusa, Grigori Karasin, ha asegurado que no fueron fáciles, pero sí “útiles”. “Hemos hablado de todo. El diálogo fue intenso, complicado, pero muy útil para nosotros y los estadounidenses”, ha dicho Karasin a la agencia TASS.
Karasin reconoce que no pudo ponerse de acuerdo en todo, pero, en pleno deshielo de las relaciones entre Moscú y Washington, celebra el hecho de que las conversaciones con estadounidenses “se hayan producido”. “El hecho de que se haya producido una conversación así me parece muy oportuno, dada la llegada de la nueva administración y de nuevos políticos (en EEUU)”, asegura.
El negociador ruso ha calificado de “constructivo” el diálogo y asegura que los contactos continuarán, también con la participación de otros miembros de la comunidad internacional, incluida la ONU y “países individuales”.
En una llamada con Donald Trump, Putin rechazó la semana pasada un alto el fuego de 30 días mucho más amplio –por tierra, mar y aire– que Ucrania ya había aceptado. En su lugar, Moscú accedió una tregua limitada a las infraestructuras energéticas y a explorar una posible extensión del cese de hostilidades al mar Negro, un área que, comparativamente, no ha sido escenario de intensas operaciones militares en los últimos meses –durante la invasión, Ucrania ha infligido importantes daños a la flota rusa en esta zona–.
A pesar de los ataques rusos a sus puertos, Ucrania ha podido exportar cereales, mineral de hierro y otros productos a través del mar Negro desde sus tres principales puertos marítimos en la región de Odesa, sin embargo, no ha podido usar el de Mykolaiv, que antes era un importante centro de exportaciones, según informa Reuters.
El acuerdo del mar Negro de 2022 que ahora Moscú dice querer retomar permitió el envío de casi 33 millones de toneladas métricas de cereales desde los puertos ucranianos. Rusia decidió no prorrogarlo en julio de 2023, argumentando que no se habían atendido sus demandas.
Las exportaciones rusas de alimentos y fertilizantes no estaban sujetas a las sanciones occidentales por la invasión rusa, pero Moscú alegaba que las restricciones en los pagos, la logística y los seguros representan una barrera para los envíos, según recogieron en su momento los medios internacionales. Rusia también se quejó de que no habían llegado suficientes cereales a los países pobres, pero la ONU argumentó que el acuerdo benefició a esos Estados al ayudar a reducir los precios de los alimentos.
Trump enumeró este lunes otros temas que, según señaló, estaban sobre la mesa. “Estamos hablando de territorio en este momento. Estamos hablando de líneas de demarcación, de poder, de propiedad de las centrales eléctricas”, dijo. La Administración estadounidense, que ha emprendido un giro abrupto sobre la guerra de Ucrania aproximándose a Rusia, ha remarcado que quiere llegar a un acuerdo de paz rápido. Mientras tanto, Putin no ha dado muestras de ceder en sus demandas, que incluyen que Kiev abandone sus aspiraciones de unirse a la OTAN y se retire por completo de cuatro regiones que Moscú se anexionó tras ocuparlas militarmente.