El plan de la UE para salvar el sector vitivinícola: reducir la producción e impulsar el vino sin alcohol

La Comisión Europea plantea una serie de medidas encaminadas a reflotar ese sector, que ha caído un 2% en los últimos años por la pandemia y los cambios en el consumo, entre otras cosas. Los empresarios del vino le dan la bienvenida pero advierten de que será infuciente si Trump cumple su amenaza de imponer más aranceles

¿Destruir para sobrevivir? El sector productor pide ayudas al arranque de viñedo y prohibir nuevas plantaciones

El sector del vino está en crisis. La pandemia lo dejó tocado y ahora se enfrenta a la guerra arancelaria de Donald Trump, que amenaza con imponer una tasa del 200% si la UE grava el whisky estadounidense. Para intentar reflotar al sector, la Comisión Europea ha propuesto una serie de medidas que pasan por la intervención del mercado (en la práctica la reducción de la producción) y el impulso al vino sin alcohol o vino light. En este caso, persigue adecuarse a las nuevas tendencias, que suponen una bajada del consumo de este producto y que la gente se decante por bebidas 0,0%, no sólo en Europa, sino en terceros países dado que las exportaciones han empezado a sufrir un descenso. La caída del sector ha sido de alrededor del 2% en los últimos 15 años.

El primer tipo de iniciativas se encaminan a controlar la producción y prevenir los excedentes. Actualmente, los viñedos no son plantaciones liberalizadas, sino que la PAC tiene una serie de normas y restricciones que ahora podrán limitarse aún más, es decir, se podrá reducir la autorización de plantaciones “cuando esté justificado con la situación de cada región”, señalan fuentes comunitarias que explican que se podrá limitar la extensión de autorización de nuevas plantaciones en zonas que tengan riesgo de exceso de oferta o congelar el potencial productivo, es decir, no dar autorizaciones en determinadas regiones.

“También se les autoriza a los Estados miembros a establecer normas para las autorizaciones de replantación que eviten el aumento excesivo de rendimientos”, señalan esas fuentes, que apuntan a que los vinicultores podrán renunciar a esas concesiones de replantación sin enfrentarse a una sanción administrativa como ahora si hay exceso de producción o hay incertidumbre en el mercado. Igualmente, se ampliará el plazo de la autorización para que haya más margen a la organización.

 “Los Estados miembros estarán facultados para adoptar medidas, como el arranque (eliminación de las vides no deseadas o sobrantes) y la vendimia en verde (retirada de las uvas inmaduras antes de la cosecha)”, señala la Comisión Europea en un comunicado sobre la iniciativa, que permitirá a los estados miembros aumentar la financiación hasta el 80% de los costes de inversión para inversiones destinadas a la mitigación y adaptación al cambio climático y la adaptación (el umbral ahora está en el 50%).

La amenaza de Trump cuesta 100 millones a la semana

Para potenciar los productos de bajo contenido alcohólico, se llevará a cabo un cambio en las reglas de etiquetado para facilitar su armonización. Así, los vinos producidos por desalcoholización y con un contenido por debajo de medio grado alcohólico por volumen se pasarán a llamarse vinos sin alcohol, con la especificación de 0,0%. Para los vinos que se encuentren entre 0,5 grados de alcohol y un 30% menos del grado alcohólico mínimo de la categoría con la que se refiere se llamarán ‘bajo en alcohol’ o ‘alcohol light’, según explican fuentes comunitarias.

El paquete, que se ha diseñado en diálogo con el sector, tiene que pasar ahora por el visto bueno del Parlamento Europeo y el Consejo de la UE, donde están representados los 27 estados miembros.

Desde el sector han dado la bienvenida a la propuesta, aunque advierten de que será insuficiente si Trump cumple su amenaza. “Se quedará corto si estalla una guerra comercial relacionada con el vino entre la UE y EEUU. Aunque no se han aplicado los aranceles del 200% a los vinos de la UE, el cierre del mercado vinícola estadounidense a nuestros vinos es ya una realidad, pues los importadores han paralizado todos los envíos por temor a los posibles aranceles. Esto está costando a las empresas vinícolas de la UE 100 millones de euros a la semana. Se necesita una solución urgente: el vino no debe ser rehén de disputas comerciales ajenas a él”, dice el secretario general del comité europeo de empresas de vino, Ignacio Sánchez Recarte.