A quienes menos preocupa el problema, ya se lo digo yo, es a los hombres, que mayoritariamente siguen considerándolo un problema de las mujeres y se conforman con la idea de que ellos no insultan o agreden a sus parejas
Decía el Nobel portugués José Saramago que “la violencia machista es un problema de los hombres que sufren las mujeres”, pero a tenor de lo acordado en el Pacto de Estado, las fuerzas políticas en el Parlamento han preferido seguir abordando las consecuencias y no el problema en sí.
El Pacto ha sido ampliado con casi 200 medidas nuevas hasta las 461, sin duda todas ellas necesarias e incluso mejorables, y podrían formularse muchas otras para seguir mejorando la protección de las mujeres. Lo llamativo es que para acabar con la violencia de género y que las mujeres no tengan que protegerse de nada ni de nadie, porque a los hombres ni se les pase por la cabeza maltratar, agredir o asesinar a sus parejas o exparejas, no se dedican ni el 0,02% de las acciones. Concretamente tan solo en ocho medidas se menciona de forma expresa a los hombres, y ya sabemos, porque nos lo enseñó el feminismo, que lo que no se nombra no existe.