La imagen del minero español nos lleva a otro tiempo: lo asociamos con una etapa más oscura y más precaria de nuestra historia, sin apenas derechos laborales, sin conciencia ambiental, en la que el objetivo económico siempre estaba descaradamente por encima de la vida de los trabajadores, que con pocos medios y poca protección, se metían bajo tierra para encontrar algo valioso del que otros, no ellos, sacarían mucho dinero. Nos impacta porque las minas nos suenan al pasado. Pero en las últimas semanas, las minas en España han dejado de ser el pasado: un proyecto de la Unión Europea plantea reabrir 47 minas, y España será el país en el que más minas se abrirán.