Trump consigue lo que parecía imposible: un amago de distensión entre el PSOE y el PP

Las dimensiones del agujero económico que puede aparecer en la economía española son lo bastante grandes como para que ambos partidos hayan decidido dar una oportunidad al diálogo

Abascal, descolocado ante los aranceles de Trump tras meses de subidas en las encuestas

Una guerra comercial. Aranceles calculados con una fórmula delirante. La ruptura de la alianza occidental. El hundimiento de las bolsas por tercera jornada consecutiva, esta vez con una intensidad especial en Europa. Todo eso es responsabilidad de Donald Trump. Hay un logro más que hay que apuntar en su haber, uno incluso más sorprendente. Un amago de distensión en las relaciones entre el PSOE y el PP. Las dimensiones del agujero económico que puede aparecer en la economía española son lo bastante grandes como para que ambos partidos hayan decidido dar una oportunidad al diálogo. A ver lo que dura.

Los socialistas iniciaron esta nueva fase con una reunión en la que el ministro Carlos Cuerpo ofreció una información bastante completa. El domingo, envió al PP el borrador del decreto de ayudas a los sectores afectados que el Consejo de Ministros tiene previsto aprobar este martes, una decisión con pocos precedentes en el caso de que alguien pueda encontrar alguno. Alberto Núñez Feijóo comentó después que el texto contiene “elementos acertados” y que tiene “margen de mejora”. No es que suene espectacular, pero no es lo habitual en las respuestas del PP a los planes del Gobierno.

Feijóo pronunció al día siguiente un discurso sin periodistas cerca para que no le hicieran preguntas. En realidad, era una intervención ante los representantes empresariales y agrarios con los que se había reunido y que fue retransmitido por la cuenta de YouTube del partido. Ahí reiteró el mensaje tradicional del partido por el que todo se solucionaría con el descenso de impuestos y cotizaciones sociales. Sabe que el Gobierno no va a dar ningún paso en esa línea. De momento, eso no impide que puedan terminar llegando a un acuerdo sobre la respuesta a los aranceles de EEUU, una perspectiva irreal hasta que Trump prendió fuego al comercio internacional.

A diferencia de ocasiones anteriores, Feijóo marcó una línea en la arena frente a Trump. “Asistimos a un nuevo capítulo de la lucha histórica entre proteccionismo y libre comercio”, dijo para destacar que su partido está en el segundo bloque. Los ataques de la FAES, la fundación de Aznar, contra la nueva cultura política de Washington han terminado surtiendo efecto en Génova.

Gobierno y oposición aún confían en que las negociaciones entre EEUU y la Comisión Europea tengan como consecuencia el descenso de los aranceles. Es una aspiración comprensible, aunque no parezca muy realista. La UE ya propuso reducir a cero los aranceles mutuos en el comercio de productos industriales y en automóviles. Washington respondió que no estaba interesada. Trump lo confirmó el lunes.

La Comisión ha preparado una primera respuesta a los aranceles al acero y aluminio con un listado de productos que por ejemplo no incluye el bourbon norteamericano para que no haya represalias contra el vino y el champán europeos. Los efectos económicos previstos son mucho menores con el fin de no dar excusas a Trump para nuevos aranceles. De forma discreta, las fuentes de la UE afirman que no tienen prisa. En estos momentos, el mayor shock se está produciendo en Wall Street y el nerviosismo en empresas y fondos de inversión de EEUU no se puede ocultar, aunque eso todavía no ha causado ningún efecto en el presidente norteamericano.

Sea porque la Comisión necesita contar con el apoyo directo de los gobiernos, aún no ha asimilado el choque con la realidad o no quiere provocar al presidente de EEUU, un hombre poco propenso a la reflexión pausada, desde Bruselas se insiste en que no se ha renunciado a la vía de las negociaciones. “Estamos listos para responder, pero hay una vía alternativa”, dijo Ursula Von der Leyen la semana pasada. “No es demasiado tarde para abordar las preocupaciones a través de negociaciones”.

Este fin de semana, Trump confirmó que no está interesado en esa vía: “Hemos puesto grandes aranceles a Europa. Ellos se han presentado a las negociaciones. Quieren hablar, pero no habrá conversaciones hasta que nos paguen mucho dinero cada año, en primer lugar por el presente, pero también por el pasado”. No parecen ser las palabras de alguien dispuesto a hacer concesiones en una negociación.

El desplome del Ibex y los perjuicios económicos que sufrirán las empresas españolas que exportan al mercado norteamericano imponen obligaciones a los partidos en España. Tendría muy mala venta que Gobierno y oposición lo utilizaran como uno de esos temas radiactivos en los que el más mínimo acuerdo es imposible. Se necesitan medidas de compensación –el Gobierno maneja la cifra de 14.000 millones en fondos públicos– y promover la búsqueda de nuevos mercados para los productos españoles.

Los principales partidos podrían aplicar a la política nacional el mismo mensaje que circula en Europa. Nadie podrá enfrentarse solo a Trump y la unidad es el primer requisito para tener posibilidades de éxito.

La economía ha sido el punto vulnerable de la política de oposición del PP. No pudo aprovecharla en casi ningún momento –excepto cuando denunció que el Gobierno rechazaba las rebajas fiscales para responder al impacto de la pandemia– y mucho menos en 2024 con la economía creciendo al mayor nivel posible en la UE y la OCDE. Continúa empeñado en denunciar en Bruselas todo aquello que le molesta o con lo que no está de acuerdo. Lo ha vuelto a hacer con el asunto de los fijos discontinuos, otra oportunidad más para que Dolors Montserrat haga el rídículo en el Parlamento Europeo.

En todo aquello de lo que se habla en privado pero nunca en público, el PP cuenta con una baza que podría no tardar mucho tiempo en definirse. Goldman Sachs ha elevado del 35% al 45% las posibilidades de una recesión en EEUU. Los economistas de JP Morgan las situaron en el 60% hace una semana. En su carta anual a los accionistas, su presidente, Jamie Dimon, advirtió de que “los aranceles aumentarán la inflación y han hecho que muchos crean que hay una mayor probabilidad de una recesión”.

Si EEUU cae en recesión, será muy difícil que las principales economías europeas puedan evitar el mismo destino. Las Bolsas lo certificaron con un lunes negro en todos los mercados con una fortísima caída del 5,1% en el Ibex. En España, los partidos tendrán que comenzar a incluir ese riesgo en sus análisis. No es aventurado afirmar que el más perjudicado de forma inmediata sería el Gobierno.