‘Duro’, la película que cambia los roles de género para mostrar todas las violencias y abusos que sufren las mujeres

Frances Cuéllar, actor que acaba de representar ‘L’herencia’ en el Teatre Lliure, ha presentado su segunda película, ‘Duro’, en el Festival D’A. Una original mirada al machismo estructural

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Una discoteca. El personaje femenino se acerca al masculino. Insiste en invitarle a una copa y a un Jäger. Él se niega. Ella insiste. Podría ser un viernes cualquiera en un local de cualquier ciudad. Pero algo no cuadra, ¿por qué es ella la que está asumiendo un rol que normalmente tienen los hombres? Un segundo giro descoloca todavía más al espectador. El personaje con cuerpo de mujer dice llamarse Quique. El que tiene cuerpo masculino se llama Eva. Lo que ocurre a continuación es algo que se ve en las noticias y que es más habitual de lo que parece. Una sumisión química. Quique viola a Eva en un baño mientras ella está inconsciente, pero lo que el espectador está viendo subvierte la imagen que está en su imaginario, es la de un cuerpo de mujer abusando de uno masculino. 

El cambio de roles pertenece a la película Duro, segundo filme de Francesc Cuéllar —también actor visto recientemente en L’herencia del Teatro Lliure—que adapta la obra de teatro escrita por Bárbara Mestanza —que también escribe el guion de la película y la protagoniza— y que basándose en su propia experiencia y en la de muchas compañeras ha creado un díptico para mostrar la violencia machista y los abusos desde la óptica tanto de la víctima como del agresor. 

El filme se ha presentado en el Festival D’A de Barcelona, y allí Francesc Cuéllar explica el punto de partida de este filme que retrata, en relatos independientes, temas como la sumisión química, la violencia dentro de la pareja, en el ámbito laboral… Relatos que ya se han contado en ocasiones, pero para los que querían aportar “una mirada distinta”. Para ello propusieron “cambiar los roles”. 


Bárbara Mestanza y Francesc Cuéllar presentan ‘Duro’ en el D’A

“Los personajes masculinos los interpretan actrices y los personajes femeninos los interpretan actores. La idea era pervertir el rol de género que tenemos asociado a un relato. Cuando empezamos la peli poníamos un ejemplo que es un poco sencillo pero muy revelador. Leíamos tres réplicas del guion que decían: ‘Vamos a follar, que me apetece’, el otro personaje contestaba ‘a mí no’, y el primero respondía ‘venga, solo un poco’. Esos diálogos no tenían ninguna marca de género, pero nuestras cabezas ya habían asociado un rol de género a cada una. Porque es un relato que tenemos integrado. Entonces nos preguntamos qué pasaría si cambiáramos un elemento de ese relato, ¿cambiaría la mirada del espectador? Esa era la premisa inicial”, explica.

La idea del proyecto es “desarticular relatos que son familiares para que dejen de serlo”. Eso sí, tenían algo claro, y es que no pretendían “buscar la empatía de los hombres” ni quitar importancia a las violencias machistas. Al revés. Por eso subrayan que no han cambiado los roles de forma completa. “No es Martina la que viola Marcos, sino que a Martina lo interpreta un hombre y a Marcos una mujer. Si no, el relato ideológico hubiera sido otro que no queríamos hacer”, dice para evitar que el relato pueda ser apropiado por aquellos que dicen que los hombres también sufren ese tipo de violencias. Lo que buscan Cuéllar y Mestanza es que se abra los ojos a cómo se ha normalizado estos relatos, que siguen ocurriendo cada día. 

Ese cambio de roles también hizo que aparecieran otros temas durante el rodaje sobre lo que la sociedad patriarcal enseña. Alguna, no tan obvia, como el espacio que uno ocupa. Los hombres tienden a ensancharse, a ser expansivos, el espacio a su alrededor les pertenece. A las mujeres les han dicho que no llamen la atención. Que ocupen poco espacio. Que no se signifiquen. Las que lo hacen son señaladas, y muchas veces para hacerlo deben recurrir a un aspaviento. Levantar la voz. Comportarse como ellos.

Los hombres tenemos mucho que revisarnos, tenemos mucho que ponernos en duda y en cuestión a nosotros mismos. Por eso está bien trabajar en estos proyectos

Francesc Cuéllar
Actor y director

Francesc Cuéllar recuerda que durante el rodaje la actriz Diana Gómez, conocida por la serie Valeria, lo comentó. Gracias al juego que plantea el filme, sus formas de comportarse, de andar y de moverse debían ser las de un hombre. Ella comparte historia con Carlos Cuevas, y le contaba al director algo que había percibido. “Si a mí Carlos me dice cállate, yo me achanto. Me cago. Pero yo para llegar a ese nivel de contundencia tengo que amplificar mi cuerpo. Tengo que subir el volumen tres veces más. Lo que a Carlos le da autoridad a mí me da lo que se vería como histeria”, reflexionaba la actriz. 

Igual que en su anterior filme, el joven director confirma que intenta “poner una mirada política” en lo que hace. “En este tema los hombres tenemos mucho que revisarnos, tenemos mucho que ponernos en duda y en cuestión a nosotros mismos. Por eso está bien trabajar en estos proyectos. No creo que nada de lo que cuenta Duro haya sorprendido a ninguna mujer, pero lo bonito es si podemos convencer a los hombres. Cuando veo las noticias, las peores siempre están accionadas por hombres. Las guerras, las violaciones… todo lo hacemos los hombres, y por eso creo que desde el arte es momento de decir, ¿tíos, qué nos pasa?”, apunta.

El día anterior a la entrevista, Cuéllar acudía a ver a Angélica Lidell al teatro. Una obra que contaba la ruptura de la artista con su expareja. Encontró momentos en los que no se sintió identificado, “por suerte llevo años intentando hacer un trabajo conmigo mismo”, añade, pero en otros sí que se vio representado. “Es en esos momentos en los que intento escuchar, recoger, repasar y revisarme a mí mismo. Me hace mucha gracia estos hombres que dicen eso de ‘not all men’, pues entonces cariño, si no se refieren a ti, ¿por qué te ofendes? Y si sí te hablan a ti, si te resuena algo, es importante saber recibir esos mensajes. Yo entiendo que en la película va a haber cosas que a los tíos les va a resonar y no les va a gustar, pero es precisamente por eso. Espero que algunos, si les resuena, hagan una revisión”, opina esperanzado de que el arte, como decía Gabriel Celaya de la poesía, siga siendo un arma cargada de futuro.