Alicia García tacha de «rebeldes constitucionales» a Pedro Sánchez y su vicepresidenta primera, mientras esgrime bulos y medias verdades para reclamar la dimisión de la futura candidata del PSOE en Andalucía ante el estupor del resto de grupos, que reprochan al PP sus excusas para no colaborar con el Gobierno ante la guerra comercial
El PP deja en el aire su apoyo al plan antiaranceles con la excusa del pacto del Gobierno con Junts
“Rebelde constitucional”. “Autócratas”. “Al servicio del chantaje separatista”. “Buscan enfrentar y dividir a los españoles”. “Corrupción molar y política”. “Catedrática de chiringuito”. Son alguno de los epítetos lanzados por la portavoz del PP en el Senado, Alicia García, contra la vicepresidenta primera y minsitra de Hacienda, María Jesús Montero, para pedir su reprobación en la Cámara Alta. La votación de esta t saldrá adelante gracias a la mayoría absoluta de la derecha, que sumará los apoyos habituales: Vox y UPN. El resto de grupos se ha desmarcado y han lamentado la falta de oportunidad del PP por atacar al Gobierno en lugar de arrimar el hombro ante la guerra comercial abierta por EE UU.
“Sánchez y la vicepresidenta Montero están en rebeldía constitucional”, ha arrancado García, quien ha recurrido a la habitual retahíla de frases hechas y chascarrillos con los que el PP de Feijóo suele adornar sus discursos e intervenciones. La tesis central de la reprobación del PP es la ausencia de proyecto de Presupuestos para 2025 que, aunque el Gobierno no da por imposibles, sí sostiene que tiene difícil lograr una mayoría que le permita aprobarlos.
Tanto Montero como Sánchez han dicho ya que si sus aliados parlamentarios no garantizan su apoyo a las cuentas públicas de este año, las presentarán para 2026. Motivo suficiente para que el PP considere que no cumplen con la obligación constitucional de presentar el proyecto. Es cierto que la Constitución fija septiembre como el límite para presentar el proyecto, pero también que gobiernos de uno y otro color se han saltado este precepto, imposible de obligar a cumplir.
“Ha confundido ser ministra con exprimir a impuestos a los españoles”, ha dicho, para espetar: “Una vergüenza que el Gobierno que gastó dinero de nuestros impuestos en servicios de prostitución por catálogo siga sin deflactar el IRPF”. Una información, la de los catálogos, que ya ha sido desmentida.
“La mitad del salario total de los trabajadores se los quedan Sánchez y Monterno”, ha dicho, sin especificar a qué trabajadores se refiere ni cómo es posible que el Estado recauda el 50%. “Hasta los perceptores del SMI”, ha añadido, pese a la exención pactada por Montero con la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz.
García ha recurrido también a otro mantra del PP: Catalunya. Es la excusa escogida por Feijóo para dejar en el aire su apoyo al plan del Gobierno para luchar contra la guerra comercial abierta por Trump. Y también ha salido a relucir este miércoles en el Senado, donde la portavoz ha acusado a Montero de estar “al servicio del chantaje separatista”. “Castiga a los españoles a un infierno fiscal para pagar la fiesta independentista y comprar más tiempo a su jefe en la Moncloa”, ha espetado. García ha reiterado la idea de que el Gobierno privilegia a Catalunya en “las ayudas para paliar los excesos de Trump”. “Nunca fallan en su objetivo de enfrentar y dividir a los españoles. Esto no es gestión, es corrupción moral y política”, ha dicho.
Ayer mismo, fuentes de la dirección del PP al tanto de las negociaciones con el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, aseguraron a última hora que el Gobierno había explicado que las medidas no se distribuirán por territorios, sino que será “a demanda” de las empresas. El peso exportador de las compañías catalanas explican que, en el caso de que todas exijan su compensación, alrededor de un 25% irá a dichas empresas.
García ha criticado que Montero “simultanea el cargo de recaudadora en jefe y repartidora de impuestos con el de candidata a presidir Andalucía”. “No puede tener los pensamientos ocupados en buscar el voto perdido con los ERE. Es catedrática, como Begoña con su chiringuito”, ha asegurado con otro de los chascarrillos habituales.
“Vicepresidenta, ministra, candidata, vicesecretaria, secretaria general, ahora presidenta en funciones”, ha enumerado García, para zanjar: “Debería dimitir o ser cesada”.
“Abran los ojos, carajo”
El portavoz del PSOE en el Senado, Juan Espadas, ha defendido a su ya jefa de filas en Andalucía. “El mundo en vilo y ustedes a lo suyo”, les ha reprochado. “Ruido, mentiras y conflicto por conflicto permanente con el Gobierno de España”, ha dicho.
Espadas ha recurrido así a la situación internacional para lamentar que el PP recurra a “mentiras” para atacar al Ejecutivo, como por ejemplo que no ha presentado los objetivos de estabilidad, cuando el Gobierno sí lo ha hecho. El portavoz les ha recordado que el PP “ha votado contra unos objetivos de estabilidad que permitía flexibilizar el déficit a CCAA y Ayuntamientos por un importe de 11.500 millones”. “No han tenido pudor en votar en contra”, ha lamentado.
“Deberían preocuparse de poner de su parte para que haya un acuerdo presupuestario lo antes posible”, le ha reclamado Espadas al PP, a quien ha reprochado aliarse “enn Valencia con Vox” para “pactar recortes en igualdad, en memoria democrática, en el Pacto Verde y en derechos”. “No den lecciones cuando son ustedes reprobables en sí mismo”, ha concluido.
El resto de portavoces que ha intervenido también han aludido a Donald Trump para criticar al PP la falta de oportunidad de la reprobación. El primero ha sido el senador de Compromís, Enric Morera, quien ha dicho que pensaba que el PP “iba a pactar con el Gobierno al desafío de Trump”.
El dirigente valenciano ha asegurado que “autócrata” no es el Gobierno, sino “Trump y los amigos de Mazón, con quien ha pactado los Presupuestos”, en referncia a Vox. “¿Por qué no reprueban a Mazón?”, ha pedido a los senadores del PP a cuenta de la gestión de la DANA del presidente valenciano.
“No sabemos dónde estaba mientras se ahogaba la gente”, ha añadido, para dirigirse desde la tribuna del Senado a la exconsellera de Interior Salomé Pradas, imputada por la jueza que investiga lo que ocurrió el 29 de octubre de 2024: “Salomé, tira de la manta y explica lo que pasó”.
Desde Junts, también Eduard Pujol ha reclamado centrar la atención en la guerra arancelaria. “El gran problema que nos amenaza es Donald Trump”, ha dicho. “Las bolsas caen en picado, las economías van a entrar en ‘shock” ante “las ocurrencias” del presidente de EE UU que han provocado “el pánico global”.
Advertencia de ERC
“Se viene una recesión que será larguísima”, ha predicho, porque la “política de aranceles impactará sobre todos”. “Estamos ante un tsunami”, ha añadido. “Estamos en riesgo”, ha sostenido. “Y usted hablando no sé qué de la ministra Montero”, ha reprochado, para concluir: “Por favor, dejemos de reprobaciones del tres al cuarto engordadas con clembuterol de la posverdad y centrémonos. Tenemos un gran problema, Donald Trump. Abran los ojos, carajo”.
La portavoz de ERC, Sara Bailac, ha reprochado al PP en su turno haber convertido la reprobación a Montero en “un panfleto anticatalanista” y una “exhibición de populismo fiscal”. “Están tan entregados a su anticatalanismo que no saben cómo justificar que también se condona la deuda a las comunidades autónomas donde ustedes gobiernan, y que no lo aceptan porque desde su central del PP no les dejan”, ha planteado.
Pero también ha tenido un mensaje para el Gobierno: “‘Esta legislatutra se basa en acuerdos concretos que están escritos, que son públicos y transparentes. Queremos resultados, no promesas. Esta legislatura no se sustenta sobre el miedo a la derecha, sino sobre acuerdos: financiación, recaudación, principio de ordinalidad”.
El debate lo ha cerrado el diputado del PP Salvador Foronda, quien ha intentado trazar un paralelismo entre Montero y Pablo Motos. “La señora Montero ha venido a la política a lo contrario a lo que va la gente al ‘Hormiguero’. La gente va al ‘Hormiguero’ a divertirse, y ella ha venido a la política a fingir que se divierte”. Entre aplausos de los suyos, el senador se ha sentado, seguro de que la reprobación no depende de su discurso porque saldrá adelante con la mayoría absoluta de su grupo.