«Me quedo sin dormir para terminar la temporada»: ¿qué efectos pueden tener los atracones de ‘streaming’?

Ver más de dos episodios seguidos de una serie ya se considera un atracón y puede afectar a nuestro sueño, nuestra salud y nuestras relaciones sociales: así puedes controlarlo

Cómo aprovechar el cambio de hora de verano para adoptar nuevos (y mejores) hábitos

En principio parece un gran avance. Ya no dependes de los caprichos horarios de la cadena de televisión para ver tu serie o película favorita. En Netflix, o en tu plataforma de streaming favorita, puedes ver cualquier episodio, de cualquiera de sus series, en cualquier momento del día. Y después ver el siguiente episodio, y el siguiente… “Yo voy mirando la hora y veo cómo se hace cada vez más tarde”, dice Virginia, una madrileña de 42 años que teletrabaja la mayor parte de los días. “Hay veces que te das cuenta de que son las dos de la mañana, pero siempre quiero ver otro capítulo”.

El fundador de Netflix, Reed Hastings, dijo en 2017 que el binge-watching, es decir, el atracón de series, es “estupendo porque te da el control, tienes toda la flexibilidad”. También dijo algo muy revelador sobre su modelo de negocio: la competencia de Netflix no son las otras plataformas, sino el sueño, la necesidad humana de descansar, “¡y estamos ganando!”, añadió.

El acceso a series y películas bajo demanda ha revolucionado la forma de consumo de contenido audiovisual que vemos frente a la pantalla del televisor, en especial las series. Si antes las series de televisión ofrecían un episodio semanal, y había que aguardar a la semana siguiente para conocer el desenlace, ahora no es necesario esperar, sino que se pueden ver en una sentada todos los episodios de una temporada.

Se considera que nos estamos dando un atracón de series cuando vemos entre dos y seis episodios seguidos. En una serie que tenga capítulos de 30 minutos, eso serían hasta tres horas seguidas, el doble si los episodios son de una hora. El fenómeno puede llevarse al extremo, como las personas que deciden pasar el fin de semana en casa viendo temporada tras temporada, en un verdadero maratón de sillón y comida a domicilio.

“Hay días que me quiero acostar pronto, pero luego pienso: ‘bah, me veo otros cuatro capítulos’”, dice Marcos, diseñador de 46 años y pareja de Virginia. “Otras veces digo: ‘uno más y a la cama’, pero entonces te dejan el final abierto y…”, confiesa.

¿Somos adictos a las series?

La psicóloga sanitaria Mipu Cambra, del centro NO-A de Valencia, especializado en adicciones, lo aclara: “No es algo que esté contemplado como una adicción ni como un trastorno en los manuales diagnósticos de psicología y psiquiatría. A día de hoy, en el DSM-5 lo único que está descrito es un trastorno de juego por Internet. Pero en los últimos años se ha empezado a reflexionar sobre los trastornos y adicciones comportamentales, como videojuegos, redes sociales, compras compulsivas o sexo”.

Ya en 2018 un informe de Deloitte revelaba que el 68% de los espectadores en EEUU se daban atracones de más de tres episodios de una sentada, especialmente de series dramáticas, de comedia y telerrealidad, y en los segmentos más jóvenes de la población, entre 14 y 48 años. En el informe más reciente de la misma consultora, el panorama está cambiando: los mayores consumidores de series son los millennials y la generación X, es decir, los segmentos de población entre los 30 y los 60 años. La generación Z, sin embargo, está poco a poco sustituyendo las series y aumentando el tiempo empleado en ver vídeos en redes sociales.

En los últimos años se ha empezado a reflexionar sobre los trastornos y adicciones comportamentales, como videojuegos, redes sociales, compras compulsivas o sexo

Mipu Cambra
psicóloga sanitaria

Según datos del Observatorio de las Series de 2019, quienes se daban atracones de series eran mayoritariamente mujeres y menores de 34 años, aunque quienes veían series a mayor velocidad eran hombres jóvenes con hijos. “Pero todo el mundo ve las series de un tirón y no duerme durante un par de días, ¿no?”, bromea Beatriz, ejecutiva de ventas de una multinacional de 34 años. “Puedo ver seis temporadas de 10 o 12 capítulos por temporada, he dominado el arte de hacer cosas viendo la serie como cocinar, trabajar, etc.”, afirma.

El modelo de negocio de las compañías de streaming depende de que pasemos el mayor tiempo posible en sus plataformas, no tanto para aumentar sus ingresos publicitarios (aunque ya han empezado a incluir publicidad), sino para reducir la posibilidad de que los clientes cancelen su suscripción, algo que se hace difícil si estamos enganchados a una o varias series a la vez. Sus estrategias están basadas en la psicología conductual y el diseño de interfaces de usuario:

Autoplay y episodios automáticos: la reproducción automática del siguiente episodio elimina la necesidad de tomar una decisión consciente para continuar, aprovechando la inercia mental y la pereza de ‘apagar’ lo que ya está en marcha.
Algoritmos personalizados: las recomendaciones están diseñadas para mostrar contenido irresistible basado en nuestros gustos previos, creando un ciclo interminable de opciones atractivas.
Cliffhangers y narrativas adictivas: las series actuales están estructuradas con finales abiertos o giros dramáticos que activan nuestra curiosidad, aprovechando el efecto Zeigarnik, una teoría hoy discutida, pero ampliamente aplicada, que propone que tendemos a recordar mejor las tareas inconclusas y así nos mantienen enganchados.
Diseño de la interfaz: las plataformas ocultan deliberadamente la hora en pantalla y evitan recordatorios externos, facilitando la pérdida de la noción del tiempo.

“Es esa sensación de intriga que te produce curiosidad”, dice Alba, una viguesa de 34 años. “Sobre todo con los episodios que dejan un final abierto, como si lo fueran a desvelar en el siguiente episodio. A veces me ponía una hora límite, pero pensaba ‘un poquito más’ y me acostaba más tarde de lo que había pactado conmigo misma, quitándome horas de sueño”. 

Puedo ver seis temporadas de 10 o 12 capítulos por temporada, he dominado el arte de hacer cosas viendo la serie como cocinar, trabajar, etc.

Beatriz
34 años

“Antes de patologizarlo, hay que determinar si es una actividad dominante, si hace que perdamos interés en otro tipo de actividades como salir con amistades, dejar de tener un ocio fuera de casa, dejar de hacer deporte, dejar de tener hobbies, entonces empezaría a ser de gravedad”, explica Cambra. “También si cada vez le dedicamos más tiempo, porque sentimos una necesidad. Esto haría que fuese más problemático”, añade.

Las consecuencias de los atracones de series

Los atracones no salen gratis, tienen consecuencias negativas. Darse atracones de series puede afectar negativamente a nuestras relaciones sociales, la calidad del sueño, nuestros planes profesionales y nuestro estado de ánimo. Es incluso posible que nos pongamos a la defensiva, irritables o agresivos si alguien intenta interrumpir nuestro visionado, o incluso que lleguemos a mentir a otras personas para encubrir que estamos en casa viendo un episodio tras otro. 

De hecho, existe una estrecha relación entre el uso de Internet y las plataformas digitales y el aumento de la sensación de soledad entre las personas. Hay quienes intentan compensar esta sensación con las series, pero, al mismo tiempo, el atracón de series potencia la soledad real y percibida, y estas personas pueden tener a menudo una sensación de melancolía o sentimientos de frustración y vacío después de ver varios episodios seguidos.

Darse atracones de series también se relaciona con el escapismo, la necesidad psicológica de abandonar la propia realidad y encontrar refugio en un mundo de fantasía. Otras consecuencias psicológicas incluyen la desregulación emocional, los sentimientos de soledad y la somnolencia diurna, todo ello a causa del sueño de peor calidad, algo que se convierte en un círculo vicioso, ya que afecta aún más a las personas que ya duermen mal.

Antes de patologizarlo, hay que determinar si es una actividad dominante, si hace que perdamos interés en otro tipo de actividades como salir con amistades, dejar de tener un ocio fuera de casa, de hacer deporte, de tener ‘hobbies’… entonces empezaría a ser de gravedad

Mipu Cambra
psicóloga sanitaria

“No hablamos de que tenga, por ejemplo, un problema en el trabajo y desconecte viendo una peli, eso no tendríamos que patologizarlo”, explica Cambra. “Tendríamos que valorar si está interfiriendo en la vida cotidiana de la persona, en sus relaciones personales, de amistades, familiares o de pareja”, añade la psicóloga.

Hay otros efectos negativos para la salud además del insomnio, como el aumento del riesgo de depresión y ansiedad. Además, las maratones de series pueden provocar dolores de cuello y espalda. Tanto si estamos tumbados en el sillón como si la emoción del episodio hace que nos sentemos hacia delante, estaremos en una postura forzada para nuestro cuello y lumbares, especialmente si pasamos horas sin movernos.

Por último, estar durante tres horas en el sillón agrava los problemas que causa estar en un asiento todo el día sin hacer ejercicio, desde aumento de peso y resistencia a la insulina hasta mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.

Estrategias para desengancharse del consumo compulsivo

¿Qué podemos hacer? Romper el ciclo del atracón de series requiere tomar conciencia de lo que estamos haciendo y proponernos un cambio de hábitos. Para Mipu Cambra, “se trata de encontrar un equilibrio, ponernos unos días o unas horas del día para hacer uso de las series, algo que también nos puede servir con el uso de redes sociales, para que no haya una pérdida de control”. Estas son algunas de las estrategias recomendadas:

Establecer límites de tiempo: usar temporizadores o aplicaciones que bloqueen las plataformas o envíen alertas después de un tiempo determinado ayuda a crear barreras artificiales.
Cambiar el entorno: evitar ver series en espacios asociados al descanso (como la cama) o en horarios nocturnos reduce la tentación de prolongar las sesiones. 
Practicar el consumo consciente: en lugar de dejar que el algoritmo decida, elegir previamente qué ver y cuántos episodios, deteniéndose incluso si el final es intrigante.
Buscar alternativas gratificantes: reemplazar parte del tiempo de pantalla con actividades sociales, ejercicio o hobbies creativos, que nos proporcionan una satisfacción más duradera y refuerzan nuestras relaciones personales.

*Darío Pescador es editor y director de la revista Quo y autor del libro Tu mejor yo publicado por Oberon.