La tregua arancelaria da margen a resolver el conflicto desatado por Washington, pero la desconfianza por su imprevisibilidad permanece. Los mercados bursátiles, poco amigos de la inestabilidad, siguen fluctuando
La UE pausa 90 días los aranceles a EEUU como gesto a Trump
Si algo saben los aliados de EEUU es que se enfrentan a la imprevisibilidad de Donald Trump. Su liderazgo impulsivo y caótico lleva a potencias como la UE, Reino Unido o Canadá a estar en alerta, por mucho que haya pisado el freno a la guerra comercial presionado por los mercados e incluso voces dentro de su propia Administración. La tregua arancelaria tres meses ha dado un respiro a los gobiernos, que ven abierta una ventana de oportunidad a la negociación. Pero la desconfianza en Trump persevera.
La UE ha hecho varios gestos de buena voluntad a Trump. El último ha sido la suspensión durante tres meses de los aranceles con los que iba a responder a una parte del golpe que ha llegado de Washington (el 25% al aluminio y el acero, que sigue en vigor). Por tanto, 92.000 millones de euros en exportaciones de la UE –que incluyen los coches, que también tienen un arancel del 25%– quedarán sin represalia. Al menos por ahora, porque los recelos hacia el líder republicano quedaron reflejados el propio comunicado de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en el que deja claro que si no hay un acuerdo se reintroducirán las contramedidas y también que en Bruselas siguen trabajando en la respuesta global si las conversaciones fracasan: “Todas las opciones siguen sobre la mesa”.
“Esto cambia día a día, hora a hora. En este punto no voy a especular con lo que podría o no pasar después de los 90 días”, ha respondido el portavoz de Comercio, Olof Gill, sobre qué pasaría en caso de que no hubiera acuerdo. “Estoy más preocupado de lo que pueda pasar en 90 minutos”, agregó con sorna. Y es que Trump dio un volantazo apenas horas después de que la UE diera el visto bueno a los primeros aranceles en respuesta a su guerra comercial.
“Después de estos días tan estresantes, tenemos este respiro, que es muy importante porque 90 días nos permiten elaborar más estrategias y tener soluciones mejor preparadas. Así que por eso estoy de mucho mejor humor que ayer, pero obviamente la situación es extremadamente grave y es sólo un breve respiro”, señalaba este jueves una alta fuente comunitaria. Los ministros de Economía mantendrán este viernes una reunión informal en Varsovia en la que iban a fijar la estrategia ante EEUU, pero las aguas están más calmadas.
“En la UE estamos por el momento en el estado de ánimo de Buda: estamos observando atentamente, analizando la situación y preparando una respuesta meticulosa, pero sin exagerar”, agregaba esa misma fuente, que admitía que la espiral de beligerancia arancelaria en la que han caído Washington y Pekín no es una buena noticia, por mucho que se haya suavizado la crisis entre la UE y EEUU.
Caos bursátil
Y es que la incertidumbre no es una buena consejera y amenaza a la economía global con entrar en un terreno resbaladizo. Así lo han demostrado los mercados financieros en las últimas horas tras el desplome de 19 billones de dólares en capitalización sufrido desde los primeros disparos arancelarios de Trump.
La euforia con la que cerró Wall Street el miércoles, después de que Trump anunciara la tregua arancelaria, ya se había enfriado este jueves por la mañana. Los indicadores bursátiles abrían a la baja y, después de que el presidente recrudeciera su guerra comercial contra China, volvían a desplomarse: el S&P500 cerraba dejándose más de un 3,4%; y el Nasdaq, un 4,3%. A pesar del alivio que representa para la economía estadounidense, la pausa de 90 días de los gravámenes no es suficiente para restaurar la estabilidad perdida de los mercados.
Trump, que durante la reunión de gabinete de este jueves ha asegurado que el miércoles fue “el día más grande de la historia” de los mercados, ha evitado pronunciarse sobre la caída de las bolsas ante la imposición de un 145% de aranceles a China: “Bueno no lo he visto porque he estado aquí reunido durante dos horas. ¿Quieres decir algo Scott?”. El republicano le ha pasado la patata caliente a su secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien ha minimizado los hechos. El republicano sigue insistiendo en el éxito de su política comercial, aunque los temores de una recesión continúan flotando en el aire.
La expresidenta de la Reserva Federal de Estados Unidos, Janet Yellen, advertía este jueves por la mañana en la CNN de que los constantes bandazos en las políticas comerciales han aumentado las posibilidades de que el país entre en recesión. El escenario, que ya barajaba la compañía JP Morgan desde el “Día de la Liberación”, sigue estando sobre la mesa, según Yellen. Quien también fue secretaria del Tesoro durante la administración de Joe Biden ha destacado que los aranceles sobre los bienes chinos tendrán “un impacto masivo en Estados Unidos y la economía global”. “Nadie sabe hacia dónde están enfocadas estas políticas”, ha afirmado.
A pesar de que en la reunión de gabinete Trump no ha hecho ningún comentario más sobre el futuro de la escalada comercial con China, el miércoles el secretario del Tesoro dejaba la puerta abierta a un acuerdo. “Todo está sobre la mesa”, aseguraba Bessent.
Tensión entre las dos grandes potencias
El año pasado se calcula que Estados Unidos importó unos 440.000 millones de China, mientras que el gigante asiático solo tuvo un gasto de 145.000 millones en importaciones estadounidenses. El déficit comercial para el 2024 fue de 295.000 millones de dólares, siendo una cifra considerable que equivale a alrededor del 1% de la economía estadounidense. En conjunto, Estados Unidos y China juntos representan más del 40% de la economía mundial. Una guerra comercial de las magnitudes que está liderando Trump tiene el mismo potencial para conducir el país a una crisis que la guerra total arancelaria que planeó inicialmente.
Mientras la guerra comercial avanza, algunas de las grandes compañías estadounidenses ya han empezado a cancelar pedidos hechos en China. Amazon, el gigante del comercio online de Jeff Bezos, ha estado suspendiendo órdenes de scooters, aires acondicionados, sillas de playa y otros productos de varios vendedores con sede en China y otros países asiáticos, según informaba el miércoles Bloomberg. Las cancelaciones se produjeron después del anuncio inicial de Trump en el que exhibió su tabla arancelaria en el Rose Garden la semana pasada.
La subida de este jueves a los aranceles chinos es la cuarta anunciada por Trump en tan solo una semana. Cuando el pasado miércoles (el “Día de la Liberación”) el presidente mostró su tabla de tasas, a China le correspondía un 34%. Pero después de que China dijera que no pensaba dar marcha atrás en la guerra arancelaria, el magnate elevó la cifra al 84%. El martes, cuando Pekín seguía sin ceder y anunciaba que aplicaría la misma cifra, un 84%, a las importaciones estadounidenses, Trump subía la apuesta y la escalaba al 125%. Y este jueves ha vuelto a desdecirse para pasar al 145%. Pekín ha seguido cargando contra la administración estadounidense y el portavoz de Exteriores chino, Lin Jian, la ha acusado de “violar gravemente las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC)”.
La UE se acerca a China
Entretanto, la UE sigue acelerando en su estrategia de diversificación al abrir nuevos mercados. Y eso incluye a China, un país con el que se están produciendo avances, aunque en Bruselas los tratan con discreción. El comisario de Comercio, Maros Sefcovic, ha acordado con su homólogo chino, Wang Wentao, estudiar la imposición de precios mínimos a la importación de coches eléctricos fabricados en el gigante asiático en vez de los aranceles que la UE impuso en el mes de octubre.
Este mismo jueves, en una llamada telefónica, Von der Leyen, y el presidente de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), el Jeque Mohamed bin Zayed Al Nahyan, acordaron iniciar negociaciones sobre un acuerdo de libre comercio: “Este acuerdo reforzará nuestras relaciones bilaterales y contribuirá a la prosperidad de toda la región”. La alemana trasladó también al primer ministro de Nueva Zelanda, Christopher Luxon, su interés por lograr una cooperación comercial “más estrecha” con los doce países que integran el Acuerdo Comprensivo y Progresivo Transpacífico de Cooperación Económica (CPTPP), que incluye a Australia, Japón, Canadá, Malasia o Vietnam.