El documental ‘21.000 PALABRAS (Un capezuto e dos collons)’ cuenta la historia de Ángel Luis Saludas, pastor vecino de Espierba que lleva 47 años realizando un diccionario sobre esta lengua
El Festival Espiello busca los mejores trabajos audiovisuales realizados, doblados o subtitulados en aragonés
El belsetán es una variante de la lengua aragonesa que solo se habla en el valle de Bielsa, de hecho, actualmente son 15 o 20 personas las que se comunican en este idioma. Una de ellas es Ángel Luis Saludas, un pastor vecino de Espierba que lleva 47 años recopilando las palabras propias de esta lengua y desarrollando un diccionario para que no se pierda.
Ahora, la historia de Ángel y de esta variante del aragonés “en peligro de extinción” van a tener su propio documental gracias al trabajo de Queridas producciones, una productora formada por Maxi Campo, Diego Mata, Javier Lavilla y Andrey Francés. Campo explica que, cuando supo del perfil de Ángel, pensó que “tenía que conocerlo y ofrecerle la posibilidad de hacer un documental. El tema del aragonés vino después, de primeras me atrajo mucho la persona”.
Explica que Ángel es un hombre “muy magnético” que fue testigo de cómo todo lo que admiraba cuando era niño sobre el estilo de vida de sus mayores y de su pueblo “se desprestigió” y que “se ponía en cuestión la lengua y la dignidad de quienes la hablaban, por eso sintió la necesidad de hacer algo”.
Angel Luis Saludas
A los 17 años pensó que quería recoger la sabiduría de los hablantes del belsetán antes de que fueran desapareciendo. Así, empezó a apuntar las palabras que componen el belsetán, esta variante del aragonés que solo se habla en el valle de Bielsa y que es la más “pura”, la menos afectada por la castellanización: “Es muy arcaico, no se ha visto influenciado por el castellano, es muy próximo al original”. Sin embargo, se está perdiendo, actualmente solo la hablan 15 o 20 personas y el único que ha recibido esta lengua de su padre y de su madre es Ángel.
Campo explica que, durante la realización de este documental, ha constatado que “si una lengua está en peligro la causa es porque no ha despertado el interés de las instituciones que son las que pueden hacer algo por preservar la cultura y la lengua de un territorio” y considera “difícil entender esa falta de sensibilidad. Es algo nuestro que forma parte de nuestra historia”. Explica que Ángel Luis no tenía esa vocación, sino que su espíritu de recuperación surgió al “caer en la cuenta de que si él no hace nada, tal vez sea el último hablante de esta lengua. Después de su generación este dialecto no se ha transmitido de padres a hijos”.
Documental
La premisa de este documental es tratar de contar la historia de las palabras y el diccionario en paralelo a un año natural en el día a día de Ángel, con sus labores de pastor. Campo explica que han sido 22 días de rodaje y que han tratado de ser “muy poco intrusivos”: “Ngo hemos ficcionado ninguna situación, le preguntábamos a Ángel lo que iba a hacer y en función de eso pensábamos el guion y lo adaptábamos, en ningún caso podía pasar por parar sus obligaciones diarias, si sube a ver las vacas nos íbamos con él. Ha sido muy bonito a nivel profesional y a nivel personal. A pesar de vivir alejados del mundo, él y su madre son personas muy alegres y positivas, hemos pasado ratos inmejorables”.
Documental ‘21.000 palabras’
Aunque Ángel es el protagonista del documental, no solo aparece él. Su madre, Generosa Bernard, de 94 años, también colabora, de la misma forma que su hermano Juan José Saludas y el ilustre y casi centenario vecino de Bielsa Jesús Garcés ‘Baitico’, hablante patrimonial más longevo del Belsetán con el que Ángel guarda una estrecha relación.
El documental está hecho y ahora se encuentra en fase de postproducción de sonido. Además, se está añadiendo una animación de un cuento en belsetán escrito por el propio Ángel. Javier Lavilla está realizando la animación de esta historia y, cuando se termine, se añadirá lo que corresponda al metraje final. Ahora llega la fase de distribución que, según confiesa Campo, se les “resiste”. Para ello han activado una campaña de mecenazgo que les permita contratar a una empresa especializada que pueda difundir la cinta, “es una faena que no controlamos, sería triste que algo que nos ha hecho disfrutar tanto y está tan bien no darle la mayor difusión, no queremos perder la oportunidad por falta de recursos”.
Generosa, madre de Ángel
La campaña de mecenazgo está yendo “increíble” y han superado su objetivo. En el momento de redacción de este artículo habían logrado 4.178 de los 3.000 euros que se habían marcado como meta. “Estamos muy contentos, conseguir tantas contribuciones es complicado, pero aunque hayamos alcanzado la cantidad esto no tiene que desanimar a la gente porque los gastos en esta fase son inciertos, cuantos más recursos se tengan más opciones tendremos”.
En estos momentos, el documental no cuenta con el apoyo de ninguna institución, aunque antes de iniciarse recibió financiación del Gobierno de Aragón y de Aragón TV. “La financiación fue previa, una vez arrancada, hemos ido muy en precario, también el ser tan pocos y con poco equipo hace que seamos muy poco intrusivos y pasemos desapercibidos en el día a día de los protagonistas”, explica Campo. El productor y director de este reportaje concluye asegurando que están muy “orgullosos y satisfechos con el resultado” y considera que “combina muy bien el entretenimiento, la curiosidad de las historias distintas y tiene un componente didáctico y un valor documental a nivel lingüístico”.
Ángel en el tractor durante el rodaje del documental
Han contado también con la participación de expertos: Brian Mott, lingüista; Xabier Lozano, filólogo e investigador sobre variedades del aragonés de Sobrarbe; Enrique Gargallo, Catedrático de Filología románica de la Universidad de Barcelona; Fernando Romanos, escritor e investigador de las variedades vivas del aragonés; Chusep-Raúl Usón, editor, investigador, traductor y escritor en lengua aragonesa; Chesús Casaus, investigador de toponímia y léxico pirenaico; y Rosa Lafranca, estudiosa del belsetán.
Asegura que, lo que “más felices nos haría” es conseguir que el proyecto del diccionario de Ángel Luis cuente con el apoyo institucional necesario para poder elaborarlo y publicarlo, “el proceso es complejo, una cosa es recopilar palabras y añadir definiciones y otra cosa es la filología, tiene que estar todo de acuerdo a un patrón lingüístico que es difícil que lo pueda hacer solo una persona. Que el documental sirviera como incentivador para que en un plazo de tiempo razonable el diccionario fuera posible sería la mayor de las alegrías porque significaría que nuestro trabajo ha servido de algo”.
La pérdida de un dialecto
A principios del siglo XX, las variedades locales del aragonés estaban muy extendidas en el uso social en el Valle de Bielsa, aunque “la presencia del castellano hacía tiempo que venía haciendo mella en ellas, teniendo en las principales poblaciones comarcales, Boltaña y L’Ainsa, un fuerte foco de aculturación lingüística”, exponen desde el Sistema de Información del Patrimonio Cultural (SIPCA). En menos de un siglo, se ha sustituido el aragonés por el castellano en la “práctica totalidad de las situaciones de habla de la zona” y, además, “el aragonés conservado se ha ido contaminando de las soluciones lingüísticas castellanas de tal manera que el proceso de sustitución lingüística ha afectado a toda la estructura de la lengua: la fonética, la morfología, la sintaxis y la semántica”.
Ilustración de la animación que está realizando Javier Lavilla sobre el cuento de Ángel Luis
Es por esto que el belsetán es tan especial, ya que presenta una serie de particularidades, según SIPCA, especialmente en los aspectos fonéticos. Consideran que este cambio se explica por el contexto social y económico, ya que se asumió el castellano como un “elemento marcador de los roles e instituciones de poder y prestigio como la Iglesia, la escuela, la sanidad pública y el empresariado, acentuaron la conciencia entre los hablantes de aragonés de estar hablando algo de nivel inferior y basto”.
Este organismo del Gobierno de Aragón recoge testimonios orales que muestran cómo se perdió esta variante del aragonés y “el lamento por haber perdido esta seña de identidad, la constatación de que la prohibición de usar el belsetán en la escuela resultó fundamental para que los progenitores de hace una o dos generaciones decidiesen quebrar la trasmisión generacional del aragonés, y el interés de la inter comprensión lingüística que se producía entre los pastores de ambas vertientes en esta zona del Pirineo, hablando cada uno de ellos en aragonés belsetán y en occitano llamado popularmente ”patois“.