Paul Mischel, el científico que halló el ADN tras los tumores más agresivos: «Pequeñas piezas no siguen las reglas»

El médico estadounidense, uno de los más reputados científicos que estudian el cáncer en el mundo, ha dado un vuelco al tablero de la investigación oncológica al revelar que unos pequeños círculos de material genético libre, fuera de los cromosomas, se encuentran en la mayoría de los cánceres más violentos

La política de recortes y aranceles de Trump puede borrar décadas de progreso en la lucha contra el cáncer

El mundo científico pensaba hasta hace no mucho que el equipo liderado por el americano Paul Mischel “venía de la luna”. El médico se fijó hace ocho años en unos enigmáticos círculos de material genético libre –llamado ADN extracromosómico– a los que hasta entonces no se había dado mucha importancia y los vinculó con los tumores más letales. En noviembre, el grupo de la Universidad de Standford del que forma parte–una de las grandes referencias mundiales en el estudio de la enfermedad– dio un paso más: confirmó que esos diminutos círculos están en las células de más de la mitad de los pacientes con cánceres más agresivos, como el de mama HER2+ o el glioblastoma en el cerebro.

“En estos casos, los tumores cambian sus genes muy rápidamente para hacerse resistentes a los tratamientos, igual que ocurre con las bacterias que no responden a los antibióticos. Las pequeñas piezas circulares dejan de seguir las reglas de la herencia cromosómica”, desgrana en una entrevista con elDiario.es a raíz de su visita a Madrid para participar en un simposio organizado por la Fundación CRIS contra el cáncer, de cuyo comité científico internacional forma parte.

Con 62 años y una historia familiar marcada por el cáncer –su padre falleció cuando era un adolescente–, acaba de ganar el prestigioso premio de la American Association for Cancer Research. Sus investigaciones, publicadas en las revistas Nature y Science, han catalizado un cambio de paradigma en el conocimiento del cáncer y prometen transformar los tratamientos de los pacientes con peor pronóstico.

Del 1 al 10, ¿qué nivel de comprensión del cáncer diría que tiene la ciencia y los científicos hoy?

Hay muchas cosas que ya hemos aprendido sobre el cáncer. Lecciones muy importantes, pero hay un montón de cosas que en realidad todavía estamos aprendiendo. Lo dejaría en un cinco porque hay mucho más que hacer. A medida que obtenemos una más profunda comprensión de lo que causa el cáncer y lo hace progresar tenemos la oportunidad de desarrollar nuevas formas de tratarlo.

Muchos años de trabajo han proporcionado una visión amplia. Una de las lecciones más importantes fue que las mutaciones en nuestros genes causan cáncer, que las mutaciones particulares que mantienen la célula a salvo se llaman genes supresores de tumores o que las que causan un crecimiento celular desenfrenado se llaman oncogenes, que son muy importantes en el desarrollo del cáncer y cómo progresa.

Una de las lecciones más importantes fue que las mutaciones en nuestros genes causan cáncer, que las mutaciones particulares que mantienen la célula a salvo se llaman genes supresores de tumores o que las que causan un crecimiento celular desenfrenado se llaman oncogenes

Resulta que la historia es mucho más complicada que eso porque también hay una interacción entre nuestros genes y el medio ambiente. Nuestros cuerpos, la inflamación, lo que comemos, lo que hacemos y a lo que estamos expuestos, como el humo de los cigarrillos. Todo juega un papel. Son interacciones que están involucradas en el cáncer. Otra cosa de la que estamos muy pendientes es el sistema inmunológico. Puede ser relativamente bueno para mantener el cáncer a raya, pero cuando falla aparece la enfermedad y no sabemos muy bien cómo volver a activarlo para detenerlo y mantenerlo alejado.

Una de esas líneas de investigación que han venido a cambiarlo todo es el ADN extracromosómico, su campo. Con su equipo descubrió cómo este material genético libre, por fuera de los cromosomas, impulsaba el cáncer. ¿Cómo actúa?

El ADN extracromosómico afecta a los tumores de niños y adultos en muchos tipos de cáncer y son los pacientes que tienen peor pronóstico. Lo que ocurre en estos casos es que los genes cancerígenos se desprenden de los cromosomas y forman partículas circulares que causan estragos. ¿Por qué lo hacen? Los cromosomas son la forma de asegurarse de que cuando las células se dividen, las células hijas reciben el mismo ADN que las células madre. Así que todas las células del cuerpo tienen el mismo ADN. Lo que ocurre cuando se tienen estos elementos de ADN extracromosómicos es que ese ADN se reparte de forma aleatoria a las células hijas durante la división celular. Y eso permite que se produzca esta enorme variación y crea esencialmente una amplia variedad de células que pueden responder o resistir al tratamiento del cáncer. Es la clave de la rápida evolución que se produce en muchos cánceres y que impulsa la resistencia a los tratamientos.

Pero hay más que eso. También cambia la forma en que se expresan los genes de manera que hace que los tumores sean mucho, mucho más agresivos. Otra cosa que hace, además, es suprimir el sistema inmunitario, así que este mecanismo tiene muchas características que son muy agresivas o que hacen que los cánceres sean muy agresivos.

Hace apenas cinco meses demostraron que este ADN está presente en más de la mitad de los tumores con peor pronóstico. ¿Qué implicaciones tiene para el tratamiento contar con esta información?

Muchas. En la era de las terapias de precisión se puede tomar el ADN de una persona y, gracias a los mapas del genoma del cáncer, averiguar qué ha fallado para utilizar un fármaco dirigido al oncogén causante del cáncer. Lo que nos mostraron nuestros datos es que, debido a la forma en que se hereda el ADN extracromosómico, los cánceres pueden cambiar sus genes muy rápidamente para hacerse resistentes a los tratamientos. Es algo análogo a lo que ocurre con las bacterias y la resistencia a los antibióticos. No nos sorprende con las bacterias, pero sí con los cánceres humanos, porque no se supone que eso vaya a pasar con las células humanas. Es como si hubieran hecho un truco antiguo. Estas piezas circulares de ADN dejan de seguir las reglas de la herencia cromosómica.

¿Y contra estas partículas pueden dirigirse las terapias?

Sí, se está trabajando mucho para tratar de encontrar las vulnerabilidades que se crean cuando se tiene este tipo de ADN. Ya tenemos pruebas de que algunas de esas vulnerabilidades pueden convertirse en verdaderos objetivos a explotarse. El primero se está probando en un ensayo en fase I –dirigido a una proteína llamada CHK1– y hay más en camino. El campo está floreciendo: está entrando mucha gente y prevemos que va a ser una oportunidad extraordinaria para identificar nuevas dianas útiles que permitan tratar cánceres con este ADN extracromosómico. Es muy buena noticia para los pacientes.

Cada vez se descubren más estrategias de los tumores para sobrevivir, para esconderse de los tratamientos.

Es muy complicado. Charles Darwin tenía razón. La evolución es algo muy importante y una de las cosas que nos enseñó es que algunos de los principios clave tenían que ver con lo que hereda y cuánta variación tiene. Eso es combustible para la selección natural. Hemos aprendido que el ADN extracromosómico secuestra esos mecanismos, los cambia. En la herencia normalmente las células madre dan lugar a células hijas con el mismo ADN, pero con el extracromosómico eso no es necesariamente cierto.

En esta carrera contrarreloj por avanzar en los tratamientos contra el cáncer para aumentar la supervivencia, ¿cómo impactan los recortes de la administración Trump en investigación sanitaria? 

Ahora mismo estoy muy centrado en llegar a un punto: seguir ayudando a las personas con cáncer. Y para eso la financiación es increíblemente importante. Soy un científico además de un médico. Creo en la ciencia y en sus principios. A medida que hacemos descubrimientos, aprendemos cosas importantes que repercuten en la salud de las personas. Así que hay que apelar a lo personal para entender por qué esto es importante. Todos tenemos cerca a personas que padecen cáncer o han muerto por causa de la enfermedad. Son los hijos, los hermanos o hermanas, los padres, las parejas, los amigos. Es lo que todos tememos y deberíamos temer.

Estoy muy centrado en llegar a un punto: seguir ayudando a las personas con cáncer. Y para eso la financiación es increíblemente importante. Soy un científico además de un médico. Creo en la ciencia y en sus principios

Por eso le debemos a todo el mundo, incluidos a nosotros mismos, marcar la diferencia, descubrir lo que necesita ser descubierto y traducir el conocimiento para hacer mejores tratamientos. Esto es lo que necesitamos oír, así que en lugar de abordar su pregunta directamente me voy a centrar en lo que de verdad importan: los seres humanos, porque la vida de las personas depende de ello. Perdí a mi padre cuando tenía 14 años de un cáncer de estómago. Fue terrible y me hice la promesa de ser médico. Estoy molesto, pero no tengo tiempo para estarlo, sino para cambiar las cosas, ahí es donde hay que poner nuestro tiempo y nuestra energía.

¿El cáncer sobrevive mejor en un mundo capitalista en el que vivimos estresados, comemos mal, somos más sedentarios? ¿Es una enfermedad que es un signo de los tiempos? 

Hay cosas que sabemos que están implicadas en el desarrollo del cáncer o en su progresión. Por ejemplo, fumar o un virus como el virus del papiloma humano. Y se puede hacer algo al respecto. Asimismo conocemos que ser bombardeado por el sol sin usar protector solar está asociado al cáncer. Si le damos la vuelta, hay cosas que podemos hacer para disminuir nuestro riesgo de contraer la enfermedad o para aumentar las probabilidades de que nos vaya bien si tenemos un diagnóstico. El ejercicio físico es muy importante y lo que comemos, pero también nuestro estado emocional. Somos seres humanos y el cáncer es un problema holístico. Tenemos que entenderlo así de manera que todos estos factores deben tenerse en cuenta a la hora de pensar en cómo reducir la carga del cáncer y el sufrimiento de las personas que lo padecen.

Me preguntas por el estrés y tengo que decir que es algo que yo también me he cuestionado. Por ahora es difícil obtener datos claros porque estas cuestiones son difíciles de medir. Pero vivir bajo estrés crónico no es algo bueno para la gente. Aunque sea complicado, es un área muy importante de estudio.