En España se hacen la mitad de tomografías computerizadas que en EEUU y existen medidas para controlar su uso, pero en general el número de pruebas realizadas aumenta cada año en el mundo
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Las tomografías computarizadas, conocidas popularmente como TAC, se utilizan en exceso en Estados Unidos y podrían representar hasta el 5% de todos los casos de cáncer en un futuro cercano. Es la principal conclusión de un estudio publicado este lunes en la revista JAMA Internal Medicine, que ha contabilizado alrededor de 93 millones de exploraciones mediante tomografía computarizada en 2023 cuya radiación, según estiman los autores, podría generar 103.000 futuros cánceres. Esto representa entre 3 y 4 veces más que las evaluaciones anteriores, destacan los investigadores.
La tomografía computarizada (TC) es indispensable y se utiliza ampliamente para detectar tumores y diagnosticar numerosas enfermedades. Desde 2007, el número de este tipo de exámenes anuales ha aumentado un 30% en Estados Unidos, una tendencia al alza que se repite en España, aunque en nuestro país se realiza la mitad de tomografías por cada mil personas.
Al mismo tiempo, las tomografías computarizadas exponen a los pacientes a radiación ionizante (que produce mutaciones potencialmente cancerígenas en el ADN) y se sabe desde hace tiempo que esta tecnología conlleva un mayor riesgo de cáncer. En concreto, la radiación recibida en este tipo de pruebas puede provocar cáncer de pulmón, mama y otros tipos de tumores. El mayor riesgo se presenta en los bebés, seguidos de los niños y adolescentes.
En 2023, un estudio internacional realizado por científicos del ISGlobal de Barcelona advertía del impacto de la exposición a la radiación, incluso y estimaba que, por cada 10.000 niños examinados con esta técnica, uno o dos podían sufrir un cáncer de la sangre en los 12 años siguientes a causa de esta exposición.
Un difícil equilibrio
“Las TCs puede salvar vidas, pero a menudo se pasan por alto sus posibles daños”, asegura Rebecca Smith-Bindman, radióloga de la UCSF y autora principal del estudio. “Dado el gran volumen de uso de las TCs en los Estados Unidos, podrían ocurrir muchos cánceres en el futuro si las prácticas actuales no cambian”, advierte. “Nuestras estimaciones equiparan la tomografía computarizada con otros factores de riesgo importantes, como el consumo de alcohol y el sobrepeso. Reducir el número de exploraciones y la dosis por exploración salvaría vidas”.
Dado el gran volumen de uso de los TACs en los Estados Unidos, podrían ocurrir muchos cánceres en el futuro si las prácticas actuales no cambian
Para evaluar el impacto en la salud pública del uso actual de los TACs, el estudio de Smith-Bindman estima el número total de cánceres a lo largo de la vida asociados con la exposición a la radiación en relación con la cantidad y el tipo de tomografías computarizadas realizadas en 2023. Este modelo de riesgo utilizó una muestra multicéntrica de exámenes por tomografía realizados entre enero de 2018 y diciembre de 2020 en la Universidad de California en San Francisco. Con este modelo, los investigadores analizaron 93 millones de exámenes de 61,5 millones de pacientes en EEUU. El número de exploraciones aumentó con la edad, alcanzando su punto máximo en adultos de entre 60 y 69 años. Los niños representaron el 4,2 % de las exploraciones.
Los adultos de 50 a 59 años tuvieron el mayor número de cánceres proyectados: 10.400 casos en mujeres y 9.300 en hombres. Los cánceres más comunes en adultos fueron pulmón, colon, leucemia, vejiga y mama. Los cánceres más frecuentes en niños fueron tiroides, pulmón y mama.
El mayor número de cánceres en adultos se originaría en tomografías computarizadas de abdomen y pelvis, mientras que en niños se originaría en tomografías computarizadas de cabeza, señala el estudio. El riesgo de cáncer proyectado fue mayor entre quienes se sometieron a una tomografía computarizada antes de un año. Presentaron una probabilidad diez veces mayor de desarrollar cáncer que el resto del estudio.
Un exceso de pruebas
Los investigadores sostienen que es poco probable que algunas tomografías computarizadas sean beneficiosas para los pacientes y se utilizan en exceso, como las utilizadas para infecciones de las vías respiratorias superiores o para dolores de cabeza sin signos ni síntomas preocupantes. Indicaron que los pacientes podrían reducir su riesgo realizándose menos tomografías computarizadas o con dosis más bajas.
Esperamos que los hallazgos de nuestro estudio ayuden a los profesionales clínicos a cuantificar y comunicar mejor estos riesgos de cáncer
“Actualmente existe una variación inaceptable en las dosis utilizadas para las TC, y algunos pacientes reciben dosis excesivas”, afirma Smith-Bindman. “Pocos pacientes y sus familias reciben información sobre los riesgos asociados con las tomografías computarizadas”, añade “Esperamos que los hallazgos de nuestro estudio ayuden a los profesionales clínicos a cuantificar y comunicar mejor estos riesgos de cáncer, lo que permitirá conversaciones más informadas al evaluar los beneficios y riesgos de las tomografías computarizadas”.
Reflexión sin alarma
Maruxa Pérez Fernández, presidenta de la Sociedad Española de Física Médica (SEFM), recuerda que, según la normativa española, todas las exploraciones mediante tomografía computarizada deben estar debidamente justificadas. “Por tanto, si un médico indica a un paciente que es conveniente realizarse un TAC, este debe realizárselo”, declara al SMC. “Este artículo no se debe interpretar como una guía para que los pacientes tomen decisiones individuales basadas en sus resultados, pero sí debe hacernos reflexionar a profesionales, gestores sanitarios y administraciones sobre cómo mejorar las herramientas de justificación y optimización que ya tenemos”.
Este artículo no se debe interpretar como una guía para que los pacientes tomen decisiones individuales basadas en sus resultados, pero sí debe hacernos reflexionar
La especialista recuerda que la dosis de radiación de cada exploración TC realizada es, en general, menor en los equipos de última generación que en los más antiguos y, afortunadamente, en España se produjo una gran renovación de estos equipos en el año 2023 gracias al plan INVEAT realizado con los fondos de recuperación Next Generation EU. “Según datos de la OCDE para 2021 (los más recientes disponibles) el número de exploraciones TC por cada 1.000 personas en EE UU fue 1,8 veces superior a las realizadas en España (254 en EE. UU frente a 134 en España)”, apunta. “Sin embargo, el número de exploraciones TC también crece rápidamente en España, siendo más de un 25 % superior en 2021 frente a 2015”.
En España, recuerda la especialista, se está extendiendo el uso de unas herramientas llamadas sistemas de registro y gestión de dosis que, si son bien utilizadas por un equipo multidisciplinar de profesionales, que incluya facultativos especialistas en radiofísica, radiólogos y técnicos superiores en imagen, permiten vigilar y optimizar la dosis de radiación recibida por la población debida a exploraciones diagnósticas. También existe algún proyecto de auditoría de justificación en la Unión Europea.
“Esta auditoría consiste en que, para una pequeña muestra de pacientes se comprueba a posteriori, y siguiendo una sistemática bien establecida, si las imágenes realizadas estuvieron correctamente prescritas”, concluye Pérez. “En mi opinión, la extensión de estas auditorías ayudaría promover la cultura de la calidad y la seguridad y contribuiría también a la tranquilidad de los pacientes”.