Año y medio esperando fondos para culminar la mayor exhumación de fusilados por Franco en Madrid

Las familias de desaparecidos se quejan de que las subvenciones del Gobierno con las que se rescataron 77 cuerpos no alcanzan para identificarlos, mientras la Secretaría de Estado de Memoria Democrática asegura: «Se tiene la firme decisión de encontrar la vía de financiación» para culminar el proceso

A pie de fosa en busca de un centenar de represaliados: “Vengo todos los días con la esperanza de que mi padre salga”

Ha pasado un año y medio desde que las arqueólogas que trabajaron en la mayor exhumación de víctimas de la represión franquista en la Comunidad de Madrid cerraran la tierra. Era octubre de 2023 y habían finalizado los trabajos para recuperar los restos de los republicanos fusilados entre abril y noviembre de 1939 en Colmenar Viejo. En total, lograron sacar 77 cuerpos. Sin embargo, el proyecto está ahora en suspenso: no hay dinero para pasar a la siguiente fase, la de identificación, y el tiempo sigue alargándose para unas familias a las que les hurtaron la posibilidad de abrazar a sus muertos hace ya 86 años.

“Tememos que el proyecto se vea truncado”, lamenta Carmen Carreras, secretaria de la Comisión de la Verdad de San Sebastián de los Reyes, impulsora de la exhumación. Hasta ahora, solo se ha podido identificar a dos de los represaliados, pero los restos de 75 víctimas siguen esperando en cajas al análisis genético. Los trabajos fueron posibles gracias a dos subvenciones de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, pero los fondos no han sido suficientes para abarcar todo el proceso. Fuentes del Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática aseguran que “se está trabajando en la solución a este caso”, que califican de “muy complejo de resolver administrativamente”.

La exhumación comenzó en el verano de 2022 con una primera fase de intervención en una zona del cementerio de Colmenar. Allí la Sociedad de Ciencias Aránzadi, encargada de elaborar el proyecto, consiguió recuperar 12 esqueletos. Fueron diez días de faena costeados gracias a una primera partida de 22.900 euros concedida por la Secretaría de Estado al Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes a través de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP). El consistorio contaba con el apoyo de los seis municipios de origen de los 108 republicanos que se buscaban, todos ellos fusilados en la tapia del cementerio una vez los sublevados ganaron la Guerra Civil.

Las arqueólogas de Aránzadi volvieron a Colmenar al verano siguiente y emprendieron una segunda fase de trabajos gracias a otra subvención directa. Esta vez eran 156.000 euros dirigidos a financiar la “exhumación e identificación” de los restos de desaparecidos. En esta ocasión, las excavaciones se produjeron en la zona del cementerio llamada el paseo, donde la historia popular contaba que había enterrados solo unos pocos cuerpos. Sin embargo, aparecieron 65. A la fosa, acudieron prácticamente todos los representantes de partidos de izquierdas madrileños, incluso el entonces ministro de la Presidencia –bajo la que se englobaba memoria democrática–, Félix Bolaños.


El equipo de Aranzadi, trabajando en la fosa de Colmenar Viejo (Madrid), donde fueron enterradas 109 víctimas

La Comisión de la Verdad reclama directamente los fondos a la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, a la que desde hace año y medio se dirige sin éxito. “Desde el principio nos dijeron que se haría hasta el final”, remacha Carreras, que recuerda que el secretario de Estado, Fernando Martínez, ha participado en dos actos con las familias “en los que se comprometió públicamente”. “Se nos ha trasladado que la directora general de atención a víctimas sería nuestra interlocutora, pero hasta este momento no hemos logrado entrar en contacto con ella. Hemos ido confiando, pero ha pasado mucho tiempo…”, esgrime la secretaria, que lamenta “la falta de respuesta” ante “las promesas”.

A preguntas de este medio, el departamento dirigido por Ángel Víctor Torres asegura que busca fórmulas para que el proceso pueda ser culminado. “Se tiene la firme decisión de encontrar la vía de financiación que permita la identificación de los restos que han podido ser exhumados a través de las subvenciones directas aportadas por la secretaría de Estado de Memoria Democrática”, añaden fuentes del ministerio. Por su parte, la Comunidad de Madrid no está implicada en los trabajos ni se ha puesto en contacto con las familias en ningún momento.

Solo dos cadáveres con nombre

En la práctica, el paseo del cementerio en el que, contra todo pronóstico, se encontraron la inmensa mayoría de cuerpos es una zanja cavada junto al muro que en 1939 hacía de límite del cementerio, pero con la ampliación ya está hoy integrada en el camposanto y rodeada de sepulturas. Los franquistas fusilaban a los rojos en la tapia, en la que aún puede verse algún hueco de bala, y los enterraban sin que sus familias supieran qué había pasado con ellos.

Entre ellas está Benita Navacerrada López, una mujer que a sus 91 años acudía cada día a la exhumación en busca de su padre, Facundo, fundador de UGT en San Sebastián de los Reyes. Tenía siete años cuando le vio por última vez. “Las familias llevan mucho tiempo esperando. Durante los trabajos era lógico, pero ahora están ansiosos por conocer los resultados, seguir diciéndoles que esperen es inhumano porque los pocos hijos que quedan se están yendo”, cuenta Carreras.

La cuestión es que los 156.000 euros concedidos por la Secretaría de Estado de Memoria Democrática “no han sido suficientes” para cubrir la última parte del proceso de una exhumación que fue creciendo a medida que fueron apareciendo restos. Y es que los trabajos no solo implican sacar los cuerpos de la tierra: deben seguir en el laboratorio con el análisis antropológico y el cotejo de muestras para su identificación. La primera parte se ha llevado a cabo “de forma totalmente altruista” en la Unidad de Antropología Física de la Universidad Complutense de Madrid, señala Carreras, donde “los estudiantes están limpiando esqueletos y analizando edades, sexo, estatura…”.


El equipo de Aranzadi trabajando en la exhumación de Colmenar Viejo (Madrid).

Sin embargo, la segunda parte, la de identificación, está actualmente paralizada. El grupo de análisis de ADN BIOMICs, de la Universidad del País Vasco, “ha analizado las 12 muestras esqueléticas de la campaña de 2022 y una de las 65 de 2023, pero están pendientes de cobro y está claro que no pueden seguir trabajando si no hay garantía de que se va a pagar”, sostiene la secretaria de la Comisión de la Verdad.

Estos análisis han servido para hacer las dos únicas identificaciones hasta el momento: la de Florencio Elipe y Martina Aparicio, fusilados ambos el 13 de julio de 1939 y cuyos restos ya han sido entregados a sus familias. A Florencio le faltaba un brazo y Martina era la única mujer del grupo, dos excepciones que han facilitado la identificación.

Los imprevistos de las exhumaciones

La directora de la excavación, Almudena García-Rubio, explica que “es común” que en los procesos de exhumación surjan imprevistos que acaban aumentando los costes, al igual que también es frecuente que se frustren porque no se hallan restos. “En nuestra experiencia, en el 50% de los casos, sobre todo si es en cementerio, no les encontramos. En este caso, una vez que empezamos vimos que la cosa iba bien”, indica la experta, para la que “lo importante” es que los trabajos “finalicen”: “Si es con nosotros y BIOMICs fenomenal y si tiene que ser de otra manera, bienvenida sea, la cuestión es que se haga”.

En este sentido, durante las exhumacióm fueron apareciendo dificultades que implicaron “más tiempo y más gastos”, sostiene García-Rubio. “El paseo son 47 metros de longitud y es muy estrecho, los cuerpos los encontramos a una profundidad que implicaba que no podíamos estar muchos arqueólogos dentro porque no cabíamos y eso alargó los tiempos”, ejemplifica sobre las complicaciones, a las que añade: “Hubo que asegurar una parte de la zanja que era complicada y al final no pudimos meter excavadoras, por lo que tuvimos que sacar y volver a meter a mano 350 metros cúbicos de tierra”.

Los obstáculos también pueden aparecer una vez los restos se sacan. “Con Florencio hubo que hacer hasta tres intentos de extracción de ADN, eso aumenta los costes”, explica la arqueóloga. Con todo, la Comisión de la Verdad de San Sebastián de los Reyes insiste en que “en todo momento” a lo largo de la exhumación “hubo proactividad” por parte del Gobierno ante la idea “de que hiciera falta más financiación”.

Las tropas franquistas entraron en Colemenar Viejo al filo del final de la Guerra Civil, el 29 de marzo de 1939, según explica el historiador Roberto Fernández, que ha coordinado el libro La sierra convulsa, en el que se cuenta la represión de Franco en esta zona del norte de Madrid. Los sublevados usaron Colmenar como cabeza de partido judicial y procedieron al arresto masivo de denunciados de los pueblos desde Hortaleza, entonces independiente, hasta Moralzarzal. El plan era liquidar a la élite política y sindical de izquierdas de toda la zona, desde secretarios de sindicatos a miembros de colectividades, alcaldes y concejales. Los fusilamientos no tardaron ni un mes en comenzar.