El enigmático eclipse que habría convencido a los egipcios de no levantar más pirámides enormes

Poder faraónico – La tumba de Shepseskaf en Saqqara supuso un giro radical en la arquitectura funeraria egipcia, al abandonar la forma piramidal y apostar por una construcción horizontal

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Una construcción tan baja como tozuda desafió el estilo que dominaba el corazón de Egipto. Nada de piedra caliza pulida ni vértices que apuntaran al cielo: solo un bloque rectangular, tosco y aplastado contra el suelo de Saqqara.

En plena tierra de pirámides, esta tumba fue una ruptura en toda regla. Una estructura que parecía negarse a participar del prestigio arquitectónico que marcaron los siglos anteriores. Allí empezó a desdibujarse el vínculo entre divinidad, geometría y poder real.

Saqqara fue el lugar donde la geometría dejó de ser sagrada

Antes de eso, todo había girado en torno al Sol. La deidad Ra, protector del faraón y símbolo del orden, ocupaba el centro de la vida política y religiosa. Cada pirámide era algo más que una tumba: era una afirmación vertical del poder, un eje en piedra que conectaba al monarca con lo eterno. Durante la IV Dinastía, levantar una pirámide no era solo arquitectura; era una proclamación pública del derecho a reinar.

Keops, Kefrén, Micerino y el resto de faraones no improvisaban cuando elegían el lugar para sus monumentos. Las orientaciones solares, los equinoccios y la relación con otros templos formaban parte del diseño.


Los egipcios entendieron el eclipse como una señal

El conjunto de Giza, en particular, funcionaba casi como una gigantesca maquinaria cósmica tallada en piedra. Todo estaba pensado para reforzar la legitimidad real desde el cielo.

Pero el 1 de abril del año 2471 a.C., esa conexión celestial quedó en entredicho, según ha planteado el investigador Giulio Magli, del Politécnico de Milán, en un análisis reciente sobre la conexión entre fenómenos astronómicos y el colapso del reinado de los grandes constructores. Ese día, el Sol desapareció en pleno día sobre el valle del Nilo.

Ra desapareció y la armonía cósmica empezó a resquebrajarse

Un eclipse solar total cubrió Egipto y, con él, oscureció la garantía divina sobre la que se sustentaba el reinado. No fue interpretado como un fenómeno astronómico, sino como una interrupción del orden que representaba Maat, la armonía cósmica que todo debía respetar.

En una sociedad donde el Sol era más que una fuente de luz, la súbita desaparición de Ra pudo haber provocado una reacción desmesurada. El fenómeno coincidió con los últimos años de la IV Dinastía, un periodo marcado por tensiones sucesorias y dudas sobre el futuro del trono. La élite sacerdotal, muy ligada al culto solar, vio en ese evento una fisura peligrosa entre el poder y los dioses.


La desaparición temporal de Ra provocó que se construyera una mastaba y no una pirámide

El siguiente faraón, Shepseskaf, no construyó una pirámide. Encargó una mastaba de piedra, horizontal y sin ambición celeste, en clara ruptura con la tradición. Fue la única vez en casi un siglo que un rey rompía con esa costumbre monumental. Esa elección ha desconcertado a los arqueólogos durante generaciones, aunque encaja con la idea de una dinastía debilitada y de un poder que ya no se atrevía a invocar al Sol como garante.

Tras su muerte, la V Dinastía introdujo una nueva manera de legitimar el trono. Se consolidó el culto a Ra mediante templos solares y ceremonias públicas, pero se redujo el tamaño de las pirámides. La grandiosidad arquitectónica dejó paso a una estrategia más simbólica, centrada en los rituales diarios y en el reforzamiento del vínculo entre faraón y deidad mediante el clero.

No hay pruebas de que aquel eclipse fuera el único motivo del cambio. Tampoco se puede asegurar que todos lo vieran como un mensaje divino. Pero en un contexto donde religión y política estaban inseparablemente unidas al cielo, cualquier alteración en los ciclos celestes tenía consecuencias. Lo que sí queda claro es que, tras ese oscurecimiento, el Egipto del poder piramidal empezó a desaparecer, literalmente, desde su base.