La Asociación para la Memoria Histórica pide parar el concurso para resignificar Cuelgamuros que la Iglesia critica ahora

La organización memorialista considera «irresponsable» el proyecto y apuesta por establecer una exposición permanente mientras la Conferencia Episcopal carga contra el concurso de ideas y reclama que «se respete la sensibilidad religiosa»

Se abre el concurso de ideas para Cuelgamuros con un plazo estimado para su transformación de más de cuatro años

Apenas 48 horas después de que el Ministerio de Vivienda lanzara el concurso de ideas para resignificar el Valle de Cuelgamuros han surgido las reacciones. De la convocatoria saldrá un proyecto ganador en unos cuatro meses con el que se transformará el mausoleo para convertirlo en un lugar de memoria democrática, pero la idea no convence a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), que pide la retirada del concurso, al que se pueden presentar propuestas desde el pasado lunes. La Iglesia tampoco ha permanecido impasible y a pesar de haber acordado con el Gobierno la resignificación, ha cargado este miércoles contra el certamen.

Así, la ARMH ha enviado una carta dirigida directamente a Pedro Sánchez solicitándole que se paralice el concurso con el que se prevé construir un centro de interpretación e intervenir el espacio artística y arquitectónicamente, además de musealizar parte de la basílica. Los memorialistas consideran “irresponsable” el proyecto y “totalmente innecesario” el gasto de casi 31 millones de euros que prevé el Gobierno invertir en él.

Por el contrario, la asociación apuesta por una exposición permanente “que explique la historia y el significado del monumento” a través de la interpretación de los elementos arquitectónicos y ornamentales del complejo, que “están repletos de propaganda nacional católica fascista”, esgrime en un comunicado. A su juicio, esta intervención debería “reconocer y contar” que en su construcción trabajaron republicanos presos, que hubo empresas “que se beneficiaron de esta mano de obra escalva” y que allí fueron trasladados cuerpos de combatientes de la Guerra Civil, en el caso de los republicanos sin autorización ni conocimiento de sus familias.

“Comparar como hace el Gobierno lo que se pretende hacer en el Valle de los Caídos con el monumento a las víctimas del Holocausto en Berlín es un vender un efecto óptico. El monumento de Berlín está en una capital europea, está dedicado a las víctimas del Holocausto y denuncia a sus victimarios. Nada tiene que ver con el Valle de los Caídos que está alejado de una gran ciudad, carece de transporte público y pretende homenajear a todas las víctimas de la guerra civil como si fuera lo mismo apoyar un golpe de Estado que tratar de impedirlo”, justifica el presidente de la ARMH, Emilio Silva.

Las críticas de los obispos

Por su parte, la Conferencia Episcopal Española, que llegó a un acuerdo con el ministro Félix Bolaños en el Vaticano por el que los monjes benedictinos se quedarán en el mausoleo franquista, también ha cargado contra el concurso de ideas. Así, en un comunicado afea al Gobierno que “haya tomado la iniciativa” lanzando el concurso “sin contar con la Iglesia acerca de los pormenores”. Defienden los obispos que hay cuestiones que “deberían haber sido concretadas con anterioridad por si no se respetan los espacios y la sensibilidada religiosa”.

“Deseamos manifestar que la Iglesia Católica nunca ha sido promotora ni impulsora de las actividades de resignificación que el Gobierno de España quiere llevar a cabo en el Valle”, afirma la CEE, que en las últimas semanas ha visto como los sectores de extrema derecha más ultracatólicos han cargado duramente contra el pacto al que ha llegado con el Ejecutivo de Sánchez. Así, los obispos reclaman que el concurso se acuerde con la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, en cuyo patronato está Patrimonio Nacional y la comunidad benedictina, añaden.

Con todo, el comunicado deja constancia de “las notas de las reuniones celebradas en Roma entre el Gobierno y la Santa Sede”, de los que parten “unos principios que deben ser respetados”: entre ellos, “el mantenimiento de la basílica donde se celebra la eucaristía” –las intervenciones no podrán llevarse a cabo en el altar ni en las bancadas adyacentes–, el “mantenimiento de las capillas con sus símbolos religiosos y espacios litúrgicos”, el acceso independiente al espacio que seguirá destinado al culto católico y la continuidad de los monjes.

Otra de las cuestiones a las que apuntan los obispos tiene que ver con el papel de la Iglesia a la hora de decidir qué proyecto será el que intervendrá Cuelgamuros y que saldrá del concurso. Así, las bases de este contienen que un miembro de la Iglesia formará parte del jurado junto a otros ocho vocales, lo que para la CEE se traduce en que uno de los acuerdos a los que se llegó es que esta persona “revisará el proyecto final ganador antes de su ejecución para asegurar que los acuerdos son respetados y las intervenciones son acordes con las normas litúrgicas”.