El máximo responsable político de Osakidetza repasa la falta de profesionales, la situación en la contrata de ambulancias y cómo un anestesista sin experiencia política fue reclutado por Pradales para la cartera con más presupuesto
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Son menos de las nueve de la mañana del martes previo a las vacaciones de Semana Santa y en la sala Lehendakari Jesús María de Leizaola de la Presidencia vasca, circular y presidida por una solitaria ikurriña, espera ya el consejero de Salud, el doctor Alberto Martínez (Trapagaran, 1964). Afiliado al PNV, pero sin experiencia en gestión política, fue fichado el pasado verano por el lehendakari Imanol Pradales para liderar la cartera con más presupuesto de su Gobierno –un tercio de los 15.000 millones totales– y la que más preocupación genera en la ciudadanía junto con Vivienda. Martínez es anestesista de Osakidetza, donde era jefe de servicio en el mayor hospital de la red, el de Cruces en Barakaldo. En 2018 llegó a ser miembro del tribunal de la oposición que acabó investigada por denuncias de filtraciones, aunque el caso ya está cerrado en los tribunales.
Se define como “defensor” de lo público y garantiza que no fichará por la privada cuando deje el cargo como su predecesora, Gotzone Sagardui, y otros que han ocupado puestos de relevancia en Salud. No dice en ningún momento que haya querido enmendar la gestión de la anterior consejera del PNV pero sí desliza que hay cambios, como la publicación de las listas de espera, la reducción de las derivaciones, cambios en Vitoria o “escuchar” a los profesionales. “Es verdad, se habían roto los consensos. Incluso entre profesionales”, señala.
Antes de pasar con sus compañeros consejeros a la reunión del Consejo de Gobierno, disecciona en 45 minutos el estado de salud de la Sanidad vasca. ¿El gran problema? Faltan médicos. Martínez mira a la ministra Mónica García y le pide herramientas. Siente que el Gobierno central está abocando a las comunidades autónomas a “competir” entre ellas para captar profesionales. Eso sí, Euskadi va a hacerlo con todo lo que tenga a su alcance, asegura el consejero. Concluye también que el servicio de ambulancias externalizado ha mejorado después de que se rescindiera el contrato con la catalana Grup La Pau en Bizkaia y en Álava.
¿Qué le hace a un anestesista de Osakidetza meterse en política?
¡Qué pregunta más complicada para mí! Realmente, me llamó el lehendakari. Tuve una entrevista con él. Vi una persona con un nivel de conocimiento sobre Osakidetza que era muy grande. Me preguntó cuál era mi opinión, cómo lo veía. Yo había estado en ámbitos de gestión, en servicios grandes, y tenía una visión. Siempre he trabajado en la Sanidad pública y soy un defensor de la Sanidad pública. En una segunda conversación fue cuando me ofreció la posibilidad y me dio muchísima confianza el hecho de que fuera un lehendakari que tuviera un conocimiento tan de detalle y que estuviera casi obsesionado con la salud. Eso me dio seguridad para dar el paso. Insisto, soy un defensor de la Sanidad pública y me parecía que era un momento en el que podía aportar.
¿Sintió vértigo?
Sentí una enorme responsabilidad, porque la Sanidad pública es un referente para toda la sociedad. Pero es casi lo que me movió a aceptar. No me sentí con fuerza para decir que no.
¿Qué le ha parecido la política por dentro? Participó, por ejemplo, en la asamblea general del PNV.
No participé más que como espectador… Me llamó la atención todo el procedimiento, que era muy largo, pero no he participado activamente.
Este domingo ha sido el Aberri Eguna. ¿El consejero de Salud lo celebra? ¿Es independentista?
Lo he celebrado porque estamos invitados todos [los consejeros al acto del PNV]. Yo soy partidario de las cuestiones que unen a la población. No soy partidario de las cuestiones que dividan. Y yo no he venido a crear más problemas, sino a intentar resolverlos.
¿Eso es que no es independentista?
Eso significa que lo que no une a la sociedad no lo quiero para la sociedad.
Hay una frase que ha solido repetir: “Cambiaría mi tesis doctoral por saber euskera”. ¿Qué quiere decir?
Para mí, la tesis doctoral fue un enorme esfuerzo, tampoco quiero trivializarlo. Pero pertenezco a una generación que no estudiaba ninguna hora de euskera en el colegio. Me he apuntado varias veces al euskaltegi y tengo unos conocimientos muy rudimentarios. En mi ámbito profesional, lo que se valoraba si yo quería tener un desarrollo era hacer una tesis doctoral. Con ella he dirigido tesis a compañeros de otras especialidades y me ha permitido ser profesor de Universidad. Pero cuando uso esa frase lo que quiero decir es que en mi relación con los pacientes euskaldunes la tesis doctoral me aporta menos que si hubiera sabido euskera.
¿Un vascoparlante tiene garantizado ahora mismo que le van a atender en su idioma en todo momento en Osakidetza?
Intentamos que lo tenga lo más garantizado posible. Ahora mismo, lo tenemos garantizado en algunos sitios y en otros tenemos dificultades. Tenemos la opción de que cada uno tenga su médico en euskera, que lo pueda elegir, pero puede ocurrir que puntualmente ese médico no esté. Puede ocurrir, aunque intentamos que sean los menos casos posibles. Lo que sí pasa es que las historias clínicas no están en euskera y la comunicación entre los profesionales no es en euskera.
Supongo que es consciente de ello porque se lo repiten en el Parlamento: hay personas, colectivos e incluso presidentes de bancos que están diciendo que introducir el euskera es un factor “limitante” para captar profesionales.
No es un factor limitante. Es un factor que en un sistema en el que hay competencia es evaluable. Lógicamente, es un valor que se tiene en cuenta. Hay zonas sanitarias en que se establece un mayor nivel de exigencia que en otras.
¿Independentista? Yo soy partidario de las cuestiones que unen a la población. No soy partidario de las cuestiones que dividan. Y yo no he venido a crear más problemas, sino a intentar resolverlos
¿Cuántos médicos le faltan a Osakidetza en este momento?
Hemos sacado una OPE de plazas de difícil cobertura con alrededor de 140 en Atención Primaria. Pero hay otras especialidades en que también nos faltan. Y es que, además de las plazas estructurales, nos hemos dado cuenta de que ahora necesitamos muchos más profesionales que antes para cubrir las mismas necesidades porque cada vez hay más derechos ciudadanos que necesitamos atender. La sociedad está cambiando y necesitamos más plantilla.
En estos meses, usted ha planteado retrasar la edad de jubilación a los 72 años o reducir el período de formación de residentes. ¿Tan desesperada es la situación?
Tengo un informe de la Comisión Interterritorial de Salud en el que se hace la evaluación de varios años. Con la crisis de las ‘subprime’ –la crisis económica en España, que prácticamente fue casi rescatada– se produjo un déficit económico muy fuerte y eso hizo que el número de residentes que se formaban fuera muy bajo. Durante muchos años, prácticamente desde el año 2010 hasta el 2018, hubo un descenso del número de MIR de familia. Incluso se jubilaban más profesionales que los que se formaban. Inmediatamente después, llegó la pandemia. Todos entramos en una vorágine para atender la avalancha de pacientes. Hemos salido y vemos que hay otra avalancha, la de pacientes que han estado en sus domicilios con patologías. Justo ahí se produce otro gran volumen de jubilaciones en Atención Primaria. En definitiva, nos encontramos con que hay un déficit de profesionales y más pacientes. No ocurre solamente de Primaria, pero sí se da especialmente en Primaria.
¿Y qué me dice de las medidas?
Formar a un médico supone muchísimos años. Es un proceso complejo. La responsabilidad es del Ministerio y hemos hecho diferentes propuestas. Primero, tenemos que intentar formar más médicos que sean del entorno. Por eso, de las plazas ofertadas, 40 son en euskera. Yo doy clases en castellano y prácticamente el 40% de los estudiantes que estudian aquí son de fuera de Euskadi. Segundo, pedimos incrementar el número de plazas de MIR. Un elemento muy importante son las acreditaciones. Para que haya plazas de MIR hace falta que las unidades se acrediten, es decir, que tengan unas características avaladas por un informe. Y ese informe lo tiene que hacer el Ministerio. Nosotros solamente podemos solicitar la acreditación en un mes, que es el mes de octubre, pero para resolver se tarda dos años. Es un tiempo extremado, rígido. Pedimos esa competencia. Tercero, en un mes acabarán 6.500 médicos en España. Pero son 6.500 médicos que, en un país en el que no hay profesionales, desaparecen del sistema. Se van a Oviedo a estudiar el MIR y no están en el sistema. No se les puede contratar. Desaparecen hasta el mes de febrero. Nosotros le hemos dicho al Ministerio que ese examen sea antes, en septiembre. ¿Por qué tienen que estar un año entero desaparecidos? Esto no pasa en ningún país del mundo. Cuarto, en tres años se jubilan 500 personas y en cuatro años 780. Hemos pedido retrasar la edad de jubilación porque queremos que se nos atenúe un poco esa avalancha de jubilaciones. Y, quinto, hemos pedido que los R4, después de estar formándose seis años de carrera, un año entero para estudiar el MIR y varios años de R1, R2 y R3, pudieran trabajar sin tutelas en sus últimos meses, es decir, que no tuvieran la obligación de que haya una persona al lado. Esto es todo lo que hemos pedido al Ministerio.
La ministra, Mónica García, no esté siendo muy receptiva, por lo que parece.
Entiendo que tendrá muchas otras cuestiones, pero lo que nos reconoce en el Consejo Interterritorial es que la vía MIR, aunque incremente las plazas, no lo va a resolver. La única opción que nos deja a las comunidades es la de no colaborar, la de competir entre nosotros. Tenemos que ser lo más atractivos posible para que esos pocos médicos que haya vengan aquí. Y nosotros vamos a ir a buscar los médicos donde estén y con diferentes propuestas. Hemos hecho la OPE de plazas de difícil cobertura, un plan de rejuvenecimiento y fidelización, … Somos propositivos. El sistema es el más rígido de cualquier otro sitio de Europa. En Francia esto es mucho más ágil y en Alemania no hay que preparar un año entero el MIR. Tenemos un sistema establecido y pensado para cuando había muchísimos miles de médicos. Y ahora hay déficit. Insisto, 6.500 personas van a acabar dentro de un mes y no hay ningún graduado que vaya a trabajar. Aquí los médicos ni se plantean poder trabajar.
¿Estaba afiliado al Sindicato Médico de Euskadi (SME)?
No.
Lo preguntaba porque el SME también ha criticado su propuesta de rebajar el tiempo de formación en Primaria porque consigue el efecto contrario, degradar la especialidad.
Acepto las críticas. Entiendo que eran medidas arriesgadas. Cuando lo dije, supe que iba a ser sometido a crítica. Pero eran tres años también antes… Mire, ahora mismo no hay psiquiatras infantiles. Y el año pasado Psiquiatría pasó de cuatro a cinco años. ¿No hay psiquiatras e incrementamos el período de formación? No digo que no sea necesario y que los presidentes de las comisiones nacionales y los especialistas quieran cada vez mayor de formación. Además, yo tampoco abogo por bajar los años de residencia. Pido que a los tres años se les habilite para trabajar y que luego el sistema les dé un año más pagado, con sueldo íntegro, para que se acaben de formar en lo que ellos quieran. Entiendo que eso no se acepte, pero me gustaría saber si las personas que no lo hacen tienen alguna alternativa. Lógicamente, el que propone se expone; pero el que no propone no resuelve nada. Y el tema no se va a resolver solo.
Mencionaba la OPE de plazas de difícil cobertura. En principio, parece que está teniendo éxito viendo las inscripciones.
La semana pasada anunciamos ya que eran 400 los apuntados. Sí, está teniendo éxito.
Decía también que Osakidetza tiene que ser “atractiva”. En el Parlamento se mencionaron sueldos de 56.000 euros, computar desplazamientos como tiempo de trabajo y más días libres.
No sólo es eso. Es también tener en cuenta las características de los profesionales y sus intereses. Hay gente que prefiere contratos mixtos que les vinculen a una plaza en un hospital. Hay gente que prefiere tener facilidad para la investigación. Hay profesionales que prefieren unos turnos que sean más conciliadores. Hay personas que prefieren tener más tiempo libre y que el tiempo de desplazamiento no se compute en dinero sino en horas. Estamos abiertos a todo lo que nos proponga la mesa sectorial. Pensamos que somos atractivos, pero queremos ser más atractivos todavía. No sólo con dinero, pero también con dinero.
Se han celebrado elecciones sindicales después de casi una década, el convenio acumula retraso de años, … Los precedentes de esa negociación a la que aspira en la mesa sectorial con los sindicatos no son muy halagüeños precisamente.
Es verdad, se habían roto los consensos. Incluso entre profesionales. Teníamos pugnas entre diferentes territorios, entre profesionales. Nuestra idea es intentar tejer un nivel de confianza para poder llegar a acuerdos. No digo que sean fáciles, pero es nuestra obligación intentarlo. Ahora, en la mesa sectorial, se ha llegado a algunos acuerdos con diferentes sindicatos. Estamos abiertos a la escucha y a ser, por lo menos, cercanos.
Hablando de hacer “atractiva” Osakidetza, parece que hay quien no la ve tanto como la privada. Su predecesora, Gotzone Sagardui, ha encontrado más “atractiva” la medicina privada. ¿Qué opinión le merece?
¿Que qué opinión me merece? Eso es una cuestión de preferencias. Respeto la decisión de una profesional que decide optar por la privada. Pero yo procedo de la pública y, cuando el lehendakari considere que mi tiempo se ha acabado en la Consejería, volveré a la pública.
¿El consejero Alberto Martínez tiene seguro médico privado? Los datos muestran un crecimiento de este tipo de pólizas y también hay cada vez más publicidad de este tipo de servicios.
No tengo seguro privado. Cuando yo era un chaval sí tenía un seguro privado porque mis padres no tenían acceso a la Seguridad Social. Mi padre era autónomo y los autónomos no tenían esa posibilidad. Teníamos el igualatorio [actual IMQ] y recuerdo pasar por delante de Cruces. No entendía por qué mis amigos podían ir al hospital y yo no. Nuestra clínica era realmente la consulta de un señor, con un ascensor de estos antiguos de Bilbao. Y recuerdo también cuando entramos en la Seguridad Social. Fue un día de celebración en mi casa. Para mi madre, uno de los días más felices. Soy un defensor de la Sanidad pública, sólo apoyo la Sanidad pública y no tengo seguro privado.
Hay quien está interpretando que ustedes están enmendando la gestión anterior de Sagardui.
Cada momento tiene su afán. A Sagardui y los anteriores les tocó gestionar la pandemia y la pospandemia. Eran momentos distintos. Osakidetza ha intentado dar el mejor servicio posible en función de la situación de cada momento. Ahora vivimos una realidad y tomamos decisiones en función de lo que vamos viendo y siempre escuchando a los profesionales.
¿Sagardui? Respeto la decisión de una profesional que decide optar por la privada. Pero yo procedo de la pública y, cuando el lehendakari considere que mi tiempo se ha acabado en la Consejería, volveré a la pública
No sé si hay alguna explicación a que durante cuatro años no se publicaran las listas de espera.
Pues no lo sé. No tengo una explicación salvo que viniera de la pandemia y que tuviera que ver con la pandemia… Nosotros las publicamos. Tenemos el compromiso de publicarlo cada seis meses, pero incluso podríamos hacerlo por trimestres. Es un derecho que tiene el ciudadano.
¿No será que no se publicaban porque iban a peor?
Bueno, eso es un juicio de valor. No lo sé. No lo creo.
¿Y cómo están ahora las tres listas de espera, cirugía, pruebas y consultas?
En la quirúrgica, nuestro compromiso era de 60 días y –le hablo de memoria– pero estamos por debajo. Puede que en 57 días. No es una foto fija. La lista de consultas externas también está por debajo y procedimientos algo menos. Son medias y es posible que, en algún sitio y para un procedimiento concreto, haya algo más de lista. Pero sí es importante que hemos logrado un control de listas de espera disminuyendo la derivación a la privada prácticamente en un 57%. Eso también es fortalecer el sistema público.
¿Y la lista de espera de Osatek? El último dato no era precisamente positivo.
En el último ya está disminuyendo con respecto al anterior.
40.000 personas esperando.
Después de eso tenemos otro dato. Ya va disminuyendo en Álava y en Bizkaia. En Gipuzkoa ha habido un problema con una inundación que había anulado una resonancia y teníamos una menos. No es un arreglo fácil. Un millón y pico.
Alberto Martínez, consejero de Salud
Y, si llamamos ahora al ambulatorio a pedir cita, ¿cuándo nos van a atender?
El dato medio es de 1,7 días. Va a depender del ambulatorio y va a depender de varias cuestiones que ahora comentaré. Con los procesos agudos nos recibirán en menos de 24 horas. Pero si yo llamo diciendo que es para un tratamiento crónico, yo pacto una cita. Tengo una demora, sí, pero es una demora pactada. Y para los procedimientos administrativos lo mismo. El concepto que tenemos es que en Atención Primaria no hay demoras. No debe haberlas, porque el proceso agudo lo tiene que ver ya el profesional. Puede ocurrir que en un centro de salud haya una incidencia porque hayan faltado dos médicos por bajas y que haya que distribuir los pacientes y que se genere mayor tensión en ese sitio, claro. Pero lo habitual es que, si uno llama por teléfono y explica una sintomatología aguda, se le recibe. Eso sí, puede ocurrir que a través de la página web se vea un retraso. Eso es porque su médico en concreto no está. Por eso, si no está conforme, que llame por teléfono, porque al llamar le pueden advertir y puede ir con otro médico.
Hemos logrado un control de listas de espera disminuyendo la derivación a la privada prácticamente en un 57%. Eso también es fortalecer el sistema público
Ya están empezando a surgir también críticas a la gestión de esta Administración. Un ejemplo son las Urgencias pediátricas en el Bidasoa.
En las Urgencias del Bidasoa vamos a ir de la mano de lo que digan los pediatras. No hemos tomado ninguna decisión que no venga solicitada y avalada por los profesionales. La estructura tiene que ser homogénea en toda la red, de tal manera que en aquellos hospitales donde hay partos haya Urgencias pediátricas. Los pediatras que hacían guardias en el Bidasoa eran los de Atención Primaria. Era una circunstancia distinta al resto de la red.
Pero está habiendo quejas.
Está habiendo quejas porque probablemente no esté del todo bien explicado. La idea es que los pediatras van a estar prolongando hasta las 17.00 horas de la tarde en el ambulatorio y las Urgencias de esos niños van a hacerse en el PAC. Los pediatras explicarán por qué consideran que esa es la mejor organización. Nosotros, como hemos dicho desde el principio, tenemos al paciente en el centro y son los profesionales los que tienen que guiar cuál va a ser la mejor asistencia que van a recibir los niños.
¿Cuándo va a tener la comarca de Tolosa un hospital público?
Hay un compromiso para hacer un hospital público en Tolosa y estamos pendientes de una ubicación que nos iba a plantear el Ayuntamiento. Mientras tanto, queremos hacer una reordenación que implica que determinadas especialidades se pueden ir viendo en el hospital Donostia. Después de Semana Santa, imagino que nos reuniremos con los alcaldes y les explicaremos cuál es nuestro plan para Tolosa.
En el caso de Vitoria, ha habido varios cambios. La reapertura de las Urgencias de Santiago…
El refuerzo de las Urgencias de Santiago.
Hay quien dice que no hay refuerzo porque no hay más personal.
Ya había Urgencias de oftalmología, de psiquiatría o de pluripatología. Ahora se ha reforzado con más médicos que lo que hacen es…
Un médico más.
Hay una reorganización de las Urgencias de tal manera que un hospital que está en el centro de la ciudad puede atender Urgencias generales. La mayor parte son leves. Eso es ir a un modelo de cercanía, de calidad y también resolutivo, porque la mayor parte de esos pacientes se han ido a casa. Prácticamente casi todos sin ingreso. Y se ha descongestionado la afluencia de pacientes a Txagorritxu e incluso han bajado los tiempos de triaje.
¿Y la reapertura del PAC de San Martín?
Fue un compromiso del propio lehendakari. El Observatorio de Salud nos marcaba que la población de San Martín es una población un poco más envejecida que otras y que, además, frecuenta más el sistema. Consideramos que era un núcleo de población que se iba a beneficiar de una asistencia especialmente de continuidad en fin de semana. Se hizo una evaluación el primer fin de semana. Se vieron 400 pacientes con una evaluación muy positiva. Prácticamente el 98% dio una nota positiva.
No habrá nuevo centro de salud en el sur de Vitoria.
Evaluamos que esa zona, en estos momentos, tiene una población empadronada de 14.900 pacientes y 11 médicos. Cuando hacemos el ratio, sale a 1.300 y pico pacientes por médico. El estándar lo tenemos en 1.500. Es una zona en expansión de la ciudad. Incluso el Ayuntamiento tiene contemplado una zona para equipamientos. Si la zona sigue creciendo, obviamente tomaremos decisiones. Pero ahora hay otras zonas de Gasteiz que tienen más carga de TIS por profesional.
¿Y en otros lugares?
Vamos tomando decisiones. No es algo exclusivo de Gasteiz, no. Donostia va a crecer en Loiola. Y Oiartzun, que está prácticamente en comunicación con Rentería. O en Bilbao, en la zona de Zorrozaurre. O en Barakaldo, donde toda la zona de Lutxana está creciendo. Tendremos que ver si esa población es nueva o si se desplaza de algún sitio. Igual hay movimientos desde una zona que se descongestiona.
Hace unas semanas hubo un homenaje al primer consejero de Sanidad en la Guerra Civil, el republicano Alfredo Espinosa. ¿Va a suponer esto que, por fin, el hospital que ya se llama así en Urduliz tenga el tratamiento que merece?
Me comprometí con el hijo a que el nombre que parece que está en algún sitio tenga una visibilidad mayor. Cómo se denomina el hospital depende de usos y costumbres. Toda mi vida he trabajado en Cruces y nunca supe que fue el hospital Enrique Sotomayor, que no sé ni quién era.
Hace casi un año este periódico empezó a publicar graves irregularidades en la contrata de ambulancias de Bizkaia y Álava con la empresa catalana Grup La Pau. Al principio, el Gobierno las rechazaba, negaba que eso se estuviera produciendo. Sin embargo, después se ha rescindido el contrato con la empresa.
Cuando llegamos el Gobierno, pedimos informes jurídicos y nos obligaban a volver a adjudicar a los mismos. No había fórmula legal de no adjudicar. Tuve ocasión de juntarme con los sindicatos para tener una información más de primera mano y tomar un poco más en consideración todo lo que estaba ocurriendo. Hicimos un grupo de trabajo para delimitar todas las responsabilidades, todo lo que no estaban cumpliendo. Y ahí fuimos detectando irregularidades. Y esas irregularidades llevaron a tomar una decisión. En primer lugar, no se estaba cumpliendo con los trabajadores. Y, en segundo lugar, no se estaba cumpliendo con la ciudadanía. De una forma pactada, decidimos que no era la mejor solución para Euskadi.
¿Han pagado ya las multas? ¿Y el dinero que deben? Había una bolsa de dinero retenida. ¿Se han ejecutado ya los avales?
No le sabría decir a ciencia cierta. Efectivamente, el dinero en su momento estaba retenido y seguirá retenido para cubrir las deudas.
¿Funciona bien el servicio ahora con las nuevas adjudicatarias de Bizkaia y de Álava?
Generamos a partir de aquel momento un sistema de comunicación de incidencias. En un servicio que da servicio a tanta gente, alguna incidencia puede surgir. En Gipuzkoa, siempre ha funcionado más o menos bien. En Álava, está funcionando bien. Y, en Bizkaia, tenemos alguna notificación que es puntual. La sensación que tenemos es que siendo un servicio de mucho volumen se está comportando razonablemente bien.
Es decir, ¿ya no tenemos ambulancias públicas hacia servicios privados o pacientes pasando más noches en el hospital porque llegaba su ambulancia?
Desde luego, yo no tengo conocimiento. Lo que hay son cuestiones puntuales.
Las irregularidades de Grup La Pau llevaron a tomar una decisión. No se estaba cumpliendo con los trabajadores y no se estaba cumpliendo con la ciudadanía. De una forma pactada, decidimos que no era la mejor solución para Euskadi
¿Está sobre la mesa la posible publificación de este servicio?
Está sobre la mesa la publificación de las ambulancias de Elgoibar y Tolosa porque son de servicio con médico. El resto, en estos momentos, no lo tenemos encima de la mesa. Pero son planteamientos que nunca están cerrados del todo. Estamos abiertos a ver cómo se organizan otras comunidades. Pero en estos momentos consideramos que es un servicio que está licitado e imagino que a final de año se tendrá que sacar el concurso por vía normal.
En Navarra, por ejemplo, lo han hecho. Y el consejero es de la coalición de su partido, Geroa Bai.
Sí. Vamos a ver cómo va en Navarra. O en La Rioja o en Mallorca. Tienen diferentes experiencias. Si el servicio funciona y es un ejemplo, pues lógicamente miraremos cómo lo hacen y veremos qué oportunidades hay. Siempre nos copiamos lo que funciona bien.
Uno de los primeros compromisos de este Gobierno fue el pacto para mejorar Osakidetza. En septiembre se dijo que en seis meses estaría listo. Han pasado siete, estamos ya en abril. De momento, hay que esperar hasta junio como poco. ¿Qué ha ocurrido?
El pacto está funcionando. Hemos ido acordando la fase de diagnóstico, la fase de principios y valores, … Solamente el hecho de juntarnos diferentes personas con visiones tan antagónicas para hablar sobre lo que más nos preocupa a todos ya es un éxito. Estoy muy satisfecho porque ahora mismo lo que hemos abierto son 24 mesas que están trabajando con más de 400 profesionales que nos van a reportar líneas de acción. Hay que reconocer que hay períodos, tanto la Navidad como este mes de abril, que son complicadísimos. En mayo tenemos dos reuniones y en junio también. Podrá haber líneas que incluso en mayo puedan estar cerradas.
¿Es mejor llegar más tarde pero más seguro y con más consenso?
Es importante primero escucharnos. Es importante el consenso, pero también es importante saber dónde están nuestros disensos. La información que tengo es que los grupos están trabajando ya.
No sé si le preocupa al consejero de Salud el creciente negacionismo y el cuestionamiento científico. Miguel Bosé, por ejemplo, ofrece un concierto en Barakaldo este mes de julio.
Sí, me preocupa. Lo repito siempre que tengo ocasión: estamos en más riesgo que nunca de que cualquier germen que aparezca en cualquier sitio del mundo nos aparezca en 24 horas aquí. Y estamos en una situación en la que Estados Unidos se ha salido de la OMS. Estados Unidos tiene una persona antivacunas al frente de la Sanidad. Parece una anécdota, pero es una persona que crea opinión. Miguel Bosé es una persona que no es un referente. Son tan extremas sus opiniones, casi de caricatura, que no es ningún referente. Pero sí lo es la opinión de un país como Estados Unidos. Voy a dar un ejemplo: el sarampión. Hemos tenido diferentes brotes importados de países que están en nuestro entorno, que tienen epidemia y que nos van a seguir llegando. En Euskadi, prácticamente no nos ha afectado porque tenemos tasas de vacunación por encima del 95% de primera y segunda dosis. Si esto pasa en Francia, sería otra situación; tienen menos cultura de vacunación. Lo importante no es solamente propiciar la vacunación sino que lo que le llega a la ciudadanía sean informaciones de valor.
Miguel Bosé es una persona que no es un referente. Son tan extremas sus opiniones, casi de caricatura, que no es ningún referente. Pero sí lo es la opinión de un país como Estados Unidos
En 2018 fue miembro del tribunal de las oposiciones de Anestesia. Allí se generó una primera denuncia de irregularidades por parte de tres opositores. Según se reflejó en el acta de aquel tribunal, ya después del examen había sospechas de que había ocurrido algo raro. ¿Cómo lo recuerda?
Lo recuerdo con desazón. Había un nivel de eventualidad muy alto, del entorno del 40%. Posiblemente 200 ó 300 para 30 plazas. Gente que llevaba muchísimo tiempo trabajando. Y eso generaba mucha tensión y mucho desasosiego. Siempre existía la sensación de que era injusto el resultado, porque había muchísima más gente que se presentaba y que llevaba muchísimos años trabajando que plazas. Las plazas eran muy pocas.
El presidente del tribunal, según consta en acta, dijo después del examen que había una “debacle”. Otros miembros del tribunal estaban “desencajados” y decían que había sido una “catástrofe”.
Lo recuerdo con una cierta distancia, pero lo que hubo es un primer examen que se había puesto por parte del IVAP y un segundo examen que había puesto el tribunal. El examen del IVAP fue el de los resultados que llamaron la atención.
Sí, las mejoras notas fueron de compañeras de hospital del autor de las preguntas.
No sabíamos quién era el autor del examen. Nosotros no lo sabíamos.
Él sí lo sabía, lógicamente.
Ninguno de los miembros del tribunal había puesto ese examen.
Fue el doctor César Augusto Valero.
No estaba en el tribunal. Nosotros no lo sabíamos. Sabíamos que lo había puesto alguien de fuera. No sabíamos si era alguien de Madrid, de Barcelona o de Galicia. No era nuestro el examen y había un resultado… Se generó una situación que fue tensa en ese momento. Había una situación de tal nivel de competencia que era irrespirable prácticamente para un tribunal.
Muchos comentarios de opositores –pero también de miembros de tribunales– iban en la dirección de que era ‘vox populi’ en Osakidetza que existían filtraciones.
Cuando existe ese nivel de competencia, se hace de eso una leyenda. Si yo saco plaza, yo soy muy bueno. Si yo no saco plaza, es porque yo no he tenido… Era una situación que respondía, insisto, a un momento en el que había muchísimos opositores con muchísimos años trabajados y probablemente todos ellos con el derecho a poder optar a una plaza. Y eso generaba una competencia que se llevaba a todos los terrenos, al terreno personal, al terreno emocional, al terreno de ‘saca más plazas el de aquí que el de allá’, … Todo el mundo se conocía y todo el mundo se miraba. Y eso se reproducía OPE tras OPE porque en todas las OPE el volumen de plazas que había era muy pequeño.
Alberto Martínez, consejero de Salud
¿Y cómo se explica que en una docena de exámenes las mejores notas fuesen siempre de los colegas de hospital de los autores del examen?
Eso no lo sé. El examen primero era de una persona y luego los casos clínicos estaban puestos por gente que era de diferentes hospitales.
Con todas las OPE que están en marcha, ¿hay garantías de que no se vuelva a producir una denuncia de este tipo?
Una denuncia es un derecho de una persona que cree que sus derechos no han sido respetados y está en su libre decisión. Que haya una denuncia dependerá de que una persona sienta que sus derechos no han sido respetados. Lo que nosotros intentamos es garantizar que todos los procedimientos sean transparentes, que respeten la capacidad y la igualdad de oportunidades. Nosotros hemos defendido OPE incluso sin examen, para que sean más ágiles. Si es que todas esas personas son necesarias para el sistema… Si esas personas que no sacaron plaza desaparecen, el sistema se cae. Si es que el problema era que el número de estructuras no era suficiente para resolver lo que el día a día demandaba. Y ahora podemos garantizar que todos los procesos se hacen con la máxima transparencia, sin perjuicio de que obviamente cualquier persona, usted o yo, podamos presentar una denuncia ante cualquier situación que consideremos que no es justa.
Cuando existe ese nivel de competencia, se hace de las filtraciones de las OPE una leyenda. Si yo saco plaza, yo soy muy bueno. Si yo no saco plaza, es porque yo no he tenido…