El «okupa» con «afán comunistoide»: la extrema derecha despide al «ciudadano Bergoglio» tras atacarlo en su papado

Dirigentes de Vox encabezados por Santiago Abascal, comunicadores ultras y hasta líderes del PP cargaron con dureza contra el primer pontífice latinoamericano y jesuíta que imprimió en el Vaticano un discurso rupturista

Muere el papa Francisco a los 88 años

La extrema derecha española despidió este lunes al papa Francisco con discreción, dejando a un lado las duras arremetidas que lanzó contra él desde que accedió a la jefatura del Estado del Vaticano y se hizo cargo de la Iglesia Católica. Poco después de conocerse el fallecimiento del pontífice, el líder de Vox, Santiago Abascal, optó por respetar el momento y se limitó a poner en su perfil de X un escueto mensaje de pésame, uniéndose a “las oraciones de millones de católicos por su alma” y un sencillo “descanse en paz”. Abascal se refirió al pontífice como “el papa Francisco”, enterrando el despectivo “ciudadano Bergoglio” con el que le calificó poco después de su llegada al Vaticano, una fórmula que intencionadamente asemejaba al tratamiento de “compañero” o “camarada” utilizado entre socialistas y comunistas.

En esos inicios pontificales, el presidente de Vox y otros dirigentes del ala más ultracatólica de la derecha no ahorraron duros comentarios sobre el papa, al que consideraban demasiado “liberal” en comparación con sus antecesores. Le acusaron de haber situado a la Iglesia en posiciones ideológicas muy cercanas a la izquierda por sus planteamientos tolerantes con los homosexuales autorizando a los sacerdotes a dar la bendición a parejas del mismo sexo, o por lanzar mensajes que tildaron de “populistas” hacia las clases más desfavorecidas socialmente, como lo hizo en defensa de los colectivos inmigrantes cuya “explotación” llegó a denunciar en alguna de sus homilías y entrevistas. “Nadie se escandaliza si doy mi bendición a un empresario que quizás explota a la gente y esto es un pecado gravísimo. Mientras se escandaliza si se lo doy a un homosexual… ¡Esto es hipocresía!”, declaró Bergoglio a una revista católica italiana.

En febrero de 2020, en una comparecencia en el Congreso en la que rechazó el ingreso mínimo vital que iba a aprobar el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos, Abascal aseguró que dar luz verde ese subsidio iba a llevar a España “a la ruina” y al “paraíso comunista”. En ese mismo discurso el líder de Vox quiso dejar patente su discrepancia con el papa, que a través de una carta enviada esos días a los movimientos y organizaciones populares había apoyado dar un “salario universal” los trabajadores más humildes y sin derechos a los que la crisis del coronavirus había “golpeado doblemente”.

El líder de la extrema derecha dio entonces un consejo al “ciudadano Bergoglio” recomendándole que no se metiera en asuntos que a su juicio no le incumbían. “A Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César”, dijo. “Los políticos debemos hablar de cosas de la política y no sobre si hay que dar la comunión o no se debe dar. Yo respeto mucho la opinión del ciudadano Bergoglio, como las de cualquier otro ciudadano, pero no la comparto”, sentenció. Previamente, en diciembre 2019, uno de los dirigentes más polémicos de Vox, el ahora eurodiputado de este partido Hermann Tertsch, llegó a llamar “okupa” a Francisco. “Nadie pudo jamás creer que alguien podía hundir en el ridículo una institución como la que pasa ahora esta prueba indecible de la okupación por Bergoglio”, dijo, en un mensaje en X.

Este lunes el tono de los dirigentes de Vox era mucho más calmado. El portavoz nacional, José Antonio Fúster, en su habitual comparecencia de los lunes, se limitaba a decir que en Vox “se unían al sentimiento de dolor de cientos de millones de católicos en todo el mundo y también a las oraciones por el eterno descanso del alma del papa”. “Confiamos que en el próximo cónclave los cardenales unidos en torno a la fe y con una mirada responsable sobre los retos del mundo elija al mejor sucesor para ocupar el trono de San Pedro y la jefatura del Estado Vaticano”, manifestaba Fúster.

La reacción de los seguidores del partido de extrema derecha en las redes sociales fue de hecho de asombro ante tanta tibieza. Varios simpatizantes de la extrema derecha llegaron a subir a la red fotos de Francisco recibiendo en audiencia a dirigentes de regímenes comunistas latinoamericanos como el venezolano Nicolás Maduro, el boliviano Evo Morales, o el presidente cubano Fidel Castro y pidiendo, con ironía, “orar mucho por su alma”.

Al rechazo hacia Francisco y sus propuestas reformistas dentro de la Iglesia se han unido a lo largo de estos años destacados comunicadores de la derecha mediática, como Federico Jiménez Losantos, que se cebó contra su figura tildándole de “tráiler del anticristo”, ya que en su opinión era “solo tráiler” y “no llegaba a anticristo o Satán por falta de nivel intelectual, no de afán comunistoide, que le sobra”, espetó. Además, le tachó de “buen izquierdista” y le acusó de “odiar a España”. Este lunes, tras conocer el fallecimiento, Losantos se limitaba a decir que “ya está muerto”.

Otra de las voces críticas ha sido la de Julio Ariza, presidente del Grupo Intereconomía, que poco después de saber la noticia resumía el pontificado del papa como una mezcla de “confusión y misericordia”. O la del escritor Manuel Aguirado, que confesaba en X que “nunca” le echará de menos al ser “un papa que ha apoyado a la izquierda en su lucha por destruir el Cristianismo en Europa”, y “que ha apoyado la invasión Islámica, el mayor peligro del occidente cristiano”.

El doble discurso del PP

En el mismo PP no todos llegaron a comulgar con el pontífice aunque el primero en enviar sus condolencias este lunes ha sido Alberto Núñez Feijóo. En diciembre de 2021, la ahora secretaria general del partido, Cuca Gamarra, llegó a calificar de “comunista” al papa tras la audiencia que le dedicó Bergoglio a la vicepresidenta segunda del Gobierno Yolanda Díaz en el Vaticano, que su compañera y vicesecretaria de Comunicación del PP de Madrid, Maca Puentes, había tildado previamente de “cumbre comunista”. Poco después Gamarra borró el comentario que había subido a su cuenta de Twitter, ahora X. Los dirigentes populares consideraron ese encuentro como un “acto de propaganda” y una “gira” de “autopromoción” de la dirigente de Sumar.

La propia Isabel Díaz Ayuso, que al enterarse de la muerte de Francisco ha decretado tres días de luto en la Comunidad de Madrid por el fallecimiento del papa, tampoco se mordió la lengua en septiembre de 2021 después de conocer que en una carta que había enviado a México, justo en el aniversario de los 200 años de su independencia, el jefe del Vaticano había pedido perdón por los “pecados” y “por los errores del pasado” cometidos por la Iglesia en la colonización de México. Un gesto sin precedentes dentro la iglesia católica que ya había hecho el papa Francisco con los menores víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes, sancionando a altos cargos del clero y haciendo obligatoria la denuncia de dichos abusos.

“A mí me sorprende que un católico que habla español hable así a su vez de un legado como el nuestro, que fue llevar precisamente el español, y a través de las misiones, el catolicismo y, por tanto, la civilización y la libertad al continente americano. Es sorprendente”, dijo Ayuso, en declaraciones a los medios de comunicación desde Washington. La dirigente del PP había estado esos días defendiendo con ahínco el legado español durante la colonización de América, emprendiendo una cruzada contra el “indigenismo”, al que calificó ante los periodistas españoles que la acompañaban como “nuevo comunismo”. A sus críticas al papa se sumó de inmediato el entonces portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, que dijo que no entendía “muy bien qué hace un papa de nacionalidad argentina disculpándose en nombre de los demás”.

Algunos de los tertulianos de Jiménez Losantos tampoco dudaron en sentenciar en Libertad Digital: “Tenemos un papa tonto”. En otro ámbito, José María Aznar se lanzó igualmente contra Bergoglio y López Obrador, entonces presidente de México: “El indigenismo va contra España. Yo no voy a pedir perdón”, dejaba claro Aznar. 

La animadversión de la derecha y la ultraderecha hacia Jorge Bergoglio no se ha circunscrito solo a España. En Argentina, tierra natal del pontífice, el presidente, Javier Milei, declaró la guerra al que fue arzobispo de Buenos Aires nada más tomar posesión de su cargo. Aseguró que era “el hombre del diablo en la Tierra”, “el representante del maligno”, y le llegó a calificar de “imbécil”. Milei tuvo que tragarse poco después sus palabras y en su primera visita al Vaticano con motivo de la canonización de la primera santa argentina saludó y abrazó en Roma al Pontífice, reconciliándose definitivamente con él.

Este lunes, en un comunicado oficial, su gobierno enfatizaba que en 2013 Bergoglio se convirtió “en el primer argentino en llegar a liderar la Iglesia Católica y conducirla con entrega y amor desde el Vaticano”. El propio Milei se despedía del Papa destacando de él “su bondad y sabiduría”, reconociendo que fue “un honor” haber podido conocerlo.