Cuando el casero te sube 1.000 euros el alquiler de una casa llena de humedades: «No podemos vivir más así»

Hannibal, Luisa y sus dos hijos dejan un quinto sin ascensor en Eivissa, que ahora pasará a costar 2.300 euros. Una agente inmobiliaria que ofreció la vivienda a unos clientes aseguró que era «maravillosa», ante lo que el hombre se pregunta: «¿Dejaría vivir ella en esta cueva a su hijo?»

700 euros por vivir en una chabola: las ‘villas miseria’ que alojan a los trabajadores en Eivissa

Hannibal y Luisa dejan la isla de Eivissa “cansados”, “asqueados” y con ganas de emprender una vida digna. Después de siete años en la última vivienda, una subida en la renta de 1.000 euros los expulsa de un territorio que ha sido hasta hoy la base familiar y el lugar donde han desarrollado parte de su juventud. Mallorca será su próxima parada. Aunque son conscientes de los derroteros que está tomando también respecto a los precios de la vivienda la isla vecina, aseguran que “ni de lejos la situación está igual que en Eivissa”.

La falta de vivienda asequible ha hecho que ya no puedan aguantar más, como lo han hecho los últimos siete años. Es el tiempo que han tenido alquilada una vivienda de tres habitaciones en pleno centro de la capital de la pitiusa del norte. Una casa por la que pagan 1.300 euros al mes, con humedades continuas, sin calefacción ni aire acondicionado, por lo que tienen que aguantar frío en invierno y calor en verano junto a dos adolescentes de 13 y 17 años.

La solución, hasta ahora, ha sido pagar alrededor de 300 euros de luz en invierno ―“Una vez llegamos a pagar 400 euros”, afirman― y dormir en los meses más calurosos con las ventanas cerradas, lo que no evita las noches en vela por el ruido de turistas en la calle, o de los que alquilan ilegalmente los apartamentos aledaños que no paran de subir y bajar en toda la noche, los borrachos, los gritos… “Hasta aquí hemos llegado”, aseguran a elDiario.es.

26 años lleva Hannibal viviendo en Eivissa. “Acabé un contrato en Londres y de camino a mi país, Nueva Zelanda, pasé por aquí y, desde entonces, excepto alguna pequeña temporada que me fui a trabajar fuera y dos años que he estado también viviendo en Formentera, he vivido siempre en la isla”, cuenta. El hombre ha decidido junto a su pareja que ya no aguantan más la presión que vienen sufriendo por los precios de la vivienda. “Es imposible, aunque los dos trabajemos, pagar un alquiler de 2.300 euros. A esto hay que sumarle los gastos de la luz, el agua y los de la compra… Con dos adolescentes. La vivienda no vale ni siquiera los 1.300 euros que pagamos hasta ahora. Es un quinto piso sin ascensor y hasta hace dos años nos caía agua del techo”, aduce. 

Es imposible, aunque los dos trabajemos, pagar un alquiler de 2.300 euros. A esto hay que sumarle los gastos de la luz, el agua y los de la compra… Con dos adolescentes. La vivienda no vale ni siquiera los 1.300 euros que pagamos hasta ahora. Es un quinto piso sin ascensor y hasta hace dos años nos caía agua del techo

Hannibal
Residente en Eivissa


Hannibal y Luisa vislumbrando nuevos horizontes desde su casa en Eivissa.

“Afortunadamente, debido a nuestra presión, el propietario consiguió que la comunidad arreglara los desperfectos y también nos ha puesto la cocina nueva, pero las humedades continúan en dos habitaciones y el baño. No paramos de limpiar, pero el problema persiste, no es solo limpiar y pintar. Tenemos que subir con el gas y las compras por la escalera. El edificio hasta hace un par de años estaba en una situación de semi ruina. Hemos decidido que nos vamos”, cuenta Hannibal. “Si pagas 1.300 euros, te puedes permitir ir arreglando cosas aunque no sean tu responsabilidad, pero a 2.300 euros eso es impensable”, concreta.

La cuestión, además de económica, es de dignidad, comenta el hombre. “No podemos vivir más así, pagando tanto dinero y sin una vivienda digna. Esto es lo que está pasando en Eivissa”, concreta. La pareja firmó un documento hace dos años, fecha en la que se cumplía su contrato para quedarse en la casa dos años más, hasta julio de 2025, y no piensan pelear más.  “Ya no queremos estar en una Eivissa así. Firmamos que nos íbamos y así lo vamos a hacer”.

A pesar de esta circunstancia, ni Hannibal ni Laura quieren “hablar mal” del propietario de la vivienda. “Entendemos que son precios que la gente paga y él tiene la vivienda como un negocio. No ha sido tan malo, para las cosas que oímos por ahí. Tengo una compañera de trabajo que ha estado viviendo en una chabola, prácticamente. Ella también se va”, concreta el hombre. “La extensión del contrato nos venía bien porque nos daba tiempo para encontrar otra cosa. Pero no hay nada en Eivissa. Son viviendas a precio de oro sin las mínimas condiciones”, cuenta.

A pesar de que el casero quiere subir 1.000 euros el alquiler a Hannibal y Laura, ninguno de los dos quiere ‘hablar mal’ de él. ‘Entendemos que son precios que la gente paga y él tiene la vivienda como un negocio’, afirma el hombre

“Los propietarios solo ven el precio del mercado, ni les entra en la cabeza pensar en las familias… Pero tampoco se les puede culpar porque es el mercado. La cuestión de fondo es que no hay un tope de precios y, además, dejan comprar a extranjeros, como los holandeses, por ejemplo, que vienen con un montón de pasta. Esto es imposible de parar. Es normal, solo ven negocio”, reflexiona en voz alta. “Los residentes deberían ser lo primero. Hay que poner un límite a los precios”, reclama. Hace unos meses una agente inmobiliaria se personó para ver la vivienda donde vive Hannibal con el objetivo de ofrecerla a sus clientes cuando la pareja se vaya de la casa. “Nos dijo que el apartamento era maravilloso. ¿Dejaría vivir ella en esta cueva a su hijo?”, explica.

Hace unos meses, una agente inmobiliaria se personó para ver la vivienda donde vive Hannibal con el objetivo de ofrecerla a sus clientes cuando la pareja se vaya de la casa. ‘Nos dijo que el apartamento era maravilloso. ¿Dejaría vivir ella en esta cueva a su hijo?’, se pregunta el hombre. La casa tiene humedades y desperfectos

El hombre asegura que en el edificio donde se encuentra su casa se están reformando varios apartamentos. “Después de los arreglos de la comunidad, los propietarios han visto que a la ruina que tenían antes se le puede sacar dinero”. Los inquilinos de unos de los pisos que antes les producían molestias continuas, por las que han llamado “muchas veces a la policía”, se han marchado y el dueño de la vivienda ha optado por alquilar la vivienda por habitaciones. “Es un apartamento de tres dormitorios, como el nuestro. Pero han hecho otros tres más para poder alquilarlas individualmente. Ahora hay seis habitaciones. No sé cuáles son las intenciones con nuestro apartamento, pero si todo sigue así, el edificio acabará con esas cajitas con código para las llaves y todo alquilado a los turistas”, asegura, consciente de que es una actividad totalmente ilegal.


El techo recién pintado y luciendo nuevas humedades.


Laura espera que la situación en Mallorca sea mejor.

Ingresos bajos y separación de familias

Hannibal es un prominente tatuador y atesora en sus manos el arte de la tradición maorí, sus raíces. Trabaja como autónomo, pero, según relata a elDiario.es, también el negocio se está resintiendo. “El tema del trabajo aquí, en lo mío, va peor porque la gente no tiene este dinero extra, mayormente por el precio de sobrevivir en Eivissa. Y los tatuajes, aunque estén de moda hace años, son un extra del que se puede prescindir. Trabajo fundamentalmente con clientela residente. Aunque en verano hay más negocio, no compensa para vivir todo el invierno, y menos con estos precios”, asegura. “Además, cada vez hay más estudios de tatuaje y algunos rompen el mercado con sus ofertas”, dice.

Luisa es italiana y trabaja como profesora de su lengua de origen y de inglés. Las condiciones para ella también son difíciles. “Ya sabes lo que pasa en la isla. La mayoría de las personas trabajamos con contratos en los que aparecen unas horas y todo lo demás lo cobras en negro. Es lo que se ha hecho siempre aquí”, puntualiza. La situación para ella es clara: una casa carísima, gastos de suministros y productos básicos muy elevados y contrato precario. “Quiero una vida digna para mi hijo. Nos vamos”, insiste.

“La idea es irnos a Palma, donde estamos viendo viviendas al mismo precio que pagamos, pero en buenas condiciones, sin necesidad de hacer reformas o quitar humedades. Una casa digna para el precio que pagas. No pedimos más”, dice. “Estamos cansados de pagar y no tener, ni siquiera, las condiciones básicas. Además, en Mallorca las posibilidades laborales son muy similares a las de Eivissa”, afirman, aunque esperan que las condiciones de trabajo sean mejores y haya más flujo de clientes. 

“Aún no tenemos nada, ni casa ni trabajo, pero el trabajo seguro que saldrá. Es una isla más grande y, además, si tengo que ir a trabajar fuera tengo más conexiones directas a multitud de destinos que me lo ponen más fácil”, explica Hannibal. “Esperamos también tener un mejor contrato para Laura y un buen ambiente para su hijo”, reclama. “En Eivissa no hay nada para los niños tipo cultural o teatro y creemos que en Palma tendrán más posibilidades”, afirma.

Sin embargo, a Hannibal se le va a hacer más difícil el traslado a Palma, ya que su hija, que cumple 18 años, se quedará en Eivissa junto a su abuela materna y otra hermana que ya vivía anteriormente con ella. “Ellas tienen toda su vida aquí y tienen la suerte de tener una casa en propiedad donde pueden vivir con su abuela”, cuenta. “No es fácil. Por eso quiero probar suerte en Palma, porque estoy cerca de ellas”, reflexiona. Otra solución es ir a vivir a Italia. “Pero de momento no es una opción que queramos manejar”, asegura Hannibal.


A un quinto piso tienen que subir con el gas para la cocina.


Las humedades han sido continuas durante siete años.

Los precios, disparados

El precio medio del alquiler en el archipiélago balear en marzo de 2025, según Idealista, es de 18,5 euros/m2, un 10,8% más que en el mismo mes de 2024 y un 5,1% superior al mes anterior. En abril de 2021, el precio del metro cuadrado de alquiler alcanzaba 11,3 euros/m2, cifra que no ha dejado de subir desde entonces, según la misma fuente. En Mallorca, los últimos datos de marzo de 2025 situaban los precios en Palma en 17,3 euros/m2, el mismo precio que en agosto de 2024 y un 11% más que en marzo de ese año, según Idealista, que no ofrece información sobre las cifras en Eivissa. 

Indomio, también portal inmobiliario, eleva el precio medio del alquiler en Eivissa en marzo de 2025 en 24,9 euros/m2, un aumento del 20,43% respecto a marzo de 2024. Esta fuente determina cifras muy superiores en Palma a las que ofrece Idealista: 19,03 euros/m2 en las viviendas de alquiler. La ciudadanía balear destinó en 2024 un 61% de su sueldo bruto al alquiler de vivienda, según un estudio elaborado con los datos del portal inmobiliario Fotocasa y los sueldos medios de las ofertas de empleo de InfoJobs.

Condiciones leoninas para el alquiler en Palma

“Hay muchas más casas disponibles en Mallorca que en Eivissa, pero las condiciones para acceder a una vivienda son espantosas”, dice él. Hannibal se refiere a las fianzas, avales, “al riñón de garantía”, a los pagos ilegales que solicitan las inmobiliarias para acceder al alquiler de una vivienda y que, por ley, deberían pagar los propietarios. “Palma ha subido mucho, pero la calidad es mil veces mejor”, argumenta.

Su compañera de trabajo en el estudio de tatuaje, Carol, también se va. “Ya estoy de mudanza, pero poco a poco. He estado soportando durante años que el agua cayera a chorros por el techo y las paredes, no poder poner una lavadora porque las placas solares no daban lo suficiente… Ha llegado un momento que ya no puedo aguantar más”. La mujer, con un hijo menor, ha encontrado una vivienda en Can Pastilla, en Mallorca, que alquilará junto a su pareja y una amiga. “Ha sido difícil también, por todo lo que piden. Sí o sí un aval, además de nóminas altas, contrato fijo, fianzas… Mucho dinero que hay que soltar de golpe”, explica.

Le merece la pena, aunque tenga que compartir, porque la casa está frente al mar, tiene su propio jardín, con tres habitaciones, patio, plaza de parking, terraza y dos baños. ¿El precio? 1.450 euros. “La casa donde vivo en Eivissa con mi hijo es, literalmente, un armario empotrado lleno de humedades. Estoy pagando 700 euros y parece que, encima, tengo que dar gracias”, exclama. “Conozco a mucha gente que se ha ido porque cuando acaban los contratos las subidas son tan altas que no las pueden pagar o porque quieren cambiar a algo mejor y no hay nada asequible”, añade.

“Da pena, son muchos años, muchos amigos, he hecho mi familia aquí, pero en el fondo también estoy un poco harta de la isla”, asegura Carol. Es el mismo sentimiento de Hannibal y Laura. Aunque tanto la pareja como la mujer aseguran que el ambiente en la isla de Eivissa ha cambiado mucho porque se está yendo mucha gente. “Ya no es lo que era antes. La gente que viene ahora, incluso el turismo, es muy poco interesante”, concluye Carol.

“Eivissa se ha acabado por la avaricia”, sentencia Hannibal. “Va a ser la nueva Dubai, con sus esclavos todos viviendo 20 en la misma casa, sirviendo a los ricos. Esta mañana han venido a visitar el piso de al lado para alquilar. Esta casa necesita una reforma integral”, explica. Al parecer, según cuenta, la vecina falleció y las personas que compraron la vivienda quieren lucrarse con ella. “Iban a reformarla en principio para un piso de lujo, pero como en el edificio no se puede poner ascensor, han decidido no hacer nada y alquilarlo así, directamente sin reformar. Están pidiendo 3.000 o 4.000 euros. Hoy me encontré con el trabajador que arregla la casa y me ha dicho: ‘Estamos jodidos’”.