Google entierra definitivamente su plan para eliminar las cookies de terceros de Chrome

La multinacional se da por vencida y no matará este instrumento de rastreo, incapaz de proponer una alternativa que satisfaga a la indistria publicitaria y no la exponga a más sanciones por abuso de posición dominante

Hemeroteca – Anunciantes y supervisores enfrían el plan de Google para desterrar las cookies

Las cookies de terceros se quedan en Chrome. Tras cinco años estudiando cómo eliminarlas por completo de su navegador y millones invertidos en tecnologías publicitarias alternativas, Google ha renunciado finalmente a ese objetivo. Así lo ha anunciado la multinacional en un comunicado firmado por su uno de sus vicepresidentes, en el que confiesa que Google ha sido incapaz de poner de acuerdo a todos los agentes involucrados en el fin de este instrumento de rastreo, el gran exponente del Internet basado en la extracción masiva de datos personales.

“A medida que interactuamos con el ecosistema, incluyendo editores, desarrolladores, organismos reguladores y la industria publicitaria, queda claro que existen perspectivas divergentes sobre la implementación de cambios que podrían afectar la disponibilidad de las cookies de terceros”, afirma Anthony Chávez en el blog oficial de la compañía. El ejecutivo cita también la evolución del panorama digital desde 2019, cuando puso en marcha su plan para eliminar las cookies, tanto en materia legal como tecnológica.

“Se ha acelerado la adopción de tecnologías que mejoran la privacidad, han surgido nuevas oportunidades para proteger y asegurar la experiencia de navegación de los usuarios con IA, y el panorama regulatorio mundial ha evolucionado considerablemente. Considerando todos estos factores, hemos decidido mantener nuestro enfoque actual de ofrecer a los usuarios la opción de cookies de terceros en Chrome y no implementaremos un nuevo aviso independiente para cookies de terceros”, ha confirmado.

En la práctica, todo queda como estaba, con los únicos añadidos obligados por el refuerzo de las leyes de privacidad. Las cookies de terceros permiten que empresas ajenas al sitio que se visita recopilen información sobre la actividad del usuario en la web, sin que muchas veces este sea plenamente consciente de ello. A través del seguimiento constante en múltiples páginas, construyen perfiles detallados de comportamiento, intereses y hábitos de consumo, que luego se utilizan para segmentar audiencias y dirigir publicidad personalizada.

Pese al consenso entre multinacionales digitales, industria publicitaria y editores de webs de que las cookies de terceros son un método obsoleto y poco respetuoso con la privacidad del usuario, no se ha prepuesto una solución alternativa que satisfaga a todos. El mercado de la publicidad digital mueve unos 680.000 millones de euros al año, según datos de la consultora Business Research Insights, mientras que el 75% de las agencias de marketing siguen dependiendo en gran medida de las cookies de terceros para mostrar sus anuncios, refleja otro estudio de Adobe.

La alternativa propuesta por Google, denominada Privacy Sandbox, tampoco consiguió el apoyo necesario. La iniciativa colocaba a la multinacional como guardiana de los datos personales de sus usuarios impidiendo que estos fueran recopilados por las cookies de terceros. Algo que no ha convencido a la industria ni tampoco a los reguladores, que ya tienen múltiples causas abiertas contra la compañía por abuso de posición dominante.

El paso atrás de Google para eliminar las cookies de terceros de Chrome da una nueva vida a este instrumento, ya que este navegador es clave en el negocio digital. Es el preferido de un 66% de los usuarios, según StatCounter, lo que había llevado a Google a intentar liderar el cambio. No obstante, la multinacional se encuentra en este momento en una encrucijada, puesto que ha sido condenada por monopolio en el mercado de la publicidad de la publicidad online en EEUU y el Departamento de Justicia ha propuesto al tribunal que la obligue a vender Chrome como vía para solucionarlo.

OpenAI se ofrece a comprar Chrome

Google, de hecho, acumula tres condenas por monopolio. Además de en el mercado de la publicidad, suma también otra resolución en el mismo sentido por su dominio del sector de las búsquedas, y otra por prácticas anticompetitivas en la Play Store, la tienda de aplicaciones de Android. La resolución de estas disputas podría derivar en cambios estructurales para Internet, puesto que tanto Chrome, como la Play Store como el propio buscador de Google han sido herramientas troncales de la experiencia digital.

El Internet que viene podría basarse más en modelos de suscripción que en la extracción de datos. Uno de los máximos exponentes de ese cambio de tendencia es OpenAI, que acaba de ofrecerse a comprar Chrome tras la petición del Departamento de Justicia en el juicio contra Google. “Sí que nos interesaría. Igual que a muchos otros”, ha afirmado Nick Turley, jefe de producto de ChatGPT, el mayor éxito comercial de la organización.

Aunque aún tiene un recorrido corto, OpenAI ha apostado por los planes de pago como vía de monetización de ChatGPT. Una posible adquisición de Chrome crearía otro gigante de la tecnología y ofrecería a la empresa una incalculable fuente de datos con los que entrenar a su inteligencia artificial. En este momento ChatGPT está integrado con Bing, el motor de búsqueda de Microsoft, después de una inversión de decenas miles de millones de dólares por parte de esta última en el laboratorio de inteligencia artificial.