Sant Jordi visto por los libreros: «Sale a cuenta por la magia del día, pero no es la gallina de los huevos de oro»

Los propietarios y encargados de las distintas paradas destacan que el esfuerzo logístico, de recursos humanos y de inversión reduce el beneficio final, aunque hay unaminidad en que la facturación es vital para el resto del año y dan gran importancia a «la magia del día»

Álvaro Pombo, en su discurso por el Premio Cervantes: “Nos hemos convertido entre influencers y mercachifles”

El de 2025 se rememorará como un Sant Jordi masivo, con un tiempo inmejorable: soleado pero con un aire tibio que refresca y permite pasear por las calles sin bochorno. Prueba de ello es que ya a las diez de la mañana, el paso de peatones entre Las Ramblas y la plaça de Catalunya recuerda al de la salida del metro en la estación de Sibuya, en Tokio, donde las personas que lo cruzan entre semáforo y semáforo se cuentan por cientos.

Se mezclan estudiantes que no han ido a clase, o les han dado la mañana festiva, con numerosos turistas, que se hacen selfis ante las paradas de rosas y libros. Cerca de la Font de Canaletes, en la parte alta de Las Ramblas, las librerías comienzan a notar la afluencia de compradores. Así lo expresa Júlia, encargada de la parada de Las Ramblas de la librería La Central del Raval, que asegura de que “de todos modos el día ha comenzado más suave que otros años, aunque al final del día siempre hay una subida de compras”.

¿Compensa el esfuerzo que supone Sant Jordi? En una reciente charla con elDiario.es, el presidente del Gremi de Llibreters de Catalunya, Eric del Arco, aseguraba que “más allá de los números, si se compara esfuerzo con beneficio, Sant Jordi no sale a cuenta”. También decía que si los libreros ponían todo su empeño en las paradas, era porque se trata de un día mágico y de una fiesta para toda la ciudadanía.

Un gran esfuerzo monetario, de recursos humanos y logístico

Preguntada Julia al respecto, no nos sabe responder y nos remite al máximo responsable del establecimiento, Nacho Borraz. Este nos recibe dentro de la librería, un centenar de metros alejada del bullicio de Las Ramblas. Borraz asegura que “compensa totalmente, es un día muy importante, de hecho si falla Sant Jordi el año se tambalea económicamente”. Ahora bien, matiza que el esfuerzo que ellos hacen es enorme: “tenemos tres paradas, en Las Ramblas, Rambla de Catalunya y passeig de Gràcia, y eso implica inversión a nivel de compras, de logística, de montaje, de recursos humanos por la contratación de gente, etc”. Al final, reconoce Borraz, esto reduce los márgenes.

«Es un día muy importante: si falla Sant Jordi el año se tambalea económicamente»

Nacho Borraz de La Central

No es tan optimista Albert Mestres, propietario de la legendaria librería de cómics Continuará, en la via Laietana, muy cerca de la Catedral. Mestres, que como cada año tiene parada en Canaletes, destaca que “este es su 45º Sant Jordi”, ya que Continuará abrió por primera ver de cara al público el 23 de abril de 1980. “Compensa porque te haces visible y claro que vendes mucho más que un día cualquiera, pero no es un gran negocio”, sentencia Mestres.

Destaca el valor de la fiesta en las calles y la magia del día, de modo que “solo por participar de ello merece la pena estar”, pero no cree que Sant Jordi compense las cuentas del resto del año. “Un buen Sant Jordi no salva a una librería en crisis”, dice, y si bien asegura que la suya va bien, dice que es “gracias a los clientes de todo el año”.

El riesgo de que el centro se convierta en un parque temático

Ramblas abajo se encuentra la parada de la librería LaDoceVita, que vende libros de segunda mano. Su propietaria, Ilaria Sansotta, si bien matiza que ella pertenece al gremio de la segunda mano, asegura que el esfuerzo realizado por una librería pequeña como la suya es muy grande y ello merma el beneficio. “Encima tenemos que pagar un dineral por tener la parada [no especifica cuánto] y si lo sumas a que tienes que comprar por adelantado, contratar e ir con la furgoneta arriba y abajo, no es el negocio que la gente cree que es”.

«Te haces visible y claro que vendes mucho más que un día cualquiera, pero no es un gran negocio»

Albert Mestres, de Continuará

A su lado está la parada de la librería cooperativa La Carbonera, del barrio del Poble Sec. Josep Pintat, su socio responsable está de acuerdo en que el esfuerzo que requiere Sant Jordi es muy grande para las librerías pequeñas, pero cree que sale a cuenta a nivel social y económicamente, “sobre todo porque en Las Ramblas tienes visibilidad”.

No obstante, Pintat destaca que ellos tienen una segunda parada frente a la librería, “para llevar la firma de libros y los autores al Poble Sec, porque esto [el eje Ramblas-passeig de Gràcia] corre el peligro de convertirse en un parque temático”. También defiende que la supervivencia de una librería no se mide por la facturación de Sant Jordi. “Es el esfuerzo del resto del año el que te da la viabilidad económica”, remacha, no sin antes incidir en que participar de este día “es algo muy especial”.

«Es el esfuerzo del resto del año el que te da la viabilidad económica, no Sant Jordi»

Josep Pintat, de La Carbonera

También en Las Ramblas se encuentra una de las paradas de la librería Alibri, una de las grandes de la ciudad sin llegar a ser una gran superficie como Fnac o El Corte Inglés. Mireia y Maria, responsables de este punto de venta, disienten de sus colegas y aseguran que Sant Jordi es un día de ventas muy importantes, que “junto a Navidad dan una facturación fundamental para las cuentas anuales”. Destacan, además, que “las ventas van creciendo la semana previa en el local, que se llena más de lo normal”, lo que redunda en la rentabilidad.

Plaça de Catalunya, territorio de Fnac y El Corte Inglés

La plaça de Catalunya está tomada en ambos laterales. En el lado sur impera la Fnac Triangle, con su ristra de casetas y sus ejemplares de best sellers, listos para ser comprados y firmados por el autor de turno. Las firmas se suceden a lo largo de todo el día y generan largas cosas de compradores, que esperan pacientemente con su ejemplar bajo el brazo. A las doce del medio día es el turno de firma del expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero.

Allí, Asun Pascual, da su opinión: “No estoy de acuerdo con Eric del Arco, de quien soy muy amiga, en que Sant Jordi salga poco a cuenta”. “Para Fnac Sant Jordi es un día fundamental, vendemos muchos libros y junto con Navidad nos da las mayores facturaciones, hasta el punto que sin estas fechas tendríamos difícil la supervivencia”, añade, si bien sí reconoce que el esfuerzo económico que se realiza es grande.

«Sin Sant Jordi y Navidad, tendríamos difícil la supervivencia el resto del año»

Asun Pascual, de Fnac Triangle

Dejando atrás la plaza, ya en el passeig de Gràcia, una de las zonas que se comenzaron a explotar tras la pandemia, se sitúa una de las paradas de la librería Laie, otra de las grandes de Barcelona. Su responsable, Enric Aymeric, con 34 Sant Jordi a sus espaldas, cree que “es muy difícil cuantificar la viabilidad económica de Sant Jordi a bote pronto, sin un estudio pausado que tenga en cuenta todas las inversiones realizadas a lo largo de varios meses, porque algunas son intangibles y tiene que ver con nuestro esfuerzo mental y emocional al prepararlo todo”.

Opina que “cuanto más pequeña es la librería, mayor es el impacto positivo en sus cuentas, aunque el margen de beneficio nunca es alto”. “Esto no es la gallina de los huevos de oro, como cree mucha gente”, apostilla. De todas formas para él, “lo que cuenta es participar de esta fiesta, que no es ni de los libreros ni de los autores, sino de la gente de la calle”.

«Termino el día agotada, pero Sant Jordi es una fiesta maravillosa»

Roberta Gascone, de La Fabre

Finalmente, passeig de Gràcia arriba, pasado el medio día, la densidad humana se multiplica al tiempo que sube la temperatura ambiental. En las paradas, el ritmo de trabajo se acelera y en la librería La Fabre –que presume de ser la más antigua de Barcelona– su encargada, Roberta Gascone nos atiende sin apartar la mirada de la caja registradora, que no para de contabilizar compras. “Sant Jordi no es la gallina de los huevos de oro, porque aunque compensa económicamente implica meses de trabajo, tanto antes como después del 23 de abril, y eso no es fácil de meter en un balance”.

Pero respecto a la magia de un día como el de Sant Jordi, Gascone es contundente: “Es una emoción increíble; yo he escogido cada uno de los libros que hay en la parada y cada vez que alguien me pide un ejemplar lo vivo como una victoria personal”. “Termino el día agotada, pero Sant Jordi es una fiesta maravillosa”, termina la encargada de La Fabre con una gran sonrisa.