Tras liderar el partido ultra en el Ayuntamiento de València, pasar a ser concejal no adscrito y volver a su grupo municipal, Juan Manuel Badenas vuelve a poner en jaque al equipo de Gobierno de la alcaldesa del PP tras la irrupción de agentes de la Guardia Civil en busca de contratos durante su etapa como presidente de Valencia Activa y como responsable de Parques y Jardines
La Guardia Civil registra el Ayuntamiento de València y reclama contratos del concejal de Vox Juan Manuel Badenas
Si la alcaldesa de València, María José Catalá, pensaba que con la reincorporación de Juan Manuel Badenas y de Cecilia Herrero al grupo municipal de Vox tenía resuelta la crisis que le llevó a perder la mayoría de Gobierno durante varias semanas, estaba equivocada. Y más errada aún si esperaba una estabilidad duradera tras esta maniobra fruto de intensas negociaciones con la dirección nacional del partido ultra.
En concreto, fue el pasado 4 de abril cuando se anunció que ambos ediles tránsfugas volvían a la disciplina de Vox después de que Badenas fuera suspendido de militancia por unos contratos denunciados por la oposición ante la Fiscalía y tras darse de baja su pareja y también edil Cecilia Herrero al denunciar un episodio de acoso por parte de un cargo de la ejecutiva ultra. Ambos se convirtieron en tránsfugas al pasar a ser no adscritos y Catalá perdió la mayoría en el pleno al pasar de 17 escaños (13 del PP y 4 de Vox) a 15 (13 del PP y 2 de Vox), por los 16 de la izquierda (9 Compromís y 7 el PSPV).
Sin embargo, fruto de las negociaciones entre el núcleo duro de la alcaldesa y el de Santiago Abascal, tras unas supuestas disculpas que nadie ha visto ni oído, ambos fueron readmitidos en el partido, en el grupo municipal de Vox y en el Gobierno de Catalá, aunque con otras competencias. De esta forma, apuntalaba de nuevo su mayoría, eso sí, con un activo tóxico como el controvertido Badenas.
La primera edil los recuperó a sabiendas de que sobre él pesaba una investigación de la Fiscalía por el supuesto amaño de un contrato de 128.000 euros desde la Fundación València Activa a la consultora del marido de la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, si bien es cierto que tras obtener un informe de la asesoría jurídica municipal que avalaba su legalidad. Un caso al que recientemente se unió, con Badenas ya de nuevo en el equipo de Gobierno, otra investigación por un patrocinio de 14.500 euros desde la delegación de Parques y Jardines que encabezaba para las jornadas ‘OK Green’ de un medio de comunicación. Por su parte, Herrero tiene abierta una causa por un posible delito de odio, por la publicación años atrás de una veintena de tuits de tinte racista.
El asunto de los contratos es el que tan solo 26 días después de aquel acuerdo ha vuelto a poner en jaque la estabilidad del Gobierno municipal. Y es que, agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil irrumpieron este miércoles a primera hora en el edificio principal del Ayuntamiento de València y en el de Tabacalera para solicitar documentación ante la Intervención municipal relacionada con ambos contratos. Además, registraron el despacho de Badenas, las dependencias de Parques y Jardines, en Tabacalera, y las de València Activa, donde recabaron información, también del pasado mandato. Ambas áreas dependían del edil hasta que pasó a ser no adscrito.
Toda una bomba de relojería que fue aprovechada por la oposición. Tanto el PSPV como Compromís, denunciantes de los contratos ante la Fiscalía, solicitaron a Catalá la destitución inmediata de Badenas. La primera edil, por su parte, dijo desconocer los detalles más allá de confirmar que los agentes se habían personado en dependencias municipales para solicitar documentación y que pedirá la información oportuna.
Badenas se mostró “a disposición de cualquier autoridad” para esclarecer “cualquier hecho” y afirmó ser “objeto desde hace ya bastante tiempo de una persecución política” en la que se “utilizan los medios judiciales y de la Fiscalía” contra él.
Autoproclamado punki de la política
Badenas y Herrero han protagonizado numerosas y sonadas polémicas desde que accedieron al Ayuntamiento, en junio de 2023. En el ámbito judicial, esta es la segunda investigación abierta a Badenas, que ya también fue encausado por un delito de odio, en una causa que quedó archivada. El concejal se promociona como un auténtico punki de la política. Él mismo se definió así en una conferencia en un foro de ultraderecha, que comenzó haciendo alusión a una de las canciones de Siniestro Total: “Más vale ser punki que maricón de playa”, dijo. Para Badenas, un “maricón de playa” es “un acomplejado y un sumiso que no sabe navegar contra la corriente, cosa que no nos sucede a los que vamos bien dotados”. Bajo el título ‘¿Es el conservadurismo el nuevo punk?’, Badenas desarrolló un artículo escrito para la fundación Disenso, think tank de Vox, donde defiende: “Los conservadores somos el último bastión frente al dominio de las élites globalistas. El globalismo, el wokismo, la corrección política y el capitalismo desbocado, fundado en la regla según la cual ”el que gana se queda con todo“, como sostiene Niño Becerra, son manifestaciones del mismo fenómeno”.
A Badenas le encanta verse como un verso suelto y protagonizar titulares con sus salidas de tono: poner una bandera de España en el acento de València, grabarse con un martillo hidráulico para eliminar carriles bici, celebrar el boicot al 8M cantando “que viva España” en la calle o exclamar que “follando se hace cultura”. Su trayectoria laboral, no obstante, lo aleja de esa idea de embajador antiestablishment.
Badenas es Catedrático de Derecho Civil, profesor universitario de la rama, ha sido rector de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), miembro Real Academia de Ciencias de Ultramar de Bélgica y Presidente del Foro de Opinión Cívico de la Comunidad Valenciana. Además, forma parte de varias asociaciones como la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba (República Argentina); el Instituto de Derecho Iberoamericano (IDIBE); o la Asociación de Profesores de Derecho Civil de España.
Salidas de tono al margen, nunca ha sido un dirigente al uso: excompañeros de partido hablan de él como un hombre con un carácter complicado, muy suyo. Nunca ha mantenido un perfil institucional, ni tan siquiera durante las inundaciones del pasado 29 de octubre. El fin de semana posterior a la DANA –los días 9 y 10 de noviembre–, se ausentó de una reunión entre el gobierno y la oposición y se marchó con su pareja Herrero a Morella.
Este peculiar carácter le ha valido varias broncas con el partido, del que se distanció aún más el pasado verano por una moción sobre los derechos urbanísticos de la parcela de Mestalla concedidos al Valencia CF de Peter Lim que trató de bloquear. Un registro informático le vinculó al abogado de Francisco Camps y a un grupo con intereses en el club y en los movimientos urbanísticos parejos. Badenas forzó a Vox a votar distinto a sus socios del PP, que sacaron adelante la propuesta con el apoyo de la oposición.
El exteniente de alcalde tampoco ha tenido nunca buena relación con Català, aunque en el Ayuntamiento estén condenados a entenderse. Los roces se remontan a la etapa en la que el hoy candidato de Vox era rector de la Universidad VIU, centro que la alcaldesa, entonces consellera de Educación, privatizó. Bajo su mando se vendió el 70% de las participaciones al Grupo Planeta, un proceso al que se opuso Badenas, quien dejó constancia ante notario de posibles irregularidades en el proceso. No son de extrañar las fricciones, aún casi dos décadas después. Al frente de la citada universidad, el hoy candidato de Vox cargó más 15.000 euros en comidas y viajes –en un centro que imparte lecciones online– en dos años. Cobraba entonces más de 62.000 euros anuales.