Los ecologistas estiman que, sólo en Vigo —donde primero se prohibió bañarse—, se vertieron más de 400 millones de litros de agua sin tratar a la ría y exigen a las administraciones que expliquen por qué estas estaciones no tienen fuentes de energía auxiliar tal y como exige la normativa estatal
Vigo vuelve a permitir el baño en todas sus playas excepto una tras la parada de la depuradora por el apagón
El martes 29, Vigo, la mayor ciudad de Galicia, alcanzó los 25 grados de temperatura. Sin embargo, el baño en todas sus playas estaba prohibido porque la depuradora, inaugurada hace sólo siete años, se había parado con el gran apagón de la víspera. La instalación, presentada a bombo y platillo como una gran obra hidráulica, no cuenta con una fuente de energía auxiliar. Una situación que se repitió en otros puntos de Galicia. Aunque no aclara en cuáles, la Consellería de Medio Ambiente admite “problemas puntuales” en “algunas” estaciones. Fue por eso que la Xunta, ya en la tarde del martes, “recomendó” no bañarse en el mar, pero tampoco en los ríos, durante las siguientes 24 horas “como medida de precaución” debido a que, como informaba a través de la red social X, la falta de suministración eléctrica provocó que “parte de los caudales no pudiesen ser tratados con normalidad”. Los ecologistas estiman que, sólo en la ciudad olívica, se vertieron a la ría más de 400 millones de litros de agua sin depurar.
El ayuntamiento de Vigo fue el primero en alertar. A mediodía del mismo martes, el alcalde, Abel Caballero, admitía que, mientras la potabilizadora de la ciudad siguió funcionando gracias a un grupo electrógeno, la depuradora estuvo “aliviando” durante unas horas y “produjo algunos vertidos” que podrían haber llevado a las playas “bacterias contaminantes”. 48 horas después, el jueves 1 de mayo, ya sólo permanecía cerrado el arenal de A Foz, precisamente donde desemboca el río Lagares, que la divide en dos.
Proyectada en 2008 e inaugurada una década después, la depuradora de Vigo se presentó como la mayor planta por biofiltración de España. Preparada para dar servicio a 800.000 personas durante el siguiente medio siglo, estaba llamada a solucionar los problemas de vertidos a la ría con los que Europa, al igual que a otros puntos de la costa gallega, le venía sacando los colores. Hasta que se le apagó la luz, porque en esa inversión de más de 208 millones de euros, cofinanciada por Gobierno central, Xunta y Ayuntamiento, a nadie se le había ocurrido dotarla del soporte energético de emergencia que reclaman los ecologistas.
“Es incomprensible que la EDAR de Vigo, puesta en funcionamiento hace seis años y elogiada en su inauguración como una de las mayores obras hidráulicas del Estado y una de las mejores depuradoras del continente, quede inservible por non tener generadores auxiliares de energía. Y más si es algo que está previsto en la normativa para contar con una gestión moderna y uso sostenible y responsable de los recursos hídricos, siguiendo las premisas de la directiva marco del agua de la Unión Europea”, declaró Antón Lois, portavoz de Amigas da Terra.
Amigas da Terra, Ecoloxistas en Acción y Greenpeace creen que esta falta de sistemas alternativos puede suponer una vulneración de la Orden TED/1191/2024, del 24 de octubre pasado, por la que se regulan los sistemas electrónicos de control de los volúmenes de agua utilizados por los aprovechamientos de agua, los retornos y los vertidos al dominio público hidráulico. En su artículo 12.4, la orden establece que “en los elementos de control cuya tipología precise alimentación de electricidad se procurará disponer, en la medida de lo posible, de conjuntos redundantes para asegurar el suministro de energía. En el diseño de la instalación, se procurará disponer de una fuente alternativa fiable de energía y que se proceda a registrar de forma fehaciente un eventual fallo del suministro eléctrico”.
Los colectivos ecologistas consideran que el “grave” vertido de la depuradora viguesa durante el apagón fue “un ejemplo de las consecuencias de esta incomprensible falta de previsión”. Aseguran que la estación echó en la ría casi 28.800 metros cúbicos por hora de aguas sin tratar, lo que supone un total de 403.200.000 litros en las 14 horas que estuvo sin energía. Aseguran que esa contaminación, “a la que se sumaron las aportaciones de aguas contaminadas del resto de municipios que vierten a la ría y al cauce del río Verdugo, permanecerá durante dos semanas circulando” e irá “diluyéndose poco a poco”.
Las tres organizaciones ven “poco probable” que se repita una caída total del suministro como la del lunes, pero recuerdan que los cortes de electricidad locales “no resultan infrecuentes” y, aunque la luz se recupere con rapidez, “la depuradora de una ciudad media de Galicia puede verter unos 15.000.000 de litros de aguas contaminadas durante un apagón de sólo media hora”. Por eso, exigen tanto a la Consellería de Medio Ambiente de la Xunta —de la que depende Augas de Galicia— como a los ayuntamientos la incorporación “inmediata” de sistemas de soporte energético de emergencia en las depuradoras y una “explicación” de los motivos por los que todavía no contaban con ellos.