Roxana Mînzatu: «Europa debe combatir el extremismo y el populismo y ofrecer un escudo social fuerte»

La vicepresidenta de la Comisión Europea y comisaria de Derechos Sociales y Formación, admite que los jóvenes y la población rural se están distanciando del proyecto europeo y que la UE tiene que invertir más en la lucha contra las ‘fake news’ y la manipulación

Roxana Mînzatu, vicepresidenta de la Comisión Europea y comisaria de Capacidades, Educación, Empleo de Calidad y Derechos Sociales -así reza su cargo- de la segunda Comisión Von der Leyen, acaba de recoger este miércoles, en Barcelona, el Premio a la Construcción Europea del Cercle d’Economia. Lo otorga este foro a aquellas personas o iniciativas que han contribuido a la construcción e integración europea, a su cultura y a la presencia de la Unión Europea (UE) en el mundo. El Cercle ha querido premiar esta vez Erasmus, el conocido programa que respalda la educación y la formación en el extranjero y cuyo principal objetivo es la creación de un sentimiento europeo entre los jóvenes, a través de la movilidad, la cooperación y la inclusión social.

Mînzatu, nacida en Brasov (Rumanía) en 1980, es licenciada en ciencias políticas, pertenece a la familia socialista europea y, en su país, al Partido Socialdemócrata, cuyo líder y primer ministro, Marcel Ciolacu, dimitió como jefe de Gobierno este lunes, un día después de que el ultranacionalista George Simion arrasara en la primera vuelta de las elecciones presidenciales con el 40 % de los votos, dejando fuera de la carrera al candidato de los partidos gobernantes.

La vicepresidenta Mînzatu concede esta entrevista gracias a un milimetrado hueco que tiene en su cargadísima agenda, tras una reunión privada con el president de la Generalitat, Salvador Illa, y antes de salir corriendo a saludar al equipo femenino del Barça. Y con la condición de que la conversación se centre en Erasmus, un programa del que nunca pudo beneficiarse, lamenta, porque ella ingresó en la Universidad de Bucarest en 1998, nueve años antes que Rumanía en la UE.

Erasmus tiene una imagen algo elitista, no todas las familias pueden permitírselo. ¿Cómo piensa hacer un programa más inclusivo?

Todo empieza con una visión. En mi carta de misión, la presidenta Von der Leyen dijo: hay que reforzar Erasmus. Pero ¿cómo lo hacemos más fuerte? Y lo primero es: ¿cómo lo hacemos accesible para más niños y jóvenes? Creo que esta es la visión y lo que debe guiarnos de cara al futuro: que cada niño, en secundaria, en bachillerato, tenga al menos una vez en su vida una experiencia de movilidad Erasmus. Deberíamos aspirar a eso. Porque si solo pensamos en números… ahora tenemos 26.000 millones de euros en el presupuesto, añadimos 10.000 millones más… ¿y qué? ¿Cuál es el destino final de este dinero? El destino debe ser crear un sentido compartido de pertenencia a la identidad europea en nuestras mentes y almas. ¿Y cuándo es más apropiado hacerlo? Creo que a una edad temprana, cuando uno tiene curiosidad, cuando está formando sus opiniones sobre quién es el otro. Por supuesto, seguiremos apoyando Erasmus en las universidades, pero debemos centrarnos mucho más en una intervención temprana. Así es como Europa se hará más fuerte.

El pensamiento crítico es la raíz de la salvación de la democracia en Europa

La Unión Europea vive un momento crítico con retos en múltiples tableros de juego. Más allá de las amenazas comerciales, de EEUU, y bélicas, de Rusia, los informes Letta y Draghi nos recuerdan lo mal que estamos en aspectos tan relevantes como la innovación y la competitividad.  ¿Qué papel cree que puede jugar la formación en la remodelación que necesita Europa?

Creo que es la raíz de todas las soluciones. Hablamos de cómo ser más competitivos como economía. Por supuesto, pero ¿cómo lo logramos? Una de las claves es tener más personas cualificadas en distintos ámbitos, en áreas STEM, en ciencia, en tecnología. Acabo de visitar el proyecto cuántico del Supercomputing Center de Barcelona, por ejemplo, y tenemos la necesidad de meter mucho más talento ahí. Y eso lo conseguimos con educación de calidad, con muchas más personas con talento, en Europa y no fuera.

Por otro lado, el pasado mes de marzo lanzamos la European Skills Agenda, con el objetivo de fortalecer el desarrollo de habilidades. No se trata solo de mejorar las competencias para el mercado laboral o la economía; también son competencias para la democracia. Hay que entender que las personas necesitan estar formadas para distinguir entre noticias falsas y verdaderas, tener alfabetización mediática, comprender mejor el mundo en el que viven. La competencia de ciudadanía es la quinta competencia básica, además de la alfabetización, las matemáticas, la ciencia y las competencias digitales. Es decir, pensamiento crítico y razonamiento, para estar protegidos y, en última instancia, para apoyar la solidez del proyecto europeo.

¿Cree que los trabajadores de la Unión Europea tienen las competencias adecuadas que los sectores estratégicos requieren?

No las tienen. Siempre que hablo con empresas de cualquier sector, desde la construcción hasta la sanidad, pasando por TIC, todas dicen que no encuentran a suficiente gente. Y cuando la encuentran, que no tienen las competencias adecuadas. Hay una brecha que debemos cerrar. Podemos hacerlo de tres formas: primera, invertir en la formación de los trabajadores; segunda, ver como integramos a todos los colectivos que no están en el mercado laboral, como jóvenes, mujeres, población romaní…Y tercera, mirar también a la migración legal, por supuesto, y ver cómo podemos sumar ese talento al talento europeo. Eso es lo que pretendemos con el programa Choose Europe, que lanzamos el lunes en París, en el que invertimos 500 millones de euros en toda la UE durante los próximos dos años para atraer a Europa científicos brillantes, innovadores, doctorandos, junto con sus equipos.

¿Es una respuesta a las políticas de Donald Trump?

Es una respuesta a muchos científicos que están llamando desde universidades, también de EEUU, a universidades europeas diciendo: “Somos científicos, pero para innovar y hacer investigación necesitamos libertad. Libertad de pensamiento, libertad de investigación”. El progreso nace de la libertad para investigar. Así que Europa responde: si no tienes libertad académica en otros lugares, ven a Europa. Aquí es esencial. Pero también, como decía antes, Europa necesita reforzar su competitividad económica. No puede depender solo de productos y servicios desarrollados fuera, como ocurre ahora con lo digital o la inteligencia artificial. Eso no puede ser. Ser solo consumidor no es viable.

Una carencia clara es la baja participación de mujeres en profesiones STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). ¿Cómo piensa incentivar la diversidad de género y el interés de las niñas y chicas en estas profesiones?

Uno de los compromisos de la European Skills Agenda que he mencionado es atraer un millón de niñas y jóvenes a profesiones STEM en 2028. Invitamos a todos los estados miembros, universidades, a todo el ecosistema educativo, a unir fuerzas para lograrlo. Porque ahí está el recurso desaprovechado. Los resultados de los niños y niñas en matemáticas o ciencias son similares. El talento está ahí. Pero, por estereotipos, a partir de 4º, 5º o 6º curso, se las redirige hacia sectores “apropiados para mujeres” y no hacia ámbitos científicos o técnicos. Vamos a ofrecer herramientas, programas de mentoring [mentoreo], que son esenciales. Hoy mismo lo hablábamos con doctorandas en Barcelona: es importante llevar investigadoras a las escuelas primarias, para que actúen como referentes, que expliquen a niñas y profesoras qué hacen, cómo es su trabajo, qué les motiva y qué conocimientos necesitan. Es una cuestión de mentalidad.

Europa no puede depender solo de productos desarrollados fuera, ser solo consumidor no es viable

No puedo terminar sin preguntarle por los resultados electorales en Rumanía, su país.

Desgraciadamente, como comisaria y vicepresidenta de la Comisión, no puedo responderle.

De acuerdo. ¿Cómo cree que el auge del populismo y de partidos euroescépticos puede afectar a la remodelación de la UE y a los valores europeos, que es de lo que estamos hablando?

La verdad es que en toda Europa vemos cierto distanciamiento de algunos sectores de la población respecto al proyecto europeo. Está ocurriendo incluso entre jóvenes y población rural. Por eso decía que hay que enseñar más sobre la UE, sobre cómo tener herramientas para analizar críticamente la información que llega por las redes sociales. Por eso propusimos la quinta competencia básica, la de ciudadanía: para que en un mundo donde la gente —especialmente los jóvenes— está bombardeada con información fragmentada, procesada, sin contexto ni verificación, les demos herramientas para pensar críticamente y se pregunten: ¿esto es verdad o es falso? Así podemos combatir el extremismo y el populismo, por un lado, y por otro seguir ofreciendo políticas sociales. Soy comisaria de Derechos Sociales, también, y hay que ofrecer apoyo a quienes lo necesitan: gente que busca empleo, que es pobre aunque trabaja, que no puede permitirse alquilar cuando hace una movilidad Erasmus, o que no puede elegir una buena universidad en una gran ciudad porque no puede pagarse la vida allí. Para ellos, la UE debe dar respuestas más contundentes. A veces no es competencia de la UE, sino de los Estados, pero aun así podemos apoyar y facilitar la colaboración. Tiene que ser una respuesta doble. Hay que tener políticas de protección social sólidas, un escudo social fuerte.

Inversión y competitividad, sí, de acuerdo. Pero si al mismo tiempo dejas que circulen las fake news, que la gente sea manipulada, y no inviertes en educación, todo lo que haces en el mundo real puede anularse por la manipulación emocional, las impresiones y por la información falsa. Ambas cosas son imprescindibles.