Un informe de la institución monetaria destaca que «los trabajadores extranjeros han contribuido a ampliar la oferta [de trabajadores], aliviar la escasez de mano de obra e impulsar el crecimiento económico»
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El centro de análisis Funcas escogió que “la inmigración aportó el 84% del crecimiento de la población española” desde 2022 como “el dato del año”. Nuestro país roza los 50 millones de habitantes, con un aumento de 1,5 millones en los dos últimos años, de los que apenas 300.000 son nacionales, y 1,2 millones extranjeros, entre los que una mayoría se han incorporado al mercado laboral contribuyendo “a ampliar la oferta [de trabajadores], aliviar la escasez de mano de obra e impulsar el crecimiento económico”, según recoge un informe del Banco Central Europeo (BCE) publicado esta semana.
“La población extranjera ha pasado de representar el 11,6% de la población total al inicio del periodo considerado a suponer el 13,8%. Esta tendencia es relevante en tanto que ha sostenido el crecimiento de la economía y la creación de empleo, en especial en los sectores más afectados por la escasez de mano de obra”, coincide el equipo de expertos de Funcas.
“España está actualmente inmersa en una expansión económica y demográfica de características parecidas a la que había experimentado a principios del siglo. Ahora, igual que entonces, el crecimiento económico está siendo empujado por una mayor demanda de mano de obra, antes que una mayor productividad [medida como la relación entre PIB y empleo]. Igual ahora que entonces, esta expansión del mercado laboral sería inviable sin la incorporación de un elevado volumen de mano de obra inmigrante”, concluye otro estudio de marzo de este 2025 del centro de análisis Fedea.
En su informe, el equipo de economistas del BCE liderado por el español Óscar Arce, director general de Economía de la institución, contabiliza “la contribución de los trabajadores extranjeros al crecimiento del PIB”, realizando “una descomposición básica del crecimiento”, según explica. “En primer lugar, desglosamos el crecimiento trimestral del PIB en la contribución de la productividad laboral, la tasa de empleo y la tasa de crecimiento de la población en edad laboral. En segundo lugar, tanto la tasa de empleo como la tasa de crecimiento de la población en edad laboral se desglosan a su vez en la contribución respectiva de los trabajadores nacionales y extranjeros”, explica.
Así es la contribución de los extranjeros al crecimiento del PIB
Contribuciones al PIB en puntos porcentuales desde 2019 a 2024
Fuente: Banco Central Europeo
El resultado de este análisis apunta que los “trabajadores nacionales han aumentado sus tasas de empleo, lo que compensa parcialmente los efectos del estancamiento o la ligera disminución de la población en edad laboral” por la baja natalidad, y, por tanto, el envejecimiento de la población. “Además, en consonancia con su importante contribución al crecimiento general del empleo, los trabajadores extranjeros han contribuido sustancialmente al crecimiento de la actividad. El aumento de sus tasas de empleo [de los extranjeros], junto con el aumento de la migración, ha impulsado significativamente el PIB real”, prosiguen los expertos del BCE.
El ejercicio se basa en los datos las encuestas de población activa (EPA) de los socios del euro y las contabilidades nacionales de cada uno de ellos, y ofrece conclusiones de las principales economías, que se pueden observar en el segundo gráfico de esta información.
¿Y cómo ha sido el crecimiento en los principales países de la eurozona?
Contribuciones al PIB en puntos porcentuales desde 2019 a 2024
Fuente: Banco Central Europeo
La contribución de los inmigrantes al crecimiento del PIB es especialmente importante en España, la gran economía de la eurozona que más ha avanzado desde 2019 —un 7,5% en total, tras superar el shock de la pandemia y pese a los golpes del volcán de la Palma, la invasión rusa de Ucrania o la DANA— y donde el mercado laboral está estableciendo un récord tras otro de personas afiliadas a la Seguridad Social, hasta superar los 21,5 millones en abril.
“La abrumadora mayoría de estos nuevos trabajadores [extranjeros] es empleada en sectores donde prevalece la demanda de ocupaciones poco cualificadas, tales como producción agraria, construcción, hostelería y servicio doméstico”, incide el estudio de Fedea.
“La contribución positiva de los trabajadores extranjeros al crecimiento económico ha variado entre los países más grandes de la eurozona, lo que refleja factores específicos de cada país. Países con tasas de participación relativamente bajas, como Italia, han experimentado un aumento del crecimiento económico, impulsado por tasas de participación más altas de los nacionales”, comenta el informe del BCE. “En estos países, los trabajadores extranjeros no han contribuido sustancialmente al empleo ni, por lo tanto, al crecimiento de la actividad”.
“Mientras tanto, en países con altas tasas de participación que están experimentando un descenso de su población en edad de trabajar –como Alemania– los trabajadores extranjeros han ayudado a mitigar los efectos del envejecimiento de la población y la reducción de la fuerza laboral nacional”, añaden los economistas de la institución monetaria.
“En España, la afluencia de trabajadores extranjeros también ha contribuido significativamente al crecimiento económico, complementando la contribución positiva, aunque modesta, de la población nacional en edad laboral. Tanto en Francia como en los Países Bajos, la contribución de los trabajadores extranjeros ha sido notable, aunque, en términos relativos, menor que en Alemania y España”, continúa el equipo de análisis que lidera Óscar Arce.
Menos sobrecualificación de los trabajadores extranjeros
“A pesar del rápido aumento del número de trabajadores extranjeros, su tasa de desempleo de hecho ha disminuido desde la pandemia de COVID-19. ¿Cómo podemos explicar esto? Un factor a considerar es su nivel educativo, que ha mejorado notablemente junto con el de los trabajadores nacionales”, reflexiona el informe del BCE.
En ambos grupos, la proporción de trabajadores con educación superior ha aumentado. Si bien los trabajadores extranjeros siguen estando sobrerrepresentados en ocupaciones de baja cualificación, su proporción en ocupaciones de alta cualificación ha aumentado en el conjunto de la eurozona, y también en España.
En el mismo sentido, se puede comprender al analizar el desajuste de competencias. Se trata de una situación en la que un trabajador posee un título que potencialmente lo cualifica para ocupar puestos mejor remunerados. Si bien sigue siendo muy alta, la tasa de sobrecualificación de los trabajadores extranjeros ha disminuido desde 2019.
“Al mismo tiempo, los trabajadores extranjeros siguen teniendo una mayor probabilidad de tener un contrato laboral temporal. Esto podría reflejar la naturaleza temporal de sus empleos y posiblemente indicar mayores dificultades para conseguir un empleo permanente”, resalta el BCE.
“A pesar de las mejoras, aún existe un amplio margen para alinear mejor las cualificaciones de los trabajadores extranjeros con los requisitos laborales. Esto mejoraría su estabilidad laboral y reforzaría su contribución al crecimiento de la productividad”, insiste.
El crecimiento habría sido mucho más lento sin la presencia de trabajadores extranjeros
“La afluencia de trabajadores extranjeros en los últimos años ha propiciado un sólido crecimiento de la fuerza laboral de la eurozona, lo que ha compensado en parte las tendencias demográficas negativas. La contribución de los trabajadores extranjeros se refleja cada vez más en el crecimiento del PIB, gracias tanto a su creciente número como a las mayores tasas de participación. Este efecto positivo es evidente en todos los países, aunque en distintos grados. En algunas de las economías más grandes, no es exagerado concluir que el crecimiento habría sido mucho más lento sin la presencia de trabajadores extranjeros”, finaliza el análisis de la institución que preside Christine Lagarde.
Importancia en los sectores relacionados con los cuidados
El estudio de Fedea es más fino respecto a España y destaca algunos factores positivos de la intensa llegada de inmigrantes y de su incorporación al mercado laboral. Por ejemplo, “el cada vez más acusado envejecimiento de la sociedad (tan sólo en los últimos cinco años, España ha perdido casi un millón de trabajadores por jubilación) aumentará previsiblemente la demanda de mano de obra en servicios de atención a dependientes, más resilientes a las fluctuaciones coyunturales [en las crisis] que otros sectores con alta proporción de empleados de origen inmigrante”.
“Ello podría amortiguar el impacto de futuras crisis tanto sobre el propio empleo inmigrante (como ya ocurrió en Italia durante la crisis anterior), como sobre la opinión pública referente a él”, prosigue este informe.
“En términos más generales, el hecho de que en España los inmigrantes no son por lo general dependientes del Estado de bienestar, sino que contribuyen a su mantenimiento a cambio de salarios relativamente bajos, podría influir positivamente sobre su percepción en la opinión pública y alejar el espectro de actitudes tendientes al rechazo”, acentúa este centro de análisis.
Por último, la composición sociodemográfica de la población inmigrante (con porcentajes altos de jóvenes originarios de Latinoamérica y con nivel educativo medio-alto) presenta “una singularidad entre los principales países europeos de inmigración en cuanto a facilidades de comunicación y cercanía cultural, características que influyen positivamente tanto en su incorporación al mercado laboral como en su imagen pública”.