Vigo, Bilbao o Valencia destacan en el Happy City Index 2024, que mide la calidad de vida real
¿Somos más felices a medida que envejecemos?
¿Qué hace que una ciudad sea feliz? ¿El buen tiempo? ¿Las oportunidades laborales? ¿La facilidad para desplazarse? La felicidad urbana es mucho más que un estado de ánimo colectivo: es un indicador medible que tiene en cuenta factores económicos, sociales, medioambientales y políticos.
En esa línea, desde hace años el Happy City Index, elaborado por el Instituto de Calidad de Vida de Londres, clasifica a cientos de ciudades del mundo en función de su capacidad para proporcionar bienestar real a sus ciudadanos.
Y no, no basta con una sonrisa en la calle o con que haya terrazas al sol. La felicidad se calcula a través de indicadores concretos: desde la implicación política de los vecinos hasta el acceso a la cultura, la vivienda o la tecnología.
También se mide la eficiencia de las políticas públicas, la movilidad urbana, la innovación, la inclusión y la conexión con la naturaleza. Todo, con un enfoque: que las soluciones no se queden en el discurso, sino que se apliquen de verdad.
¿Cómo se mide la felicidad de una ciudad?
Para poder elaborar su ranking, el Happy City Index agrupa ciudades por categorías (oro, plata, bronce), según la implementación efectiva de políticas de bienestar, la calidad de vida en datos reales y la satisfacción de los ciudadanos.
Se tienen en cuenta variables como:
Acceso a servicios públicos
Economía local y empleo digno
Oferta cultural y participación ciudadana
Políticas inclusivas y sostenibles
Movilidad urbana accesible y eficiente
Entorno natural y espacios verdes
Educación, salud y tecnología
En definitiva, no mide lo que una ciudad promete, sino lo que consigue.
Vigo y Bilbao, las ciudades más felices de España según el índice
En la categoría plata del Happy City Index 2024 —reservada a ciudades especialmente comprometidas con la mejora del bienestar urbano— aparecen dos ciudades españolas: Vigo (puesto 58) y Bilbao (puesto 59).
Vigo, en Galicia, destaca por su acceso a la cultura, el uso de nuevas tecnologías y una economía robusta, con uno de los PIB más elevados por habitante de la comunidad. Pese a no tener el mejor clima, sus políticas públicas, el dinamismo económico y la calidad de los servicios la posicionan como un ejemplo de ciudad habitable.
Por su parte, Bilbao ha logrado reinventarse en las últimas décadas. El estudio destaca la implicación activa de sus ciudadanos en las decisiones políticas, así como la apuesta de la ciudad por la cultura y la regeneración urbana. De ser una urbe industrial a un referente de ciudad pensada para las personas.
Las otras cinco ciudades españolas que también aprueban en felicidad
En la categoría bronce, que incluye a las ciudades que caminan en la dirección correcta, pero aún tienen margen de mejora, encontramos otras cinco urbes españolas:
Valencia (puesto 106): su tamaño medio, el mar y el buen clima no son los únicos factores. También destaca por su apuesta por la movilidad sostenible y los espacios verdes urbanos.
Barcelona (puesto 139): a pesar de los retos derivados del turismo masivo, sigue destacando en cultura, urbanismo e innovación.
Zaragoza (puesto 165): valora la calidad de sus servicios públicos y su conexión con la naturaleza, con varios parques urbanos que han ganado premios europeos.
Madrid (puesto 192): sufre por su tamaño y desigualdades internas, pero sigue ofreciendo oportunidades económicas, culturales y educativas.
Málaga (puesto 216) y Las Palmas de Gran Canaria (puesto 242): ambas ciudades aportan calidad de vida y clima, pero deben mejorar en sostenibilidad y accesibilidad social.
¿Y tú? ¿Vives en una ciudad feliz?
Aunque la felicidad es una experiencia subjetiva, vivir en un entorno pensado para facilitar la vida diaria mejora notablemente el bienestar emocional. La clasificación del Happy City Index no solo premia a las ciudades que hacen bien las cosas, sino que también sirve de guía para detectar lo que funciona y lo que aún está por hacer.
En un país como España, donde la diversidad geográfica y cultural se traslada también al modelo urbano, la felicidad se construye ciudad a ciudad, barrio a barrio y política a política. Porque, como demuestra este informe, no basta con tener sol: hay que saber aprovecharlo para que todos puedan vivir mejor.