Mi sexto Papa

La elección de León XIV ha cabreado a la gente correcta. De Santiago Abascal a Steve Bannon, de los MAGAs a los sodalicios de vida cristiana. Además hasta le han llamado marxista por pedir la paz. Todo son buenas señales

León XIV será mi sexto Papa. No resulta del todo improbable que pueda acabar siendo el último. Quizás por eso me lo tomo con calma. Sin una necesidad imperiosa de ponerme a buscar en su cuenta de X para ver si sale un tuit que le cancele para lo que le pueda quedar de papado. Tras ver pasar a tantos sucesores de Pedro uno ha aprendido que el papado imprime carácter y siempre se trata de cómo acaban, no de cómo empiezan.

Que hace una década a un obispo peruano de más de 50 años le pareciera demasiado benigna la forma en que se representaba en la televisión a las familias con padres del mismo sexo resulta tan revelador como recordar que también se lo pareció a buena parte de la población católica y la opinión publicada. Los tiempos ha cambiado. Puede que León XIV también. Aún no tengo una opinión formada.

Sí tengo, en cambio, una impresión. Simplemente con su elección ha cabreado a la gente correcta. De Santiago Abascal a Steve Bannon, de los MAGAs a los sodalicios de vida cristiana. Además, hasta le han llamado marxista por pedir la paz. Todo son buenas señales. En un mundo donde la suerte de tantas personas, colectivos, orígenes, identidades y culturas parece venir marcada por el pánico que provoca a derecha e izquierda el supuesto valor electoral atribuido a los discursos de la extrema derecha, verla tan agitada supone un alivio puede que pasajero, pero no menor.

Robert Francis Prevost Martínez encontró el tiempo para redactar en un voluminoso cuaderno su primera alocución a los fieles en la plaza del Vaticano. Sólo improvisó las palabras en español para sus amigos y fieles en su diócesis de Chiclayo, Perú. Seguramente hace tiempo que tenía decidido presentarse al mundo recuperando la estética y la mística tradicional. No ha llegado al trono papal por casualidad. Sabe bien lo que se hace.

Nacido en el mundo rico, llega a la sede papal desde el extrarradio elegido por más de cien votos en un cónclave lleno de cardenales que también proceden del extrarradio de la cristiandad. La rapidez inesperada con la cual logró tantos apoyos necesarios habla de una iglesia mucho más convencida del rumbo que debe mantener y menos dividida de cuanto la minoría ultra pretendía hacer creer. El nuevo Papa les enoja, pero aún les exaspera más constatar que no suman tanto como pensaban.

El compañero más querido, secretario y confesor de san Francisco de Asís fue León de Asís. Quién sabe si, además de la preocupación por la rerum novarum de la revolución industrial de la inteligencia artificial, le tenía en mente durante la elección de su nombre como Papa; igual que tuvo muy presente en sus palabras a su antecesor. Francisco y León, León y Francisco. El tiempo dirá.